Crecí Viajando

Vivir, Trabajar y Viajar por Europa sin pasaporte europeo

Mi experiencia con la visa Working Holiday en Dublín, Irlanda: parte II

 

Aún gozaba del subsidio del gobierno de Irlanda para quienes se vieron afectados por las restricciones debido a la pandemia. Beneficio económico poco usual para quienes nomadeamos gracias a las Visas Working Holiday.

Por semanas mi círculo social estuvo muy limitado. ¿Qué podés hacer durante el confinamiento si estás conviviendo con 3 irlandeses? Tomar cerveza! No me gusta la cerveza pero… cómo me voy a negar a probar la famosa Guinness?! Más si podés disfrutar de un día soleado en tu jardín! Así eran mis fines de semana durante el decimocuarto (o vaya a saber cuantos tuvimos!) confinamiento en Irlanda. Con mis housemates disfrutabamos del “calor” del sol, que no suele pasar en Irlanda, y tomábamos Guinness mientras pasamos un buen rato en el jardín de casa. 

 

Recuerdo del día que probé la Guinness por primera vez. Foto: Cinthia @creciviajando

Pero como dice el dicho: “lo bueno dura poco”… o en mi caso, un poco más de 3 meses!

 

Elyse, la extensión de mi cuerpo

Francia fue el único país en cual viví gracias a la Visa Working Holiday y no anduve en bici. Pues… te la regalo andar pedaleando por los alpes franceses! Pero volvamos a Irlanda, por eso me estás leyendo. (Pero…si querés leer mi experiencia viviendo en los alpes franceses, podés hacer click acá.)

Recapitulando: ya había conseguido el hogar donde pensaba quedarme un rato largo, ya había cumplido el sueño de ser planera europea (mentira, las cosas se dieron así), mi puesto de trabajo estaba esperándome en cuanto se levantaran las restricciones de la pandemia, la primavera estaba llegando… era el  momento de comprarme una bici!

Creí que sería una tarea fácil pero me tomó 2 meses conseguir una bici que cumpliera con todos los (mis) requisitos. Encontrar a Elyse, bautizada así de fábrica, en una página web de segunda mano fue una de las mejores cosas que me pasaron en Irlanda! ¡No es joda! La bici tenía todo lo que quería y necesitaba para trasladarme al infinito y más allá (bueno, lo de infinito está de más, lo sé).

Si bien Dublín tiene muchas bicisendas, la verdad que da un poco de miedo de pedalear por la ciudad. Bueno… hasta que te acostumbras! Con Elyse iba a todos lados. ¡Hasta recorrí con ella parte de Irlanda del Norte! Aunque esa historia la contaré más adelante.

Elysse se iba transformado en una extensión de mi cuerpo. Era capaz de dejar mi celular en casa pero Elyse venía conmigo a donde fuese. Con ella recorrí cada rincón de Dublín, iba en bici a la costa, los parques, las playas, al supermercado aprovechando que podía llevar las compras con el canasto de adelante y el portaequipaje. Elyse fue mi compañera fiel durante casi toda mi estadía en Irlanda.

Elyse, mi fiel compañera durante mi estadía en Irlanda. Foto: Cinthia @creciviajando



Pascuas en Dublín

En los días que Elyse llegó a mi vida, Pascuas estaba a la vuelta de la esquina. Para mí, Pascuas es sinónimo de comer huevos chocolate durante todo el día! Pero pasar Pascuas en Irlanda fue una experiencia única

Inesperadamente, me encontré con varias casas con decoraciones relacionadas con Pascuas. Había desde decoraciones tanto caseras como sofisticadas! La que más me había llamado la atención era un camino para encontrar los huevos de Pascuas. Me encanta que por festividad haya decoraciones por doquier…ya sea Halloween, Navidad, San Patricio o Pascuas!

Estaba disfrutando de mi nueva rutina con mis housemates cuando a los pocos días de Pascuas me dieron la noticia de que dos de ellos se mudaban en una semana! Si bien nos íbamos a seguir viendo, sentí que se terminaba una etapa, una linda etapa. 

Estaba viviendo algo que no busqué ni creí encontrar: convivir con irlandeses y darme cuenta que los rumores son ciertos: son un amor! Así que es muy fácil caer en la trampa y encariñarme muy rápido con ellos! Mientras estuve en Irlanda no paraba de decir que me llevaría conmigo algún irlandés. Cuando se lo comenté a mis housemates, una de ellas me dijo: “¡Llevame a mi! ¡Yo también quiero viajar!”


 

 

Claddagh, el símbolo del amor en Irlanda

Si bien no me llevé a ningún irlandés conmigo, de alguna manera, parte de Irlanda me acompaña a diario!

Cuando mis housemates dijeron que se mudaban, estaba feliz por ellos pero al mismo tiempo me puse tan triste que casi lloré en ese mismo momento. El cambio se empezó a notar muy rápido, literalmente! Porque a los pocos días de que se fueron, comenzaron las renovaciones en la casa para recibir nuevos inquilinos. 

Las renovaciones me contagiaron las ganas de hacer una limpieza profunda del jardín, pues…Cenicienta de alma. Como resultado, me encontré con 13 bolsas de botellas y latas, las cuales las llevé, con Elysse, a los contenedores de reciclaje. Lo mismo hice con nuestros contenedores ya que quería separar los residuos y me encontré con más botellas y latas, entre otras cosas. 

Jugar a la Cenicienta me pareció tan divertido que lo compartí por mi cuenta en Instagram @creciviajando. ¿Quien lo vio? Mi ex housemate, quien estaba avergonzada de que haya encontrado todas esas botellas y latas. Yo le dije que para mí era como ir a Disneyland, ese día me divertí limpiando el jardín. Digamos que fue como una limpieza de primavera. Aun así, cuando hablamos del tema, me confesó que pronto me llegaría un paquete con un regalo. 

Ese regalo era una manera de expresar que estaba contenta de habernos conocido y convivido. Ella, su pareja y su primo, quienes eran las 3 personas con las que conviví por un par de meses, me dijeron que había sido su mejor housemate! También me había confesado que le había caído tan bien desde el primer momento que estuvo esperando durante una semana para que acepte mudarme con ellos. En ese momento me costó creer lo que escuchaba pero como diría una amiga: fue como un mimo al alma. Ese mimo tiene forma de Claddagh

El símbolo de Claddagh es una tradición irlandesa, se relaciona con el amor y la amistad. De hecho, el símbolo se compone de: el corazón (representando el amor), dos manos que lo sujetan (representando la amistad) y  una corona arriba de él (representando la lealtad). Se usa como anillo de compromiso o de matrimonio pero también como símbolo de amistad. 

El día que me lo contó creo que estaba tan emoción porque representaba una tradición irlandesa que no me di cuenta de lo que representaba el regalo en sí. Así que cuando lo recibí, tuve que googlear el significado nuevamente. Pero más allá de lo que representa, para mí es un recuerdo de todo lo vivido en Irlanda y lo llevo puesto todos los días.  

 

Collar de Claddagh. Foto: @creciviajando

Crecí Viajando empieza a crecer

Durante mis semanas de “planera europea” pude dedicarme a este espacio y dar el paso de ofrecer servicios como asesorías personalizadas, ya sea para las Visas Working Holiday como para la declaración de impuestos de Suecia

 

Algo que se me ocurrió durante la pandemia como un regalo para mis seguidores para festejar el primer año de Crecí Viajando, se transformó en un servicio! Si querés que te asesore para tu próxima Visa Working Holiday, hacé click aquí.

 

Ofrecer asesorías personalizadas me permitió conocer las historias de mis seguidores y disfrutar de poder asistirlos desde la experiencia y los conocimientos que adquirí, hasta ese momento, en los últimos 5 años siendo nómada en Europa. Cuando empecé a compartir mi experiencia en este espacio, jamás creí que podría llegar a brindar servicios de este estilo y lo mejor de todo, de disfrutarlo!

¡Había un gran factor que hacía esto posible: la amplia disponibilidad! Había estado por semanas dedicándome exclusivamente a Crecí Viajando, ya sea haciendo capacitaciones, creando contenido, respondiendo preguntas, brindando asesorías! En un momento, llegué a sentirme una nómada digital. Pero todo lo bueno termina (temporalmente) y llegó el día en que se levantaron las restricciones para la hostelería en Irlanda y volví a trabajar.


 

 

Volver a trabajar

Luego de varias semanas sin trabajar (aunque debería haber trabajado al menos una vez cada 2 semanas), volví a la labor hotelera.

Cuando empezaron las restricciones nos dijeron que trabajaríamos cada dos semanas y recibiríamos un subsidio además del pago por las horas trabajadas. Esto, si mal no recuerdo era porque cada 2 semanas había modificaciones en las restricciones en Irlanda. Aún así, pasé de no tener horarios a desaparecer de la planilla de horarios. Me habían echado? ¿Se había terminado mi contrato y no me había dado cuenta? Pero…fuese como fuese, aún recibía el subsidio del gobierno (el cual no podría acceder si no tenía un contrato de trabajo). Algo raro pasaba. Si bien disfruté de varias semanas como “planera europea”, confieso que la situación me intrigaba. Hasta que “magicamente” volví a trabajar y desvelé el misterio! 

Cuando me renovaron el contrato, me ofrecieron trabajar en servicio a la habitación ya que era la única opción por el cierre de los restaurantes debido al nuevo confinamiento. Pero al momento de asignar los horarios, me confundieron con una española que había vuelto a España por unas semanas. Entonces, me sacaron de la planilla de horarios que estaba en un Excel. Como al armar los horarios copiaban la planilla de la semana anterior, jamás se dieron cuenta de que no tenía horarios. Y así fue como un simple error me permitió estar sin trabajar y cobrar el subsidio por más de 3 meses!

Admito que extrañaba trabajar o mejor dicho, estar en contacto con gente. Aunque, con el paso del tiempo empecé a sentir que estaba mucho mejor como “planera europea”. Bueno, ¿quién no?

Debido a que me habían pasado al servicio a la habitación durante el confinamiento, pedí volver al restaurante, ya que ahí podía aprovechar para practicar mis conocimientos como barista.

Afortunadamente, fue muy sencillo volver aunque el puesto de barista estaba ocupado, las cosas se fueron acomodando a mi favor

La barista principal pidió cambiar de puesto, su reemplazo renunció y así es como me quedé con el puesto. Pero mi jefe tenía sus dudas y me preguntó cómo hacía los cafés. Le contesté: Sinceramente, todos son Flat White! Pero le dije que quería mejorar como barista. (¿Qué mejor que preparar un promedio de 200 cafés por día?!) Muchos de mis compañeros aspiraban a tener una carrera, incluso algunas de mis compañeras eran estudiantes de hostelería. Yo sólo quería ser barista. Con el transcurso de las semanas, aprendí un montón! La mayor excusa era prepararle café a mis compas cuando llegaban al trabajo. Cada vez que empezaban su turno les daba a elegir de un cartel con los distintos tipos de cafés que existen. Así me la pasé el verano, haciendo café todos los días! Yo estaba encantada con mi nuevo hobby. 

Había pasado mucho tiempo desde que el cuerpo no me pasaba factura por el (¿exceso?) trabajo físico. La última vez había sido trabajando en los Alpes en Francia. Cada vez que volvía a casa, me dolían los pies y las piernas. Si bien tenía que usar calzado con tacos (a duras penas duré una semana), mis compañeras me recomendaron usar calzado plano. Pero en donde trabajaba no se permitía usar zapatillas. Por lo tanto, por primera vez usaba chatitas para trabajar. Para mí, más allá del cansancio por estar parada tanto tiempo, el calzado fue un gran factor. 

Más allá del cansancio físico, no quería repetir lo que me había pasado en Dinamarca, trabajar sin descanso y no hacer lo que había planeado: viajar! 

Quería viajar pero después de la pandemia realmente no confíaba en la “reapertura” de Europa, entonces decidí viajar por Irlanda, ya que también tenía ganas de recorrer varios lugares de la isla Esmeralda! ¿Qué mejor que hacerlo mientras estoy viviendo en Dublín!?

 

Primera parada: Waterford

Al pensar en destinos para visitar, quise ir a algún lugar donde pueda recorrer en bici. La mejor opción que encontré fue Waterford Greenway, un recorrido de 46 kms al sudeste de Irlanda. Así que pedí el fin de semana libre en el trabajo y me fui con Elyse para Waterford

Como planifiqué el viaje casi a último momento y aún no estaba segura de volver a hospedarme en un hostel como solía hacer previo a la pandemia. Decidí reservar un Airbnb cerca de Waterford, a unos pocos kilómetros cruzando el río. Era cuestión de tomar un bus hasta Waterford y luego cruzar en ferry hasta mi destino. Easy peasy! Pues no!

Al llegar a Waterford me tomé un bus hasta el Passage East. Al llegar al puerto había un cartel diciendo que ese día no habría ferries. Las cosas no habían empezado como había pensado, pues…la vida misma! Llamé a mi anfitriona comentando lo sucedido. Estaba a menos de 2 kms de mi alojamiento pero tenía que nadar para llegar ahí ya que no había buses para poder cruzar. Por suerte, ella se ofreció (la verdad creo que no había otra opción) pasarme a buscar. 

Comenzando un poco con el pie izquierdo, he de decir que el Airbnb era muy lindo y a pesar de ser temporada alta, no compartí mi habitación ni el baño. Al día siguiente, desayuné y mi anfitriona se ofreció llevarme hasta el punto de partida del circuito en bici en Waterford

Decidí madrugar para  comenzar bien temprano el recorrido para disfrutar más y parar las veces que quisiese. No me arrepentí en ningún momento de haber madrugado, valió la pena! Todo el recorrido está rodeado de árboles y pasajes que te dan la sensación de estar dentro de una pintura! Llegar a la costa de Dungarvan fue lo más gratificante del día! 

Al día siguiente, quise que mis seguidores me acompañen de alguna manera en este mini viaje. Así que fue la primera vez que hice un vivo desde mi cuenta de Instagram @creciviajando fuera de Dublín.

Después de este viaje quise subir la apuesta y me propuse recorrer pedaleando la costa irlandesa. 



Cruzar a Irlanda del Norte desde Irlanda

Hablando con mis housemates, me comentaron que a pesar del Brexit, se puede cruzar de Irlanda a Irlanda del Norte como si nada ya que provisoriamente no hay control fronterizo. Me dio curiosidad y quise vivir la experiencia. 

Así que me tomé un bus a Belfast, llevándome conmigo a Elyse. Mi plan era cumplir uno de mis sueños desde 2017: viajar en bici! 

En el 2017, recorrí Italia de norte a sur durante 2 meses. Estando en Lago di Garda alquilé una bici para pasear por la costa. Pedaleé durante todo el día unos 70 kms entre ida y vuelta, desde Peschiera del Garda hasta Desenzano del Garda. Me encantó tanto la experiencia que me imaginé en algún momento hacer un viaje por Europa en bici.

 

Cumplir el sueño de viajar en bici

Después de 4 años el momento se había dado. Llegué a Belfast y el simple hecho de bajar del bus, agarrar a Elyse y pedalear al hostel, llegando a las 10 minutos, fue un placer. Esa sensación de aventura pero al mismo tiempo de cotidianidad, sentirse en casa, aunque no estés en casa. Para mi, la bici es como una extensión de mi cuerpo porque me ayuda a llegar a donde mis piernas por si solas no pueden. Pero el mayor desafío llegó al día siguiente, cuando el verdadero viaje en bici empezaría…

Tomé un tren hasta Ballymena, el punto más cercano que podía encontrar para mi primer destino de la ruta costera de Giant’s Causeway. Según Google maps, en un poco más de 1 hora y media recorrería 30 kms y llegaría al B&B que me permitiría descansar después de viajar todo el día. Ja! Ingenua! Después de todas las veces que Google Maps me vendió manzanas podridas ¿Por qué creerle? Porque una se olvida de las veces que se perdió siguiendo las instrucciones de Google. En fin… 

Después de más de 3 horas de pedalear, tratando de memorizar la ruta porque la batería del celular se iba agotando a una velocidad alarmante, llegué aliviada pero totalmente agotada a un B&B en Glenariff! Durante todo el trayecto, me cuestioné la decisión que había tomado. ¿Sobreviviría los próximos días viajando en bici? Suena muy dramático pero… en ese momento mi idea romántica de viajar en bici no era más que un error y aún el verdadero recorrido no había empezado!

No entendía como había sido tan ingenua de creer que era posible pedalear con una mochila de unos sospechosos 10 kilos. ¿En que momento mi cabeza se olvidó de las pendientes super empinadas que caracterizan a Irlanda?! La sufrí y mucho! Pero… esas colinas (aunque las sentí como montañas)  me regalaron las mejores vistas de la costa! ¡No podía creer lo que mis ojos veían! Ese día entendí porque Irlanda es considerada la isla Esmeralda! Esos verdes…ese verde pasto que te hace olvidar las auto-puteadas del camino. A pesar del cansancio por cada kilómetro recorrido pude apreciar cada oveja pintada que me cruzaba, cada mate, cada parada, como si me hubieran inyectado adrenalina! 

 

Cansada pero feliz de viajar por la costa de Irlanda del Norte. Foto: Cinthia de Crecí Viajando


El paisaje hizo que los inconvenientes en el viaje parezcan más chiquitos y volvía a sentirme viva de nuevo! 
Más cuando me animé a pedalear en la niebla, bajo la lluvia y en plena ruta con camiones que  pasaban tan rápido que Elyse se desbalanceaba!   

Mi mini aventura duró sólo 4 días, donde pedaleé unos, a veces sufridos, 80 kms (según Google Maps – no sabemos si creerle) pero, al mismo tiempo, había hecho el viaje que tanto quise hacer desde hace 4 años! Aunque había estado envuelta con los sentimientos encontrados. En fin… La vida misma!

En este viaje aprendí que si quería volver a recorrer la costa irlandesa en bici, lo haría en bici eléctrica.

 

Esmeralda, la hermana de Tenazas

Ya había cumplido el sueño de viajar en bici. Pero en Irlanda también cumplí el sueño de tener una pequeña huerta o un intento de huerta. 

 

En Suecia había sido la primera vez que intenté tener una huerta. Me gustó tanto tener mis propias plantas que llegué a encariñarme con la albahaca que no paraba de crecer, Tenazas. Así que decidí que cuando me quedé en un lugar fijo por un par de meses, volvería a tener mi pequeña huerta. 

 

Hablando con mi housemate sobre tener una huerta en nuestro jardín. Me dio luz verde para usarlo para plantar lo que quisiera!

 

Así que aproveché que en marzo los supermercados venden una gran variedad de semillas y plantas. Así es como Esmeralda, una albahaca, llegó a casa.

 

Pasaron los días, las semanas y los meses y Esmeralda no paraba de crecer! Cuando le salieron flores, me dijeron que eso era señal de que se estaba por morir. Ya me había encariñado con la planta que  sólo le sacaba las hojas más grandes para decorar pizzas caseras. Lejos de morirse, Esmeralda seguía creciendo a pasos agigantados, a tal punto de superar el metro de altura!

 

 

 

 

Mi planta favorita: Esmeralda. Foto: Cinthia de Crecí Viajando.

Mi tiempo en Irlanda se estaba agotando así que les pedí a mis housemates que cuando me fuera de la casa, que por favor la cuiden. Dijeron que harían el intento pero que no prometían nada.



Acoso, abuso y discriminación en uno de los mejores hoteles en Irlanda

Creí que trabajar en uno de los más lujosos hoteles en Irlanda sería una muy buena experiencia laboral pero lejos estuvo de ser así. Si bien adquirí mucho conocimiento en el rubro hotelero y tuve ciertos beneficios como empleada, dejó mucho que desear en cuanto a como se han manejado sobre las denuncias que hice debido al abuso, acoso y discriminación por parte de pares y superiores. Una sabe que las empresas suelen declarar que no toleran ni permiten comportamientos racistas ni discriminatorios por el motivo que sea. Aun así, mi experiencia fue muy distinta

Mientras viví en Dinamarca, Francia, Alemania y Suecia, gracias a las Visas Working Holiday, tuve situaciones de acoso laboral o discriminación. Aun así, era la primera vez que era victima de abuso, acoso y discriminación en un mismo lugar de trabajo.

Me enorgullece haber tenido la valentía de denunciar cada situación, aunque las consecuencias no fueron las que se esperan. Recuerdo incluso hablarlo con amigas en ese momento y confesarles que no creía que se hiciese nada para cambiar la situación pero eso no me detendría para expresar lo que me estaba pasando

Desgraciadamente, a los pocos días de empezar a trabajar tuve mi primer caso de acoso laboral por parte de una de mis compañeras. La situación se me hizo tan insoportable que terminé llorando. Mis superiores me dijeron que fuese a tomar algo para poder calmarme y tendrían una reunión con ella. Como resultado de esa reunión, la persona en cuestión se disculpó. Pero fueron de esas disculpas que no se sienten, solo se dicen para salir del paso. Irónicamente, al poco tiempo, esa persona fue ascendida a supervisora. Y como si fuese poco, a mí me transfirieron al mismo departamento de ella. En cuanto pude, pedí volver al restaurante ya que no quería ni imaginar lo que podría llegar a ser mis días teniendo como mi supervisora a alguien que me acosó laboralmente.

A las pocas semanas, uno de mis compañeros empezó a insinuarse pero le dejé en claro que no tenía ningún interés en él. Nunca más me habló, lo cual agradecí ya que la situación me incomodaba. Lo que no pude comprender fue lo que pasó a los pocos días de volver a trabajar en la reapertura de la actividad hotelera. 

Un día, esta persona tiró una bandeja de casi un metro (si, existen!) con vajilla, vasos y copas de vidrios en mi sector de trabajo. Cuando se lo comenté a mi superior, él no dijo nada y simplemente levantó la vajilla rota. Me pareció que era necesario reportar este tipo de comportamiento violento y hablé con Recursos Humanos sobre este asunto. Como resultado, tuvieron una reunión con él y le dijeron que debía disculparse por lo que había hecho. Hasta mi último día de trabajo jamás recibí disculpas sobre lo sucedido. 

Durante el mismo periodo, fui víctima de racismo por parte de uno de mis compañeros y una de mis supervisoras. Aunque casi todo el personal fue testigo de estas situaciones, todos normalizaron la situación. Si bien hubo una reunión con mi supervisora pero no sucedió lo mismo con mi compañero. Aunque los comentarios sobre mi país de origen cesaron, no fue así con respecto a mi color de piel. 



Señor, acepte mi renuncia y déjeme ir!

Teniendo en cuenta todas estas situaciones, no veía la hora de simplemente renunciar y dedicarme a viajar el tiempo que me quedaba en Irlanda! Pero incluso pedirme vacaciones y renunciar fue complicado.

Mientras trabajé en uno de los más lujosos hoteles en Irlanda, fue complicado combinar días libres para hacer mini viajes por el país. Pero había decidido que mis últimas semanas en Irlanda en vez de trabajar,  viajaría todo lo que no había podido

Había planificado todo: mis vacaciones, mi renuncia y el recorrido que haría para despedirme de Irlanda. Pero todo casi se va por la borda cuando mi superior se negó a aprobarme mis vacaciones. Pero logré hablar con su jefe, que siempre le había caído muy bien, y me las aprobaron. Pero lo que jamás creí es que no aceptasen mi renuncia!

Para mí, siempre había estado más que claro que no le agradaba a mi jefe. La manera en la que me había tratado durante mi tiempo trabajando bajo su supervisión me hicieron creer que estaría contento al recibir mi renuncia pero no, me demostró que no me la haría fácil. 

Lo que más me sorprendió, fue que trató de convencerme de quedarme en el hotel con una visa de trabajo! Confieso que me sentí un poco halagada pero sabía que no quería quedarme trabajando ahí. Además que en ese momento, no había posibilidades de quedarse en Irlanda con una visa de trabajo siendo una simple barista/camarera.   

Afortunadamente, pude nuevamente solucionar este inconveniente con el jefe de mi jefe. Le expliqué mi situación: había hecho todo en los tiempos estipulados para renunciar y lo más importante, mi Visa Working Holiday estaba llegando a su fin. Al igual que mi jefe directo, trató de convencerme en aplicar a una visa de trabajo para quedarme trabajando en el hotel. Pero le expliqué que no era posible. Así que aceptó mi renuncia y finalmente pude relajarme para poder preparar mi viaje despedida por Irlanda!

 

Puse un pie en el tren y todo dió un giro de 180 grados!

Por meses iba  al trabajo bicicleteando durante la madrugada. Pasaba por las calles sucias de Portobello, con las gaviotas tratando de comer los restos de comida derramados por doquier. Pero para mi último día de trabajo hubo una gran diferencia: Elyse se quedaría en casa. Ese día pensaba ir al trabajo con mi mochila de mochilera. En cuanto saliese del trabajo, me iría directo a tomar el tren a Sligo! Y así darle comienzo a mis últimos días en Irlanda o eso creía…

Mientras subía al tren, escuché el audio de una amiga que me decía: “Cinthia, supongo que te vas a quedar un tiempo más en Irlanda porque el gobierno anoche acaba de extender todas las visas hasta el año que viene.” QUE?? CÓMO?? CUÁNDO?? DÓNDE??

La noche anterior apenas usé mi celular. Me la pasé convirtiendo a Esmeralda en pesto. Dejando mis plantas en la cocina de mi casa con la mayor cantidad de agua posible (en la base, sino las ahogo) por sí mis housemates se olvidaban de regarlas. Les separé toda la comida que me sobraba y acto seguido, disfrutamos de mi última noche en casa. Ya había dejado todo separado y empacado. Lo que menos se me ocurrió fue revisar la página del gobierno irlandés. Ya lo había hecho cuando estaba luchando para que me acepten la renuncia en mi trabajo. 

Reconozco que la noticia me desestabilizó y mucho! Todo el tramo en tren entre Dublín y Sligo, me la pasé leyendo una y otra vez la noticia porque no podía creer que fuese cierto!

Y ahora, ¿qué hago? En las últimas semanas estaba buscando trabajo en Svalbard, mi próximo destino. Y ahora estaba por empezar mis vacaciones pero con esta nueva oportunidad ¿qué debía hacer? 

 

¿Vacaciones o viaje de despedida?

Antes de decidir que hacer respecto a la posibilidad de quedarme en Irlanda, me permití pensar por unos días sobre la situación mientras disfrutaba de mi primer destino: Strandhill, capital del surf en Irlanda!

Elegí ir a Strandhill ya que en ese momento dos amigos vivían ahí. Les había prometido ir a verlos antes de irme de Irlanda. Ambos son instructores de surf, así que gracias a uno de ellos, surfeé por primera vez! Para ser sincera, tenía mucho miedo, incluso, del simple hecho de intentarlo. Pero cuando me animé, me encantó! 

Aunque en el único momento que realmente me asusté fue cuando la tabla se quedó arriba de mi cabeza. Creí que me moriría ahogada! Aunque, si hubiese muerto ahí, sabría que al menos los últimos años había hecho todo lo que pude para vivir como tanto soñaba, viajando! 

Cada vez que tengo una experiencia cerca de la muerte, miro para atrás y reconozco que he tenido una muy buena vida en los últimos años. Aunque a veces he vivido momentos desagradables, estos me convirtieron en una persona mucho más fuerte en comparación a cuando empecé esta vida de nómada. Pero bueno… no era mi hora! Aunque me había asustado, seguí intentándolo un par de veces más hasta que me dije “es suficiente por hoy”.

 

Mi primera vez haciendo surf! Foto: Cinthia de Crecí Viajando

A los pocos días me fui a Galway, fue ahí donde llegué a la conclusión de que buscaría trabajo tanto en Svalbard como en Irlanda. En donde primero consiguiera trabajo, iría hacía ahí con todas mis pertenencias.

Por lo tanto, lo que sería un viaje de despedida de Irlanda se convirtió en un viaje de placer combinado con entrevistas laborales.  

Llegó el momento de las islas Aran, o mejor dicho de Inishmore, la más grande de sus islas. Inishmore apenas tiene 14 kms de largo y casi 4 kms de ancho. Incluso podes ver ambas costas o toda la isla desde una de las colinas más altas!

Pileta natural en las islas Aran. Foto: Cinthia de Crecí Viajando


Aun con entrevistas laborales, ya sea por teléfono o por videollamada, seguía también planificando mi viaje por la ruta costera del Atlántico en
Irlanda

Llegué a Doolin y de ahí me fui caminando a los acantilados de Moher. Confieso que el recorrido fue mucho más interesante que los acantilados en sí mismos. Aunque no dejan de ser una belleza, durante mi caminata, no paraba de sorprenderme la fuerza de las olas y como golpeaban violentamente contra las rocas. Fue un espectáculo único! También entendí porque esta ruta es tan temida pero al mismo tiempo fascinante!

Una muestra de la fuerza del viento en la costa atlántica de Irlanda. Foto:Cinthia de Crecí Viajando


Después llegó el momento de
Killarney. Oh, por el amor de Jebus! Que bella es Killarney! Me recordó a Bariloche, Argentina. ¡Tanto verde en forma de árboles y  montañas! ¡Todo el verde que rodeaba el lago!  Y lo más increíble de todo: Killarney está dentro de un Parque Nacional! Con estas características, Killarney se convirtió en mi ciudad favorita en Irlanda.

Teniendo en cuenta, que aún había posibilidades de quedarme en Irlanda. Consideré mudarme a esta ciudad ya que me encantó desde el primer momento. 

Esos días recorrí parte del Anillo de Kerry en bici… pero esta vez era eléctrica. Durante 3 días estuve pedaleando por montañas, la costa, pequeñas ciudades y puertos. Nuevamente sentía que estaba dentro de una pintura!

Recorriendo el anillo de Kerry en bici...eléctrica. Foto: Cinthia de Crecí Viajando

 


Como me gustó la idea de seguir recorriendo
Irlanda en bici, cuando llegué a Dingle quise hacer lo mismo pero había malas noticias. El viento era tan fuerte que la empresa que había contactado para alquilar una bici me dijo que no lo haría debido a que era peligroso circular ya que la ruta estaba al borde del precipicio de la península. No quedó otra que cambiar de planes.

Afortunadamente, al día siguiente el viento se calmó y además, salió el sol! Esto lo tomé como una señal! Disfrutaría de mi último día de mi viaje por Irlanda. Por eso, alquilé una bici eléctrica y pedaleé la península desde Dingle hasta Clogher.

Al llegar a Dunmore, me emocioné tanto que no pude evitar llorar. Después de todas las que había pasado hasta ese momento, estaba en un lugar único, bello por donde se lo mire. En ese momento entendí que mi paso por Irlanda había sido, en balance, una gran experiencia de vida! 

Pero había llegado el momento de tomar una decisión. ¿Me quedo o me voy de Irlanda? Las señales habían sido muy obvias…

En las últimas dos semanas tuve incontables entrevistas laborales, donde solo una había sido para un puesto en Svalbard, el cual no me había convencido. Por otro lado, por el simple hecho de haber trabajado en uno de los mejores hoteles en Irlanda, se me había abierto un abanico de posibilidades

 

Ya lo tenía decidido. Volvería a casa.

¡Espero que este artículo te haya sido de referencia para tu estadía en Irlanda!

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Mi experiencia con la visa Working Holiday en Linköping, Suecia

Después de meses de vivir en Malmö entendí que era momento de respirar otro aire. A pesar de estar en Linköping, todavía tenía pendiente la inspección de la habitación que alquilaba en Malmö. Si creí que lo peor ya había pasado, estaba muy equivocada…

¡La sueca asignada al rescate!

El día anterior a la inspección, volví al departamento de Malmö para retirar el resto de mis cosas y limpiar mi habitación. Ya habían pasado unos días de la última vez que había visto a la dueña. Creí que la interacción con ella sería breve y fácil de llevar. Sin embargo, lejos estuvo de eso y la situación en pocos minutos escaló a un nivel de violencia que jamás me hubiese imaginado!

Estaba limpiando los estantes de la heladera que había usado pero debido a que la dueña vino a aspirar a la cocina, decidí terminar de limpiar mi habitación. Al volver a la cocina, la dueña me grita de que no podía dejar la esponja fuera de la pileta. Le dije que no me había dado cuenta. De hecho, no recuerdo haberlo hecho. Aun así, le pedí disculpas y seguí lavando los estantes. Pero la dueña empezó a gritar. Sin entender lo que pasaba, traté de tranquilizarla pero fue peor. Al tener las manos mojadas, cayeron un par de gotas de agua al piso. Eso hizo que la dueña diciéndome a gritos que ella había aspirado y que ahora yo había mojado el piso. Agarré un trapo y lo limpie pero se quejó de que el trapo estaba sucio, cuando realmente no era así. Traté de tranquilizarla pero fue en vano… siguió gritando desesperada hasta trató de pelarme! Esta era la primera vez que vivía una situación así desde que era nómada.

En ese momento, tuve el reflejo de inclinarme hacia atrás pero entendí que había llegado a mi nivel de tolerancia. Lo único que pude decirme fue que llamaría a la hija aunque creo que debía haber llamado a la policía. La hija no me atendió las llamadas y le dejé un mensaje comentándole lo que había pasado y que por favor me devuelva las llamadas. Jamás lo hizo. 

Traté de irme lo antes posible con el resto de mis cosas y las llevé a la casa de las uruguayas. Me fui a pasar la noche a Dinamarca y volví al día siguiente para la inspección.

Afortunadamente, una de las uruguayas era mitad sueca y se ofreció a ir conmigo a la inspección debido a la situación violenta que había vivido el día anterior con la dueña. De esta manera, si la situación se repetía, tendría una testigo. Fue un alivio que me acompañase!

Desde el primer momento, como en broma la denominamos “la uruguaya/sueca asignada” se dió cuenta de que la dueña no era una mujer fácil de tratar. Al fin alguien podía ver con sus propios ojos y comprendía lo que estaba pasando! 

Al momento de llegar, la dueña nos dijo que la hija ya se había ido y que no volvería. No le creíamos y me comuniqué con la hija ya que la estábamos esperando. A los pocos minutos llegó a la casa.

La inspección salió bien pero me descontaron del depósito el costo de la copia de la llave. Pedí el comprobante para corroborar la fecha del gasto. En ese mismo momento me devolvieron el resto del depósito por Swish. Además, le envié un SMS a la hija en donde quejaba en claro que ninguna de las partes podía reclamar nada después de ese momento. Afortunadamente, la uruguaya/sueca asignada le dijo exactamente que debía responder la hija en respuesta a mi mensaje. Gracias a eso pude quedarme tranquila que no me reclamarían más nada.

Antes de despedirme creí conveniente contarle a la hija que el día anterior la madre había intentado atacarme. También que podría haber llamado a la policía pero opté por llamarla a ella y que jamás había recibido respuesta por su parte. Me pidió disculpas por la actitud de la madre y que entendía que no debería haber pasado algo así. Según ella, creía que la madre se ponía nerviosa por no poder comunicarse conmigo. Además, de que la presencia de los obreros en la casa y que todo estuviera sucio probablemente la alteró más. Aunque ella entendía que ningún motivo era válido para que su madre intentase atacarme. Dicho esto, coincidimos que era mejor que la próxima vez, quien alquile hable fluidamente sueco.

Le agradecí a mi uruguaya/sueca asignada por acompañarme ya que fue de gran ayuda durante la inspección. Fuimos a su casa para relajarnos y a las pocas horas volví a Linköping.

Finalmente, y por primera vez desde que estaba en Suecia, encontré paz al volver a Linköping. Fue un gran alivio cerrar definitivamente mi capítulo en Malmö

Búsqueda laboral

Mi búsqueda laboral en Linköping empezaba a tener buenos resultados, más de lo que hubiese esperado! En 2 semanas tuve 7 entrevistas laborales, entre ellas 2 entrevistas profesionales. Además, en ese mismo período conseguí trabajo.

La primera entrevista, a través de una videollamada, fue para trabajar como camarera en un hotel en un ski resort en Åre para la temporada de invierno. En teoría, tendría una segunda entrevista con alguien del hotel pero antes de que ocurra ya había conseguido trabajo en Linköping y le avisé a mi entrevistadora.

La segunda entrevista fue gracias a que salí a repartir CVs en el centro de la ciudad. El puesto era para trabajar en la cocina de un restaurante. Tendría una prueba no paga y el manager no podía asegurarse un mínimo de horas semanales. No acepté las condiciones ya que era la primera vez en Suecia que me ofrecían una prueba de trabajo sin pagar.

A los pocos días, tuve 3 entrevistas, entre ellas una profesional! La primera fue en un restaurante portugués para trabajar como extra. El puesto de trabajo era para la cocina. Después de un mes y medio de la entrevista, me dijeron de hacer una prueba paga de 4 días, 2 en días con poco movimiento en el restaurante y otros 2 durante el fin de semana. Finalmente, sólo hice 2 días de pruebas y nunca pude hacer los otros 2 días de pruebas restantes ya que los horarios coincidían con otro trabajo.

Más tarde, tuve una entrevista en otro restaurante y el puesto era para reemplazar a la manager. El trabajo era full time y el salario podía ser fijo o por hora. Haría una prueba de 3 horas no pagas. Además, si me quedaba con el puesto, me sponsorearían para la visa de trabajo. Acepté el trabajo ya que me parecía interesante. Hice la prueba y acordamos que empezaría a trabajar después de las fiestas de Fin de Año

Después de meses  en Suecia, obtuve otra entrevista profesional! El puesto era administrativo Todo parecía genial hasta que me dijeron que debía pedir el subsidio del Arbetsförmedlingen para que puedan contratarme. Además, me podían sponsorear para aplicar a la visa de trabajo. Debido a que con la visa Working Holiday no se puede acceder a estos subsidios, no hubo chance de avanzar con las entrevistas.

Al día siguiente tuve una entrevista telefónica con la manager de una empresa de limpieza. Me pidieron hacer una prueba paga y reemplazaría al personal que estaba de vacaciones durante el invierno. Las condiciones eran buenas y acepté el trabajo. 

La última entrevista fue para ser soporte de usuarios de la app de una empresa de taxis. Si bien no quedé seleccionada, me gustó tener otra entrevista profesional en el exterior!

¿Por que Linköping?

Mientras viví en Malmö la pregunta más frecuente era: ¿Por qué estás en Suecia? Sin embargo, cuando llegué a Linköping y en todas las entrevistas de trabajo, la pregunta era: ¿Por qué estás en Linköping? Esto me llamó la atención y la respuesta era simple. Una de mis amigas vivía ahí. Además, cuando estaba evaluando la idea de irme de Malmö, tenía la opción de mudarme a Linköping con alojamiento y trabajo asegurado, o eso creí… 

Como comenté en mi experiencia con la visa Working Holiday en Malmö, jamás tuve la entrevista de trabajo pero si la opción de mudarme con mi amiga hasta que termine mi visa Working Holiday en Suecia. Si bien en principio no planeaba quedarme en Linköping por mucho tiempo, decidí hacerlo cuando había conseguido trabajo full time o al menos eso creí … Si, en Suecia me encontré con varias personas en donde su palabra valía poco o nada.

A pesar de todo, era un alivio estar conviviendo con una amiga. Además, teníamos un departamento de 4 ambientes para nosotras solas! Además, tenía un bosque a pasos de casa! Estar en contacto con la naturaleza fue una gran fuente de reflexión, relajación e inspiración durante mis últimos meses en Suecia.

Rydskogen, el bosque que tenía a pasos de casa y es mi lugar favorito en Linköping.
Fuente: Cinthia de Crecí Viajando.

Viajar o no viajar, esa es la cuestión

Como comenté en mi experiencia con la visa working holiday en Malmö, después de 7 meses de trabajar pude tener mis primeros ahorros. A pesar de estar hace más de un mes sin trabajo, decidí arriesgarme y viajar para las Fiestas de Fin de Año. En ese período es mi cumpleaños y hace tiempo que cada año me autoregalo un viaje a un lugar distinto.  

Además, ya había empezado a trabajar una semana antes del viaje y también tenía una propuesta laboral a tiempo completo o eso fue lo que me prometieron en ese momento…

Aun así, ¿quién te quita lo viajado? ¡Absolutamente nadie!

Trabajar en Linköping

Como mencioné antes, empecé a trabajar antes de viajar y fue para la empresa de limpieza. Antes de contratarme, me pidieron hacer una prueba paga. Me fue bien y reemplacé a mis compañeras que se iban de vacaciones. Al volver de mi viaje, seguí trabajando pero sólo por un mes y como extra. 

Lo bueno de esta empresa era que te daban 2 remeras como uniforme, te reintegran los gastos de transporte entre clientes y hasta te enviaban por correo todo lo necesario para trabajar. De hecho, todo el trato que tuve con mi jefa fue por e-mail y teléfono. Hasta mi contrato lo recibí por correo postal, es decir, jamás pasé por una oficina!

Lo que sí me llamó la atención es que hubo veces en las cuales me consultaban si podía ir a trabajar a la casa de un cliente en un día y horario específico. Si decía que sí, luego le consultaban al cliente si aceptaba que fuese a trabajar a su casa. Mientras esperaba una respuesta, me ofrecían un turno en mis otros 2 trabajos, y por lo tanto debía rechazar la propuesta. 

Por otro lado, en este trabajo, podría haber aplicado a la visa de trabajo pero finalmente no sucedió. De hecho, al momento de irme de Linköping, nunca me respondieron que hacer con el uniforme que me habían enviado. 

De Manager a Dishwasher

Como mencioné antes, tenía trabajo full-time asegurado previo a mi viaje de fin de año.  Sin embargo, al volver me encontré que todo lo que me habían prometido, no sucedería.

En diciembre había tenido una entrevista para un restaurante italiano, al cual me había postulado de forma espontánea. Me llamaron para una entrevista y me dijeron que reemplazaría a la manager del restaurante que se iría en marzo. Por lo tanto, el trabajo sería full-time pero antes debía hacer una prueba por 3 horas, las cuales no serían pagadas. Acá puede que haya cometido el error de aceptar esta condición. Sin embargo, en ese momento, me pareció una buena oportunidad ya que el puesto de trabajo era interesante. Además, se ofrecieron ser mi sponsor para la visa de trabajo

Fui a la prueba y estuve como ayudante de cocina. En teoría, también estaría como camarera pero no sucedió. Me pareció raro porque iba a reemplazar a la manager. Debería estar haciendo la prueba con ella pero creí que tal vez era para conocer todas las áreas del restaurante. ¡Qué ilusa!

Les gustó como trabajé y acordamos que empezaría a trabajar el 3 de enero ya que el restaurante cerraría para el mismo período de mi viaje. Por lo tanto, volví ese día a Linköping. Al regresar, recordé que no me habían dicho el horario, los llamé pero jamás me respondieron. Al día siguiente, pude comunicarme pero me dijeron que no podía trabajar sin haber firmado el contrato de trabajo. Por lo tanto, debía ir a llevar mi documentación y firmarlo. El día que fui, me enteré que sólo querían ver mi documentación y se la enviarían al contador. Luego, me avisarían cuando esté disponible el contrato. Si bien me empezaron a molestar estos cambios, los acepté, creyendo que valdría la espera …

A los pocos días, fui a firmar el contrato y vi que trabajaría como mínimo 8 horas semanales. Les consulté el motivo ya que habíamos acordado que sería full-time. Su respuesta fue que como estaría un mes de prueba, no podían colocar más horas en el contrato. Aun así me aseguraron que trabajaría a tiempo completo. Opté por creerles pero negocié tener 2 meses de prueba, ya que ese era el tiempo que me quedaba para terminar mi visa Working Holiday en Suecia. Cumpliesen o no con su parte, al menos me aseguraría el trabajo hasta irme.

Llegó mi primer día de trabajo en el restaurante, estuve como hostess, es decir, recibir a los clientes y llevarlos hasta su mesa. A los pocos días, trabajé como runner, es decir, llevar y retirar los platos a las mesas

Luego de un par de semanas, empecé a trabajar como camarera. Para ese entonces tenía en claro que no obtendría el puesto que me habían prometido. No me importó. Mientras me aseguren trabajar full time. Pero esto tampoco sucedió ya que trabajaba, en promedio, 3 días a la semana. 

Al mes siguiente, sólo me dejaban trabajar como runner porque eran muchas camareras: la manager, 2 camareras y el matrimonio que eran los dueños. Lo acepté, total … en un mes me iría de Suecia.

A los días, me ofrecieron trabajar como dishwasher porque habían despedido a uno de sus empleados. Así fue como pasé de la propuesta de trabajar como manager y terminé como lavacopas! 

De haber sabido que estaría más tranquila y disfrutaría un montón mis turnos como dishwasher, lo hubiese pedido desde un principio. Mis 2 últimas semanas trabajando en ese restaurante, me la pasaba bailando y cantando como si no hubiese nadie! Estaba completamente en mi mundo, ajena al caos del salón y los gritos de mis jefes! ¡Era la gloria misma!

Se acercaba el fin de mi visa Working Holiday en Suecia y mis jefes me preguntaron sobre el proceso para aplicar a la visa de trabajo ya que veían que tenía potencial. Me pareció contradictoria la situación porque mi mis horas semanales y mi sueldo debía estar acorde a lo que se necesitaba para que la visa de trabajo fuese aprobada. Realmente dudaba mucho que lo hiciesen, por empezar, jamás trabajé a tiempo completo. Según ellos, creyeron que lo mejor era incrementar mis horas laborales de a poco y luego en el verano trabajaría como camarera. Pero tampoco estaban dispuestos a esperar la resolución de la visa de trabajo. Además, con el COVID-19 de por medio, creo que tampoco hubiese sido posible. Hablando de COVID-19, mi último día de trabajo fue debido a este virus…

Llegué al trabajo y mis jefes habían traído a un chico de Bangladesh para una prueba. Creí que vivía en Suecia pero esta persona venía de Brescia, Italia. Había llegado el día anterior, cuando en Italia hubo un brote de aprox. 300 casos en Lombardía, desde Bérgamo. Tanto Brescia y Bérgamo están ubicadas en Lombardía. En ese momento, sólo se hablaba de la mortalidad del virus, el susto que tuve fue tan grande que empecé a sentirme muy mal y pedí irme a casa. Jamás volví al trabajo ya que a la semana siguiente mi visa Working Holiday terminaba. 

Creo que lo bueno de haber trabajado en este restaurante fue que pude practicar italiano ya que la gran mayoría del personal era de Italia. Además, me daban de comer, ñam ñam!

La cena en el restaurante italiano generalmente era pizza, calzone o pasta.
Fuente: Cinthia de Crecí Viajando.

Si bien, lo único que se cumplió fueron el mínimo de 8 horas semanales. Por el resto de las condiciones no cumplidas, me dió lo mismo. Aun así, me hizo acordar a las promesas no cumplidas en mis anteriores trabajos en Malmö. Sólo que esta vez busqué alternativas y me lo tomé más relajada. 

Conseguir trabajo a un mes de irme de Suecia

Una de mis compañeras de trabajo de la empresa de limpieza me había dicho que podía aplicar como extra en el hotel que trabajaba. Como en ese momento creí que había encontrado trabajo full time, lo descarté. Cuando entendí que mi trabajo en el restaurante italiano parecía más de extra que de full-time, apliqué para trabajar en el hotel. ¡Cómo me arrepentí de no haberlo hecho antes! ¡Había encontrado el mejor trabajo a un mes de irme de Suecia!

Tuve la entrevista con la manager y el puesto de trabajo era para el desayuno buffet del hotel. Me pidió 2 días de pruebas pagos, aunque debido a que necesitaban ayuda antes, tuve 3 días de prueba. Me dieron 2 camisas como uniforme y las comidas, a diferencia del Scandic, estaban cubiertas por el hotel.

El ambiente de trabajo, las tareas, mis compañeras y mi único compañero de trabajo, mi jefa… todo me encantaba! Empecé a trabajar bastante seguido y tuve la posibilidad de aprender un montón en un período tan corto! Además, practicaba algo de sueco. Hasta participé de una reunión, la cual fue pagada, seguido de un brindis con prosecco, cena y jugada de bowling! Nada mal, no? 

¡No podía creerlo! Había pasado un año viviendo en Suecia y finalmente me empezaba a sentir mucho mejor, plena y sin ganas de irme… entonces vino la charla de la visa de trabajo con mi jefa. Si bien ella quería que me quedase, la verdad era que en comparación al resto del staff, era costosa. ¿Por qué? Porque el resto del personal eran estudiantes y por lo tanto se les paga menos. Por este motivo, no pude aplicar a la visa de trabajo

Aun así, disfrutaba un montón cada vez que iba a trabajar! Además, podía desayunar y almorzar cualquier cosa que ofrecían en el desayuno buffet, el cual era completísimo y muy sano! Había: shots de jengibre, todo tipo de cafés, tés, leches y jugos, smoothies, waffles, una variedad increíble de panes, yogures, frutos secos, crackers, frutas, salmón, jamones, quesos. ¡Estaba en el paraíso mismo! 

¡No había un día igual al otro! Porque a veces trabajaba en la cocina, otras en el salón o en el dishwasher. Sea donde me tocase trabajar, ¡estaba encantada! ¡Las horas se me pasaban volando! 

Postal de mi larga caminata para llegar a uno de los trabajos que tuve en Linköping.
Fuente: Cinthia de Crecí Viajando.

Últimos trámites

En mi última semana en Suecia fui al Skatteverket a informar mi mudanza fuera del país. A las pocas semanas, recibí la confirmación de mi cambio de domicilio en el exterior. 

Por otro lado, fui al banco a informar que me iba de Suecia y me dijeron que no debía hacer nada pero… a las pocas semanas de irme, llegó un sobre con formularios para informar mi nuevo domicilio al departamento donde vivía. Si no respondía a la brevedad, me bloquearían la cuenta. Les comenté que aún no tenía un domicilio fijo pues gracias al COVID-19 quedé varada en Alemania. Lo entendieron y no me bloquearon la cuenta!

Último día en Suecia 

Por meses, lo único que ansiaba era irme de Suecia! Cuando empecé a disfrutar de mi experiencia, a un mes de terminar mi visa Working Holiday, llegó el momento de partir. Aun así, trabajé en el hotel hasta último momento, literalmente! 

Mi último día de trabajo llevé todas mis cosas ya que el hotel quedaba mucho más cerca de la estación de trenes y buses de Linköping, que desde mi casa. Ese día, tanto la recepcionista como mi jefa me dijeron que arme una vianda para el camino con la comida que había en el desayuno buffet. ¡Unas divinas! 

Durante mi último turno, mi jefa todo el tiempo me pedía que me quedase pero no podía. Llegó el momento de terminar de trabajar y me despedí del resto de mis compañeras y mi jefa. 

Me encontré con mi amiga y nos fuimos a la estación de tren a tener nuestro café de despedida. Tomé el bus para Malmö. Mi jefa es tan genial que me propuso dejar mis cosas en el hotel que tenía la empresa en Malmö. De esta manera, pude dejarlas en cuanto llegué a la ciudad, me reuní con una amiga y luego me fui a Dinamarca

Sentimientos encontrados con Suecia  

Había llegado a Suecia decidida a quedarme pero lo que ya sabía y no creía, terminé comprobando que era real. Malmö es un destino muy complicado para alguien que llega con la visa Working Holiday. No sólo lo digo por mi experiencia, sino porque conocí a varias personas que le pasó lo mismo, a excepción de 2 casos. De alguna se repitió en Linköping, una ciudad con la mitad de población de Malmö. Aun así, cada experiencia es única! 

Todos los tropiezos en Malmö, me ayudaron a afrontar mejor la situación laboral en Linköping. Al tener 2 o 3 trabajos al mismo tiempo, pude ahorrar. Aunque eso muchas veces hizo que parezca una zombie. 

Debía madrugar cuando trabajaba en la empresa de limpieza y en el hotel. Siempre fui una early bird pero muchas veces se complicaba porque la noche anterior trabajaba en el restaurante. Así estuve por 2 meses, días que trabajaba un montón y otras que ni siquiera. A pesar de eso, no me arrepiento. Tenía un sólo objetivo, tener ahorros para mi próxima visa Working Holiday en Irlanda!

Mi visa Working Holiday en Irlanda se aprobó la misma semana que empecé a trabajar en el hotel. Si bien por mucho tiempo quise irme de Suecia, empecé a tener sentimientos encontrados ya que en Linköping más de una vez existió la posibilidad de aplicar a la visa de trabajo. Aunque finalmente no se dio, al menos pude tener un cierre positivo sobre mi paso por Suecia, mucho mejor de lo que hubiese creído. 

Muchas primeras veces, las cuales no todas fueron agradables, pero me permitieron crecer un montón a nivel personal. Creo que no es casual que haya empezado este espacio y lo haya denominado como Crecí Viajando mientras vivía en Suecia. Porque al final, fue en Suecia siento que crecí a pasos agigantados! Será por eso que al buscar un nombre, se me haya venido a la cabeza Crecí Viajando. Porque desde mis días en Suecia, hice un viaje interno y es el cual salieron a flote muchas cosas que tenía guardadas tan en lo profundo de mi, que ni siquiera me las imaginaba.

Por eso costó mucho escribir esta experiencia, que fue la más desafiante y también la que hizo que buceara a lo más profunda de mi ser. Aunque gracias a eso, empecé un viaje interno que me permitió volver a mí y a mi esencia. Por este motivo es por el cual estoy más que agradecida a Suecia. Porque a pesar de haberme caído miles de veces, sentirme perdida, haber luchado cuando ya no me quedaban fuerzas, pude salir a flote e irme mucho más fortalecida y agradecida de haber vivido en uno de los mejores países del mundo!  

Quienes me siguen en las redes sociales, en algún momento, les compartí 2 reflexiones: una al cumplir un año de vivir en Suecia y otra al terminar mi visa Working Holiday. Ahora saben algunos de los motivos por los cuales creo que fue una experiencia desafiante pero reafirma que Crecí Viajando

Sin dudas, fue en Suecia donde crecí a pasos agigantados y en este bosque es donde pude empezar a reencontrarme conmigo misma.
Fuente: Cinthia de Crecí Viajando.

Espero que este artículo te haya ayudado para tus planes en Suecia!

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Mi experiencia con la visa Working Holiday en Malmö, Suecia

Tenía todo listo para aplicar a la visa working holiday de Alemania cuando salió el acuerdo entre Argentina y Suecia. Casi cambio mis planes y aplico a la visa Working Holiday de Suecia. En vez de eso, opté por averiguar más sobre Suecia mientras estuve viviendo en Hamburgo. Gracias a eso, no tuve inconvenientes con la burocracia sueca. Aun así, mi experiencia con la visa working holiday de Suecia ha sido la más desafiante hasta ahora! Aunque en parte soy responsable por las decisiones que tomé en su momento, las cuales fueron en contra de mi intuición y me llevaron a situaciones que podría haber evitado si sólo me hubiese escuchado. Suecia fue el país donde más a prueba estuve y como resultado me ha fortalecido y crecido a nivel personal, mucho más que en las anteriores visa working holiday!

A pesar de los tropiezos, sigo creyendo que Suecia es un país increíble, con mucha naturaleza y oportunidades. Además, en los últimos años ha sido considerado uno de los mejores lugares para vivir! En mi caso, simplemente fue más difícil de lo que hubiese esperado, con muchos altibajos pero también buenos momentos.

Ponete cómoda/o y prepárate para la primera parte de lo que fue esta montaña rusa … ¿o debería decir sueca? Porque si hay algo que no puedo negar es que hubo muchas subidas y bajadas en mi experiencia con la visa working holiday de Suecia


¡Todo sobre ruedas!

Me enteré de la aprobación de mi visa Working Holiday en Suecia estando de viaje por Serbia. Debido a que la tarjeta podía tardar un mes y en 2 semanas estaría en Dinamarca, decidí sacar turno para pedirla en la oficina de Migrationsverket en Malmö. Como conté en otros artículos sobre Suecia, el mismo día que fui a sacar mi tarjeta de residencia, visité 3 habitaciones para alquilar en Malmö. Cuando estaba volviendo a Copenhague, me decidí por una de ellas. 

Me mudé a Malmö 3 semanas antes de que empiece mi visa Working Holiday. Por lo tanto, pude aplicar al personnummer y acceder a las ventajas que tiene en comparación al samordningsnummer. El mismo día que obtuve mi personnummer, me anoté para estudiar sueco gratis en el SFI

A los 2 días de llegar a Suecia empecé a buscar trabajo. A los 10 días,  asistí al on-boarding de Foodora. Como ya había trabajado para Foodora en Alemania, pensaba hacer lo mismo en Suecia mientras buscaba algo mejor. A diferencia de Alemania, en Suecia debes hacer una prueba de 30 minutos con la bicicleta para demostrar que podés ir a la velocidad que establece la empresa. Como no había podido arreglar a tiempo la bici que había encontrado en Dinamarca, me prestaron una. Desafortunadamente, no pude adaptarme a la bicicleta, especialmente porque no tenía cambios y no logré bajar el asiento. Estaba en desventaja con el resto de los postulantes, pues algunos tenían bicicletas eléctricas. Por lo tanto, mientras la mayoría pedaleaba como si estuviera paseando por los campos de Skåneyo estaba sacando la lengua para fuera! Después de 10-15 minutos, me fui a casa. Al no completar la prueba, no quedé seleccionada. 

Durante mis primeros días en Malmö, pasaba el día en la Stadsbibliotek buscando trabajo online.
Fuente: Cinthia de Crecí Viajando.

A la semana obtuve 2 entrevistas de trabajo: una era para recoger monopatines eléctricos durante la noche y la otra para trabajar ayudante de cocina en un local/restaurante francés en Triangeln. En ambos lugares quedé seleccionada. 

Rechacé el primero porque querían que empezara a trabajar antes de que entre en vigencia mi visa working holiday. Me pareció riesgoso trabajar de noche y sin permiso de trabajo. Por lo tanto, acepté el puesto de ayudante de cocina en un local/restaurante francés. La dueña del restaurante, desde el principio me comentó que no podía ofrecerme un contrato full time ya que para eso era necesario el subsidio del Arbetsförmedlingen. Por lo tanto, sólo podía ofrecerme trabajar 2 o 3 turnos por semana. 

Acepté el trabajo aunque me llamó la atención la insistencia de la dueña ya que me envió SMS, mensaje por WhatsApp y e-mail para preguntarme si aceptaba la propuesta. A pesar de que no trabajaría muchas horas, creí que estaría bien tener algo de ingresos. Mientras seguiría con la búsqueda laboral. Gracias a que ya estaba en condiciones de trabajar y llegué antes de que empezara mi permiso de residencia, empecé a trabajar desde el primer día de mi visa Working Holiday en Suecia.  


Alquilar en vez de hacer voluntariado

Si bien creo que la mejor manera de empezar en un país nuevo es haciendo voluntariado, no lo conseguí en Malmö. Por lo tanto, empecé a buscar alojamiento. Como mencioné antes, alquilé una habitación en Gamla Staden, a una cuadra de Lilla Torg. Si, en pleno centro de la ciudad! Aun así estuve menos de 2 meses y casi no recupero mi depósito! 

Cuando me mudé, cometí el error de aceptar pagar el mes completo en vez del proporcional. Es decir, pagaba del 11 de febrero al 11 de marzo y así sucesivamente. Por  otro lado, después de unos cuantos días la dueña me dijo que debía pagar 50 SEK mensuales por el papel higiénico o debía comprarme. Esta era la primera vez que me ponían esta condición, aunque no sería la última en Suecia. Aunque el día que visité el departamento pregunté si tendría algún costo extra y me dijeron que no, me tomó por sorpresa esta nueva condición. Aun así, en ese momento me dio lo mismo y lo pagué.   Como mi contrato de alquiler era hasta el 31 de marzo porque pensaba mudarme a otro lugar al mes siguiente, se lo dije a la dueña cuando firmamos el contrato de alquiler, una señora peruana. Le reconfirmé casi 2 semanas antes de que me mudaría al mes siguiente. La dueña me dijo que debía avisar con un mes de anticipación. Por no haberlo hecho, debía quedarse con la mitad de mi depósito y no me devolvería los días que ya había pagado (erróneamente) correspondientes a abril. Debido a eso, acordé quedarme en la habitación hasta los días que ya había pagado. De esta manera, se cumpliría el mes de aviso y por lo tanto, no perdí mi depósito. 

A los días de obtener mi personnummer, recibí un sobre de Bienvenida a Malmö.
Fuente: Cinthia de Crecí Viajando.

De Gamla Staden me mudé a Davidshall, otro de los barrios céntricos de Malmö. Ahí estuve compartiendo un departamento por 6 meses. Si bien en un momento sospeché que era una estafa, afortunadamente me equivoqué. Aun así, si querés saber cómo evitar estafas al alquilar, hacé click aquí para leer todos mis consejos. 

Al igual que el departamento en Gamla Staden, éste tenía una muy buena ubicación ya que estaba a pasos de los 3 trabajos que tuve en Malmö y a 5 minutos en bici de mi parada de bus para ir a Vellinge.


La peor experiencia trabajando en Malmö

El motivo por el cual traté de empezar a trabajar desde que empezó mi visa Working Holiday de Suecia fue porque es muy común cobrar tu primer sueldo 2 meses más tarde

Mi intuición me decía que algo estaba mal en ese local/restaurante francés, mi cuenta bancaria decía que trabajase lo antes posible. Así fue como hice caso omiso a mi intuición y permití que mi jefa francesa me volviese loca durante los 2 meses que trabajé en Le Gourmet

Desde el primer momento le aclaré a la dueña del lugar, que mi experiencia en la cocina había sido en un hostel en Alemania. Ella me aclaró que prácticamente no debía cocinar  ya que la comida estaba pre hecha, simplemente debía calentarla y servirla

En mi primer día de trabajo me sorprendió que la cocina del lugar era muy distinta a la de un restaurante, más bien parecía de un departamento ya que apenas era cómodo para que trabajase una persona. Por este motivo, ese mismo día me enteré que al estar en la cocina también debía lavar los platos. 

A pesar de que me habían contratado para trabajar en la cocina, algunas veces estaba de camarera, cajera y atendiendo a los clientes que compraban productos del local. Hubo momentos en donde por 1-2 horas, tenía que hacer todo esto al mismo tiempo, es decir, estas tareas además de trabajar en la cocina. 

Algo que me costó mucho fue conseguir firmar el contrato de trabajo. Tuve que insistir ya que lo necesitaba para abrir mi cuenta bancaria sueca. Para mi sorpresa, mi contrato laboral era un formulario en donde además de mis datos y los de la empresa, sólo figuraba mi salario por hora, que era 120 SEK. Además, mi jefa no quería colocar la fecha de inicio y finalización del contrato. Sin este dato no podía demostrar en el banco que estaba trabajando. Por otro lado, no aparecía ninguna cláusula que explique que ocurría en caso de interrupción del contrato

Si bien debía trabajar al menos 2 días a la semana, la verdad que tuve 3 o 4 turnos las primeras 2 semanas. Después de ese tiempo, prácticamente no trabajaba o apenas tenía un sólo turno. Además, el ambiente de trabajo estaba lejos de ser armonioso, había cambios de turnos a último momento y llamadas de mi jefa en cualquier momento, incluso durante mis días libres. Por eso, continué buscando trabajo y afortunadamente tuve varias entrevistas. 

Luego de un mes, mi jefa me ofreció contrato full time. Su condición era que cambie mis horarios de sueco en el SFI y yo pedí trabajar el turno mañana/tarde en vez de tarde/noche. Cuando cumplí con mi parte, mi jefa contrató a otra chica y le dio mis horarios. El motivo fue que no podía esperar a que me confirmen el cambio de horario y por eso contrató a otra persona. 

Cada vez que salía de trabajar me encontraba con esta custodia privada para mi bicicleta. Fuente: Cinthia de Crecí Viajando.

A pesar de todo, trataba de mantenerme positiva y ver mi paso por ese lugar como algo temporal. Aun así jamás hubiese imaginado cobrar mi primer salario con un retraso mayor a 2 meses. ¿El motivo? Mi jefa nunca leyó el e-mail que le envié un mes antes con los datos de mi cuenta bancaria. Al día siguiente de la fecha de cobro de mi salario, debía pagar el alquiler y ya no tenía ahorros. En plena noche, traté de encontrar una solución para pagar el alquiler en término. Afortunadamente, mi compañera de trabajo me transfirió el dinero que necesitaba a través de Swish (una app de pago y transferencias entre celulares/móviles en Suecia, como MobilePay en Dinamarca). Aun así, no pude pagarlo a tiempo. Sin embargo, no tuve recargo ni problemas por parte de la agencia que me cobraba el alquiler en ese momento

A pesar de no tener inconvenientes con la agencia, al día siguiente le pedí a mi jefa una solución rápida para obtener mi salario ya que era lo que correspondía. Finalmente, acordamos que me transfiera parte de mi sueldo a través de Swish y le devolví el dinero en cuanto tuviera mi salario acreditado

El retraso de mi salario era sólo una de las consecuencias de la desorganización del lugar. Además, había una rotación de personal que jamás había visto hasta el momento. Mientras trabajé ahí, pasaron 5 personas, incluyéndome. Si me faltaba alguna otra prueba más de que debía irme de ese lugar lo antes posible, mi último día de trabajo me dió más de una … 

Siendo sábado y a la media hora de comenzar mi turno, empezaron a llegar a la cocina pedidos sin interrupción durante 3 horas. Llegó un momento en el cual no había suficiente ingredientes para completarlos. Mi jefa fue a comprar lo que faltaba y llamó a uno de mis compañeros para que me ayudase en la cocina ya que necesitaba que alguien lavase los platos. Pero éste, en vez de ayudarme, estuvo atendiendo mesas. Luego de unos minutos, nuevamente se terminaron los ingredientes. Le pedí al camarero que le informe a los clientes los platos del menú que no estaban disponibles pero hizo caso omiso. Se repuso los ingredientes faltantes y cuando parecía que todo iba encaminado, no quedaban platos limpios ya que nadie los estaba lavando

Mi jefa, al darse cuenta de la situación, empezó a encargarse de preparar las comidas mientras yo lavaba los platos. Pero en cuestión de minutos, confundió los pedidos. Mientras tanto, seguían llegando más pedidos a la cocina, aunque se sabía que no había manera de continuar preparándose. No tardaron en llegar las quejas de los clientes por el retraso de los platos y mi jefa decidió cerrar la cocina. 

Empecé a limpiar y luego de 30-40 minutos, volvieron a llegar pedidos. Sin entender que estaba pasando, salí de la cocina para consultarle a mi jefa si la cocina había vuelto abrir ya que los hornos estaban apagados y ya había puesto todo para lavar y guardar . Me comentó que había decidido que los clientes no podían tomar sin comer. Lo comprendí aunque el inconveniente era que no lo había comunicado. La falta de comunicación y trabajo en equipo era tal que ese mismo día creí que ya había soportado suficiente. 

Antes de irme, hablé con mi jefa, le dije todo lo que pensaba y cómo se manejaba el negocio, hasta le hice sugerencias de lo que debía hacer si quería que todo funcione sin inconvenientes. Además, le pedí abiertamente que me echara si no me necesitaba. Para mi sorpresa, después me enteré que se habían implementado las sugerencias que le hice ese día

En cuanto salí del trabajo, sabía que no volvería, si no me despedían, renunciaría. Ese había sido mi primer trabajo en Suecia y algo que no había tenido en cuenta fue que desconocía como era el procedimiento en caso de despido o renuncia. Me sentí tan abrumada por todo lo sucedido que en cuanto puse un pie en la calle, no hice más que llorar. Antes de llegar a casa, fui al supermercado a comprar helado porque nada mejor que algo dulce para esos momentos de angustia, ñam ñam! Bueno… cualquier excusa es buena para tomar helado!

Después de 2 horas que había terminado mi turno, recibí un SMS de mi jefa (mitad en inglés, mitad en sueco), diciéndome que estaba despedida y que podía continuar trabajando 2 semanas más si quisiera. No estaba en condiciones para contestarle en ese momento ni tampoco me pareció lo más adecuado. Al no contestarle, volvió a escribirme para que le confirme si seguiría trabajando. No le respondí, realmente necesitaba despejar mi cabeza el resto del fin de semana. Además, quería pensar bien que debía  hacer ya que era la primera vez que pasaba por una situación así. Al día siguiente, me envió un e-mail insistiendo en que confirme si trabajaría o no. Gracias al asesoramiento de mi compañera de trabajo, le respondí a mi jefa que me avise cuando estuviera disponible mi salario y mi recibo de sueldo. A pesar de todo lo sucedido, mi jefa se ofreció como referencia para futuros trabajos. Su cambio de parecer constante me daba la sensación de que no sería la mejor referencia. Por lo tanto, opté por no aceptar su propuesta. 

Luego de pensarlo, creí que debía compartir esta experiencia para que no le pase lo mismo a otras personas. Por eso, hice un post en el grupo de Facebook Los SI y NO de la WH de Suecia en donde se comparte tanto buenas como malas experiencias trabajando o alquilando en este país. El post podés encontrarlo haciendo click aquí. A raíz de ese post, me escribió un chico que fue a hacer la prueba ahí y comprobó con sus propios ojos que realmente no era un lugar para trabajar. Aunque también entiendo que al no conseguir otro trabajo, mucha gente acepta igual estas condiciones. De hecho, esta fue la primera vez que aceptaba trabajar en un lugar con estas características pero no fue la última. Aunque las siguientes veces me las tomé más relajada y no volví a permitir estresarme innecesariamente.


Entrevistas laborales

Mientras trabajé en Le Gourmet busqué trabajo de todas las maneras posibles! Podés ver el artículo que escribí de ¿Cómo buscar trabajo en Suecia? haciendo click aquí, seguro algunas formas las desconoces. 

Gracias a buscar trabajo por todos lados, obtuve 8 entrevistas laborales y 2 pruebas de trabajo. Las vacantes de trabajo eran para: empleada de cocina de 2 restaurantes, empleada en una empresa de cruceros, asistente social, empleada de limpieza para 2 empresas, housekeeping en una cadenas de hoteles, y por primera vez estando en el exterior, para un puesto profesional

Para mi, la entrevista profesional fue la más importante mientras estuve en Malmö. Jamás hubiese esperado conseguir en Suecia una entrevista para trabajar de lo que estudié y trabajé en Argentina. Además, la manera de cómo la conseguí fue pura casualidad! 

Había ido a una entrevista de trabajo en unas oficinas que necesitaban una empleada de limpieza. En la entrevista obtuve el puesto pero la manager debía confirmarme ya que tenía que coordinar un par de asuntos antes de contratarme. Cuando me estaba yendo, le comenté a la manager que estaba estudiando sueco y que entendía que era muy difícil conseguir trabajo de mi profesión sin hablar el idioma local. Ella misma me incentivó a buscar trabajo profesional si tenía título universitario. También me comentó que había empresas que trabajaban en inglés y que no era necesario hablar sueco. 

A la semana, la manager me llamó para comunicarme que no podía contratarme. Aun así, me pasó el contacto de una de las empresas que estaban contratando personal. Apliqué espontáneamente a esa empresa. Aunque en ese momento no había ninguna vacante, me llamaron para una entrevista. 

Estaba tan nerviosa que en la entrevista transpiré como nunca! Desgraciadamente, después de unos meses, me confirmaron que no podían contratarme ya que no había presupuesto. Aun así, estaba contenta de haber tenido una entrevista profesional en Europa por primera vez! Tampoco sería la última que tendría viviendo en Suecia.

Otra de las entrevistas que tuve fue para trabajar como asistente social. El puesto era para ayudar a una chica sueca en sillas de ruedas 2-3 veces por semana por la mañana. Aunque después me propuso trabajar por la noche y por cuestiones personales lo rechacé.

En la entrevista de trabajo para la empresa de limpieza me comentaron que aún estaban buscando clientes para poder hacer una propuesta laboral part-time. Después de unos días, me comunicaron que sólo podían ofrecerme trabajar 10 horas semanales y luego 30 horas semanales por un mes. Rechacé el trabajo ya que en simultáneo tenía la propuesta laboral profesional que como mencioné antes. 

También tuve una entrevista grupal para una empresa de cruceros que proponía trabajar durante 9 días en el verano. Si bien quedé seleccionada, decidí renunciar antes de empezar a trabajar ya que el pago por hora era 125 SEK incluyendo las vacaciones

Para el puesto de Housekeeping en el hotel, me entrevistó la manager del área, quien me insistió que debía hablar sueco para poder trabajar ahí. Le comenté que estaba estudiando sueco en el SFI. Además, me dijo que debía tener 3 días completos disponibles para poder hacer una prueba paga. Como en el restaurante no trabajé por una semana, le escribí a la manager para acordar los días de la prueba pero tardó un mes y medio en responderme. Coordinamos para hacer las pruebas y quedé seleccionada para trabajar durante el verano

En cuanto a las entrevistas en los 2 restaurantes, en ambos me pidieron hacer una prueba que sería paga. Además, me ofrecían trabajar entre 10 y 20 horas semanales hasta el verano. Luego, en temporada alta trabajaría a tiempo completo. El pago por hora era entre 115 y 120 SEK. Quedé seleccionada en uno de ellos pero como no podía combinar los turnos con los del local/restaurante francés, lo tuve que rechazar, por el momento…


Trabajar a pasos de casa

En cuanto me fui del local/restaurante francés, contacté a quienes me habían entrevistado de los lugares donde aún no se había concretado la propuesta laboral. Casualmente, uno de ellos me saludó un día por la calle y lo tomé como una señal. Le escribí y a la semana de haberme ido del local/restaurante francés ya estaba trabajando. Lo mejor era que el restaurante quedaba en la esquina de donde vivía en ese momento. Así que muchas veces era cuestión de levantarme de la cama, cambiarme y en menos de 2 minutos estar en el trabajo!

El concepto del lugar me encantaba! Trabajaban con productos frescos, ecológicos y el menú era casi vegano. El trabajo era muy dinámico y debías ser muy rápida para llevar el high-tempo que demandaba el lugar ya que era una combinación de restaurante-fast food saludable. Lo mejor era que en cada turno, las tareas iban cambiando ya que todo el personal hacía todo. Por lo tanto, cada día era distinto. Un turno podías estar trabajando en la cocina; al siguiente, preparando smoothies; después, lavando platos; o estar preparando café y cobrando en la caja. A pesar de que me encantaba el lugar y el ritmo de trabajo, me pareció muy bajo el salario por el nivel de exigencia que pedían. El salario era de 115 SEK por hora. Aunque una vez finalizado el tiempo de prueba, el cual era de 4 meses, y según tu experiencia, podías negociar un nuevo salario. 

Llegó junio, prácticamente ya era verano, lo cual significaba que trabajaría más horas.  Lejos de eso, había semanas que ni siquiera llegaba a las horas mínimas que me habían prometido o directamente no tenía turnos

Afortunadamente, me habían respondido del hotel para hacer los 3 días de pruebas pagos. Ya me estaba acostumbrando a armar mi sueldo en base a la acumulación de pruebas de trabajo!


Trabajar en 3 lugares simultáneamente

Mientras hice las pruebas en el hotel, también conseguí trabajo a través de un contacto en una empresa de limpieza en Vellinge, a 35 minutos en bus de Malmö

Por primera vez en mi vida y con una visa Working Holiday, tuve 3 trabajos! Debido a esto, pasé de no trabajar a hacerlo por 2 semanas sin descanso! En esos días, me dormía en el sofá en cuestión de segundos o al volver del trabajo, me bañaba y me iba directo a la cama y no me despertaba hasta el día siguiente. Llegó un momento en el que tuve que rechazar turnos porque mi cuerpo me pedía descansar al menos un día

Después de ese período, no podía seguir ese ritmo tan insalubre. Decidí renunciar al restaurante ya que era el que menos me pagaba y el que menos horas laborales me aseguraba. Acordé en el hotel trabajar sólo los domingos ya que ese día se paga mejor las horas. Por otro lado, en la empresa de limpieza en Vellinge me pagaban bastante bien y era donde prácticamente trabajaba de lunes a viernes. De esa manera, podría tener una rutina más equilibrada.


Trabajar en el Scandic

Si bien tenía experiencia en Housekeeping, en el Scandic la rutina era muy distinta al hotel en el que trabajé mientras viví en los alpes franceses

Mi día en el hotel empezaba desayunando. Si, hacía check in en el sistema del hotel, comía y después trabajaba. Al mediodía, todo el personal de Housekeeping comía en el restaurante del hotel. El tiempo y el costo de las comidas se descontaba del salario. 

Durante el desayuno, se repartía el listado de habitaciones a limpiar y se hacía entre 2 o 3 personas, según la cantidad de reservas. Por lo general, una persona cambiaba las toallas y sábanas, hacía las camas, sacaba el polvo de las superficies y aspiraba. Mientras que la otra limpiaba el baño y la cocina y por último mopeaba. Se debía terminar cada habitación en 10 minutos aunque durante la temporada de verano no se tenía en cuenta y no importaba trabajar más tiempo. Las horas extras eran reconocidas y pagas, muy por el contrario de lo que suele pasar en Dinamarca.

A pesar de que estaba aprendiendo sueco en el SFI, mi nivel era básico e incluso sospechaba que tenía acento polaco cuando lo hablaba. Prácticamente el idioma laboral era sueco. Fue un poco frustrante entender sueco, al menos la idea general, pero no poder hablarlo con el resto del personal.

Aun así, a fines de agosto terminó la temporada de verano y así mi trabajo en el Scandic. De hecho, se suponía que mi jefa me diría cuál sería mi horario cuando ella volviese de sus vacaciones. Luego de 2 meses de enviarle e-mails informando mi disponibilidad horaria, no recibí respuesta. En cambio, recibí una encuesta del hotel para que califique como fue mi experiencia trabajando en el Scandic. Le escribí a mi jefa para consultarle por la encuesta ya que mi contrato laboral aún no había finalizado. Me explicó que por no haber trabajado por 2 meses, el sistema automáticamente dejaba inactivo mi usuario. Ni siquiera gasté energía en explicarle que le había mandado varios e-mails con mi disponibilidad para trabajar después del verano. Por lo tanto, completé la encuesta y devolví mi uniforme. 

Por otro lado, después de 4 meses de reclamos, pude cobrar las diferencias de salario que tuve desde mi primer momento. Terminé de trabajar en agosto y cobré estas diferencias en diciembre. Después de idas y vueltas, obtuve mi recibo de sueldo en enero.


Trabajar en Vellinge

Por primera vez (si, en Suecia tuve varias primeras veces) tuve una entrevista laboral que simplemente era escribir mi nombre y mi número de teléfono en un papel. Luego, tenía que esperar a que me llamaran para una prueba paga. Me llamaron, hice la prueba y a la semana empecé a trabajar.

Si bien haber conseguido trabajo en Vellinge parecía prometedor ya que el horario y el salario eran geniales. Era tragicómico tener un nuevo contrato laboral cada 1-2 semanas! Lo más raro era que primero debía trabajar 1 o 2 semanas y luego recibía mi contrato por los días trabajados. Si bien temía no cobrar esas horas, mis compañeras me aseguraban que iba a obtener mi salario. Porque ese era el modus operandi con las nuevas empleadas hasta que las efectivizaban.

Otra de las cosas que más me llamó la atención de este trabajo era que el 95% de mis compañeras eran polacas. Cada vez que iba a trabajar, sentía que estaba en Polonia en vez de Suecia. Algunas de ellas no hablaban sueco o inglés o ninguno de los dos, pero que importaba si el resto de tus compañeras habla polaco, no? Me recordó a cuando trabajaba en el hostel de Hamburgo donde la mayoría éramos de Latinoamérica y se hablaba más español que inglés o alemán. Lo bueno es que aprendí algunas palabras en polaco de tanto escucharlas hablar entre ellas. Además, tuve la posibilidad de practicar sueco con quienes no hablaban inglés. Por este motivo, sospecho que hablo sueco con acento polaco! Porque si bien mis compañeras en Vellinge no tenía inconvenientes, cuando hablaba con otras personas, por ejemplo en el Scandic, prácticamente nadie me entendía. 

En cuanto al trabajo, por lo general, eran equipos de 2 o 3 personas, según la cantidad de trabajo que había en el día y la disponibilidad de camionetas. Por lo tanto, una siempre conducía, así que era una ventaja tener licencia de conducir válida para Suecia, aunque no era mi caso. 

Mientras una limpiaba las superficies, aspiraba y mopeaba, la otra limpiaba los baños y la cocina. En la próxima casa, se intercambiaban las tareas. Durante las mudanzas, cada persona hacía algo específico, por ejemplo: una limpiaba las ventanas, otra la cocina, otra los baños, etc. 

Lo bueno del trabajo es que podía ver cómo viven los suecos. Además de tener una decoración muy minimalista, que me encanta! Me llamaba la atención que las casas tenían más de una entrada, hasta incluso 4! Además, más de la mitad de las casas en donde trabajé, tenían sauna, que suele ser muy común en Finlandia

El día que no olvidaré será cuando fui a limpiar con una de mis compañeras un departamento de 3 pisos en Lund. La dueña de la casa nos compró rolls de canela y se sentó con nosotras a tomar café en su balcón. Nos preguntó sobre nuestras vidas, que hacíamos en Suecia, etc. Jamás me hubiese imaginado que una clienta nos invite a tomar café como si fuésemos amigas y hablar de la vida por unos 15 minutos. Si bien era habitual que nos den algo para tomar o comer, el hecho de que una clienta se tome el tiempo de compartir unos minutos para saber sobre nosotras, me sorprendió un montón! 

Otro de los días inolvidables fue durante la limpieza de una casa y mientras aspiraba me encontré un murciélago vivo! Grité del susto al verlo frente a la aspiradora! Le conté a mis compañeras y sólo una valiente se animó a agarrarlo con una bolsa y dejarlo en el jardín de la casa.

Recuerdos del murciélago que encontré en una casa. Fuente: Cinthia de Crecí Viajando.

Si bien durante el verano trabajé full time, al terminar, tenía que consultar cada semana y hasta casi todos los días por mis horarios. Esto se debía en parte porque mis jefas, ambas suecas, administraban sus propios clientes y se turnaban para ir a la oficina cada semana. 

Debido a cambios de último momento o desorganización, me ha pasado de que me han dado por error un horario que no era correcto y empezar más tarde o que me digan que no debía ir a trabajar cuando ya estaba en camino. A pesar de estos inconvenientes, la paga era mucho mejor que el resto de los trabajos que tuve en Suecia (138 SEK la hora). Gracias a este trabajo, después de meses, pude empezar a tener ahorros!


Aprovechar del tiempo libre

Como durante mis primeros meses con la  visa Working Holiday en Suecia trabajé pocas horas, además de buscar trabajo, aproveché el tiempo libre para hacer lo que me gustaba!

Después de tener mi primera clase de yoga mientras viajaba por los Balcanes, decidí tomar clases regulares al mudarme a Malmö. Cuando empecé a trabajar en el restaurante que quedaba en la esquina de donde vivía, me enteré que uno de los socios era dueño del estudio de yoga que estaba al lado. Además, tenía descuento por trabajar ahí. Por lo tanto, aproveché una promoción de 60 días que tenían en su momento. Aun así, fui a muy pocas clases porque debía planificar con anticipación antes de ir a cada clase. Esto se debía a que las clases eran hot yoga, por lo tanto debía tomar mucha agua antes, durante y después de cada sesión. Era genial porque liberaba un montón de toxinas pero me deshidrataba y me dolía demasiado la cabeza después de cada clase. Por lo tanto, al poco tiempo dejé de ir. 

Por otro lado, había averiguado para hacer clases de danzas árabes y conseguí un lugar muy económico, incluso más que en Hamburgo! Así que aproveché para asistir a las clases que se dictaban durante el verano. Por primera vez, disfruté un montón las clases de danzas árabes! Aun así, una vez terminada la temporada de verano, decidí no continuar ya que empezaba a plantearme irme de Malmö.

Además de asistir a yoga y danzas, empecé a darle vida a este proyecto, Crecí Viajando. Mientras viajaba por los Balcanes, le compartí mi idea a mi amigo y él me animó a hacerlo realidad. Desde que llegué a Suecia, dentro de una combinación de noches de insomnio y mucho tiempo libre, empecé a armar en mi cabeza este espacio que tantas veces me sugirieron de hacer (incluso antes de hacer mi primera visa Working Holiday en Dinamarca) y que por muchos años postergué. Si bien aún no es el 100% de lo que quiero que sea, para mí es genial haber empezado a tener algo propio y enfocar mi energía en algo que disfruto hacer! 


Recorrer Skåne

Algo que disfruto mucho es conocer nuevos rincones, sin importar si es a la vuelta de casa o del otro lado del mundo! Por eso, siempre que pude recorrí Malmö y durante el verano aproveché para viajar por Skåne

Descubrir nuevos rincones en Malmö fue parte de mi rutina, como esta galería en Gamla Staden. Fuente: Cinthia de Crecí Viajando.

Skånetrafiken es la empresa de transporte de la región y en verano ofrece el sommarbiljetten que dura 2 meses. El precio es muy económico y permite recorrer toda la región ilimitadamente durante ese período. Aproveché para comprar este ticket, así pude recorrer Skåne y además, fue muy conveniente cuando empecé a trabajar en Vellinge

Cada vez que pude, me entregué a descubrir los rincones de Skåne, algunos de ellos están entre mis favoritos de Suecia

Cuando llegué a Malmö me dijeron que en Skåne había una playa que parecía el Caribe. Desde entonces, le pregunté a cada persona que conocía dónde quedaba ese lugar. Hasta que alguien me nombró un par de playas, entre ellas la que se encuentra en el Parque Nacional Stenshuvud. No sé si se parece al Caribe, jamás estuve ahí, pero definitivamente es una playa que difícilmente diría que está en Suecia! Esta playa es increíblemente hermosa! Tiene arena clara, agua cristalina y está rodeada de bosque. Es como si el paraíso estuviese en la Tierra! Desde que puse un pie ahí, está entre mis lugares favoritos en Suecia!

Playa del Parque Nacional Stenshuvud, el paraíso en la Tierra! Fuente: Cinthia de Crecí Viajando.

Hablando de playas, otras de las que me nombraron como  posibles candidatas a confundir con el Caribe son: Sandhammaren y Skanör. Si bien prefiero la de Stenshuvud, estas playas también están entre mis favoritas! 

Otras playas recomendadas son las de Falsterbo y Höllviken, aunque si tuviera que elegir, me quedaría con la de Skanör que se encuentra cerca de éstas. De hecho, como trabajaba por la zona, un día en la hora de descanso, fui con mis compañeras a almorzar a la playa de Skanör

Las famosas casitas de colores de la playa de Skanör. Fuente: Cinthia de Crecí Viajando.

Si de lugares favoritos hay que hablar, Kullaberg entra en la lista! Kullaberg es una de las reservas naturales más lindas que he visto hasta ahora. Está en uno de los extremos de la costa oeste de Skåne. Está rodeada de bosque, playas de piedra y tiene unas vistas increíbles! Cerca de ahí, está Mölle, que desde su puerto tiene unas vistas hermosas de la pequeña ciudad y también parte de la reserva natural.

Casas de colores en Ystad. Fuente: Cinthia de Crecí Viajando.

Otros lugares que pude recorrer durante el verano fueron las ciudades de Simrishamn y Ystad. A mi parecer son bastantes parecidas, con la diferencia que la primera es mucho más pequeña que la segunda. Aun así, ambas comparten sus encantadoras casas de colores, típicas de Escandinavia

Además de las casas de colores, Simrishamn tiene la particular de tener estos tejidos de colores en los tubos de calefacción. Fuente: Cinthia de Crecí Viajando.

También, aproveché para ir al castillo de Torup, a unos 50 minutos en bus desde Malmö, aunque también es posible ir en bicicleta gracias a las bicisendas. Este castillo está rodeado de bosque y es ideal para pasar el día. 

Castillo de Torup, a 50 minutos de Malmö. Fuente: Cinthia de Crecí Viajando.

A pesar de haber podido recorrer varios lugares de Skåne durante el verano, seguí visitando otros lugares durante la primavera y el otoño como Alnarp, Lund y el Parque Nacional Söderåsens.  

Si bien me quedaron pendientes algunos lugares por recorrer, disfruté un montón recorrer tantos rincones de Suecia mientras pude. Estar en contacto con la naturaleza me ha ayudado un montón en los momentos más difíciles y han sido fuente de reflexión e inspiración cuando más lo necesité.


El juego de la vida: pierde su turno y retrocede 10 casilleros 

Si bien creía que trabajar pocas horas sería temporal, era la primera vez que lo que cobraba no me alcanzaba ni para pagar el alquiler o comer. Por lo tanto, después de casi 4 años viajando y trabajando con las visas Working Holiday, consideré hacer dumpster diving. Aunque lo hice sólo una vez y sin éxito. Aunque al unirme a grupos de Facebook para rescatar comida de los mercados en Malmö antes de que cierren. Más allá que siempre me pareció muy buena idea rescatar comida para evitar que se desperdicie, también creí que era mejor que lo aprovechara la gente que lo necesitase

Sólo con la visa Working Holiday de Suecia me quedé sin dinero más de una vez. Afortunadamente, me han prestado para poder afrontar mis gastos fijos como el alquiler, la comida o el transporte. Aun así, realmente sentía que estaba perdiendo en el juego de la vida porque ni siquiera en Argentina había experimentado una situación así, la cual se mantuvo por meses.

Aunque intentaba verle el lado positivo a las cosas y tratar de pensar que sólo era algo temporal o una mala racha… por primera vez empezaba a quedarme sin energías y sin ganas de seguir luchando

Luego de trabajar por 7 meses, empecé a tener ahorros en Suecia. Aun así, lo peor estaba por llegar y ni siquiera estaba al 100% para enfrentarlo…


¡La peor convivencia!

A fines de septiembre comencé a buscar alojamiento. Afortunadamente, conseguí de un día para otro, visitar 4 habitaciones. Una era para compartir con un chico pero debido a los malos entendidos desde el primer momento, lo descarté. La otra habitación era para compartir con una chica peruana que estaba remodelando el departamento. Por lo tanto, estimaba que los primeras 2 semanas estaría sin poder usar el baño y la cocina. Me propuso no pagar el alquiler hasta que pueda utilizar todas las instalaciones de la casa. Me pareció descabellada la idea de vivir en un lugar y ni siquiera poder usar el baño. Lo descarté. Después fui a ver otra habitación que estaba muy bien ubicada pero cuando llegué el chico me dijo que la habitación se alquilaba sin amueblar. Por lo tanto debía comprar la cama si quería alquilarla. Por el tiempo que me quedaba de la visa Working Holiday en Suecia  no me parecía conveniente comprar cama y muebles. Así que también lo descarté.

Finalmente, quedó la última habitación por ver, era para convivir con una señora de Serbia. Como ella estaba de vacaciones, la hija me mostró la habitación. La ubicación estaba bien, el alquiler era económico y la habitación tenía hasta sofá y una mesa ratona, lo cual me pareció genial ya que el living no se compartía. Además, podía registrar mi personnummer ahí. No tendría costos extras, hasta los lavarropas del edificio eran automáticos y tenían su propio polvo para lavar y suavizante incorporados a las máquinas! 

La dueña no hablaba inglés pero si sueco. Como estaba aprendiendo sueco, me pareció una buena oportunidad para practicarlo en casa, ya que lo venía haciendo sólo en el trabajo. Además, fue el lugar que más me convenció y fue el que elegí después de pensarlo por un par de días. Lo que jamás creí es que estaba por vivir la peor de las convivencias que tuve hasta ahora!

Avisé donde vivía que me mudaría y a 2 días de mudarme, fui a firmar el contrato de alquiler. En cuanto entré al departamento y vi a la dueña, sentí una muy mala energía. Tuve el presentimiento de que tendría problemas con ella con tan sólo verla. Fue sólo cuestión de minutos para darme cuenta de que estaba metiendo en la boca del lobo!

Por primera vez (para mí ya era un clásico en Suecia) me entregaban una carta con todas las condiciones de convivencia. Las reglas de convivencia incluía: comprarme mis propios productos de limpieza, incluyendo el papel higiénico; no podía tener visitas ni usar el baño después de las 10pm (esto era para no molestar a los vecinos). Aun así, estas últimas condiciones no eran respetadas por la propia dueña ni su hija ni nieta. Más de una vez he tenido que soportar los gritos debido a las discusiones que había entre ellas, tanto a las 8 a.m. como a las 11 p.m.. Por otro lado, cuando fui a visitar la habitación, pregunté si era posible recibir visitas y la hija me había dicho que no habría inconvenientes en que se quedara a dormir las visitas mientras avise con anticipación. 

A 2 días de mudarme, las reglas del juego habían cambiado bastante pero como ya había avisado que me mudaba del otro departamento, decidí mudarme igual y seguir buscando alojamiento. Tal vez la mejor solución hubiese sido buscar otro lugar. Pero en ese momento, también estaba bastante cansada mentalmente así que creo que tampoco pensaba con mucha claridad

En mi primera semana en el nuevo departamento prácticamente ni estuve ya que fui a visitar a una amiga en Rörum porque luego se mudaría a Linköping. Por lo tanto, después que volví empezaron los problemas…

El pequeño y encantador pueblo de Rörum. Fuente: Cinthia de Crecí Viajando.

Por empezar, la dueña tenía algunas manías con la limpieza y la ubicación de las cosas de la casa. Por ejemplo: un día dejé la esponja detrás del grifo ya que había visto que siempre estaba ahí. La dueña me remarcó que debía estrujar bien la esponja y que debía estar siempre en la pileta. Me disculpé pero a los 2 días olvidé hacerlo y me gritó diciéndome que ya me había explicado lo que tenía que hacer. Me quedé helada con su reacción. Me disculpé y me fui a mi habitación. Por otro lado, empecé a notar que cada vez que yo salía del baño, ella entraba y salía luego de unos segundos. Me pareció raro pero traté de ignorarlo. Unos días más tarde, cuando la hija vino de visita al departamento me pidió que cada vez que use el inodoro baje la tapa ya que la madre tenía miedo que entrase una rata por ahí. Como la madre no sabía como explicarlo, cada vez que salía del baño, ella iba a bajar la tapa. Me pareció raro pero no me costaba nada hacerlo. 

Cuando me mudé, en el edificio estaban cambiando las ventanas de todos los departamentos. Pasaron unas semanas y empezaron a trabajar en el piso donde vivía. Como la dueña había puesto en sus condiciones de convivencia que dejara la ventana abierta de mi habitación, lo hacía cada vez que volvía al departamento. Además, cuando volvía a casa tenía una cinta de papel tapando la cerradura de la puerta de mi habitación. Luego, la hija de la dueña me explicó que su madre tenía miedo de que algún vidrio pasase por la cerradura y llegue hasta el pasillo o living del departamento

A lo que nunca le encontré explicación fue que había frascos tapando la rejilla de la bañera y la pileta. Tal vez podría entrar algún insecto por ahí. A esa altura, empecé a creer que cualquier manía era posible!

Por otro lado, la comunicación con la mujer no fluía, cada vez que le hablaba se burlaba de como hablaba sueco. ¡Es muy probable que fuera gracioso mi acento polaco! Aunque con el correr de los días comencé a sentirme incómoda por la situación. Por lo tanto, si había algo que no pudiese decirle a la dueña, le enviaba un mensaje a la hija para que luego se lo comunique a ella. De hecho, fue lo que me ofrecieron en un principio.

Cada día tenía una nueva historia con la dueña y su hija, pero la incomodidad y lo absurdo llegó a su cumbre un día que volví del trabajo. Ni bien entré al departamento, la dueña me comentó que ese día había notado un olor desagradable en la cocina y empezó a buscar de donde provenía y descubrió que eran mis zapatillas. En varios países de Europa, es costumbre descalzarse al entrar a una casa y dejar el calzado en la entrada o pasillo. Habían pasado 5 días desde que había lavado mis zapatillas y las había dejado en el pasillo. Durante ese tiempo, la dueña me había visto y no me había dicho nada. Me pareció raro que el olor lo haya descubierto 5 días más tarde. Cuando me lo comentó, me acerqué a las zapatillas y noté un olor de humedad una vez que puse mi nariz en ellas. Linda imagen, no? Por lo tanto, llegué a la conclusión de que la dueña había hecho lo mismo.

Simplemente para evitar más inconvenientes, agarré mis zapatillas y las llevé a mi habitación. Aunque ella me insistió que las deje en el balcón que estaba al lado del living. Le respondí que a mi no me molestaba el olor y que prefería tenerlas en mi habitación. Traté de ser lo más educada posible pero por dentro, sentía que la situación estaba escalonando a un nivel sin precedentes y no sabía cuánto tiempo más podría aguantar sus manías. 

Al día siguiente, unas chicas uruguayas me habían ofrecido mudarme con ellas al mes siguiente o quedarme con el departamento que dejarían libre. De una u otra manera, ya deseaba irme de ahí. Por lo tanto, le dije a la dueña que me mudaría en un mes. Me dijo que no había problema. Aun así, para evitar malos entendidos le envié un SMS a la hija para que quede por escrito que me mudaría. 

A los pocos minutos, la dueña vino a mi habitación diciéndome que no podía mudarme antes de enero y en caso de hacerlo ella se quedaría con mi depósito. Como no me pareció justo, le aclaré que hablaría con la hija ya que creía que era lo más apropiado. Mi nivel de sueco no era tan alto como para hablar sobre un tema tan delicado como la devolución de mi depósito. Aun así, la dueña me insistió que iba a pagar y que no podía mudarme antes de terminar el contrato de alquiler

Al día siguiente, la dueña me preguntó si el motivo por el cual había decidido mudarme era por lo que me había comentado de mis zapatillas. Porque la hija estaba preocupada de que me vaya luego de un mes de convivencia. Sin importar el motivo, lo bueno fue que entendió que era libre de mudarme cuando quisiese mientras avise con tiempo. Además, mientras dejase la habitación y los lugares comunes del departamento en condiciones, tenía derecho a recibir la totalidad de mi depósito al mudarme. 

Pasó una semana y llegó el momento de que cambien las ventanas del departamento. Por lo tanto, me pidieron que deje la puerta de mi habitación sin llave para que los obreros puedan trabajar libremente ese día mientras yo no estaba. Por otro lado, teníamos que usar plástico para cubrir los muebles de todo el departamento. Así que ambas cubrimos los muebles, yo los de mi habitación y ella los del resto de la casa. Como los obreros empezaban a trabajar desde las 6:30, decidí despertarme más temprano para cubrir mi cama con plástico, desayunar e irme a la biblioteca. Salí de la habitación para ir a desayunar a la cocina y me encontré con todos los muebles, incluyendo el grifo, totalmente cubiertos por plástico! Es decir, que si hubiese querido tomar un vaso de agua, no hubiese podido! Le comenté a la dueña que debería haberme avisado que cubriría totalmente la cocina. Me dijo que esperase hasta que terminaran los obreros de trabajar para poder desayunar. Simplemente agarré mis cosas y me fui a desayunar a la estación central. Luego me fui a la biblioteca a escribir para Crecí Viajando.

Cuando volví al departamento, la dueña empezó a gritarme diciendo que tenía que limpiar mi habitación. La cual había dejado limpia el día anterior pero sospechando que seguramente la suciedad se debía a que los obreros estuvieron trabajando ahí, moví la mesa ratona y le mostré que había la suciedad que había era resto de material que usaron para colocar las nuevas ventanas. Siguió gritándome y de los nervios lo único que pude decirle fue que no era amable conmigo. No se me venía a la cabeza otra frase en sueco!  Para ese momento ya me parecía que no podía estar más en ese lugar. Agarré la mayor cantidad posible de mis cosas, las llevé al departamento de las uruguayas y me fui a pasar la noche a Dinamarca. Si, me crucé la frontera, pues… me sentía mejor del otro lado del puente!

Lejos de calmarse la situación, empeoró! Al día siguiente, me llamó la hija ya que necesitaba la llave de mi habitación para que puedan entrar a inspeccionar las nuevas ventanas. Aparentemente, ni la dueña ni la hija tenían la copia de la puerta de mi habitación. Aun así, hicieron una copia y el costo de la misma me la descontarían del depósito. Aproveché ese llamado también para avisar que me mudaría antes del departamento y que quería hacer la inspección lo antes posible.


Momento de mudarse de ciudad

La convivencia iba de mal en peor y al tener una semana libre en el trabajo, aproveché para visitar a mi amiga en Linköping. Antes de llegar a la ciudad, mi amiga me había dicho que podía tener una entrevista con su jefe ya que estaban buscando personal para el nuevo restaurante. Además, a la semana siguiente la dueña de su departamento se iba de viaje por 4 meses y si conseguía el trabajo, me alquilaría la habitación. Me pareció una buena oportunidad y muy optimista me fui con la mitad de mis cosas a Linköping.

El mismo día que llegué, las cosas no estaban bien en el trabajo de mi amiga. Yo venía desgastada de energía por todo lo que venía arrastrando prácticamente desde que había empezado mi visa Working Holiday. Por lo tanto, no iba a insistir para trabajar en un lugar que desde afuera se percibía que el ambiente de trabajo dejaba mucho que desear. Además, su jefe olvidó por completo que tenía una entrevista conmigo. Así que después de unos días, que igualmente me sirvieron para despejarme, volví a Malmö.

Al volver a Malmö, tuve la discusión con la dueña cuando vinieron a cambiar las ventanas. Al día siguiente, pregunté en el trabajo si trabajaría al día siguiente ya que de no ser así podría quedarme una noche más en Dinamarca. Mi jefa me respondió que no tenía que trabajar por el resto de la semana. Como mencioné antes, en la empresa de Vellinge, cada semana mis jefas se turnaban para ir a la oficina. Por lo tanto, le pregunté a mi otra jefa que días trabajaría y me dijo que para la próxima semana no había trabajo para mí. Es decir, que durante noviembre sólo trabajé una semana. Tomé la decisión de renunciar por e-mail y decidí mudarme a Linköping. Lo cómico fue que a la hora me llamó mi jefa para que vaya a trabajar al día siguiente! Le expliqué que ya había renunciado y que me envíe todos los contratos pendientes a Linköping

Irme de Malmö fue dejar atrás ese entusiasmo que sentí el día que había ido a hacer mi tarjeta de residencia. Estaba súper emocionada por estar a días de mudarme y empezar mi vida en Suecia. Con el correr de los meses, todo ese entusiasmo se fue apagando. Fueron muchas las señales que me decían que ese no era mi lugar y me costó mucho tiempo reconocerlo. Recién cuando todo se derrumbó a mi alrededor, acepté que tenía que irme si quería sentirme mejor

Como el atardecer sobre el Öresundsbron, mi tiempo en Malmö había llegado a su fin.
Fuente: Cinthia de Crecí Viajando.

Decidí arriesgarme y mudarme a Linköping. Total… no tenía nada que perder. Además, finalmente podría sentirme acompañada y comprendida, algo que pocas veces había encontrado en Malmö

Una vez más, agarré mis cosas y me tomé el próximo tren a Linköping… 




Espero que este artículo te haya ayudado para tus planes en Suecia, más que nada que hay que evitar para poder disfrutar de tu estadía en este país escandinavo. 

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Mi experiencia con la visa Working Holiday en Alemania: parte II

Después de mi viaje por Europa, volví a Hamburgo para trabajar durante la temporada de verano. Aun con las energías renovadas y lista para mi nueva etapa en Alemania, la búsqueda laboral y habitacional fue más complicada de lo que esperaba.


Buscando trabajo

Traté de volver a Foodora pero me dijeron que mi visa sólo me permitía trabajar por 6 meses y ya había trabajado con ellos 2 meses. Por lo tanto, no me harían un contrato por menos de 6 meses

Así que empecé con la búsqueda laboral. Me llamó la atención que varias vacantes para puestos, como por ejemplo: de Housekeeping, era obligatorio hablar alemán con fluidez y tener licencia de conducir. Si bien busqué en varios rubros, viendo los requisitos para un trabajo simple, me dio la sensación que encontrar trabajo iba a ser más difícil de lo que pensaba.

Por primera vez, después de un mes buscando no encontraba y eso que era temporada de verano. Era la primera vez que tardaba más de una semana de encontrar trabajo. Por eso, empecé a considerar la posibilidad de mudarme a Berlín ya que la oferta laboral era mayor. Aun así me daba pena dejar al grupo de amigas/os que me había hecho al poco tiempo de haber llegado a Hamburgo

Cuando ya estaba considerando la idea de mudarme de ciudad, empecé a recibir llamados para entrevistas laborales. En uno de los lugares donde me llamaron para conocerme, ahí me dijeron que no habría problema de que no hablase alemán. Después de una semana me llegó el e-mail de que no había obtenido el puesto de trabajo por no hablar alemán

Finalmente, después de una semana llena de entrevistas, obtuve 2 trabajos! Uno era en un local de vinos bajo la modalidad de minijob. Simplemente tenía que limpiar después de los eventos. También conseguí trabajo full time en el hostel de la cadena Generator, bastante conocida en Europa. Más allá de eso, para mí el edificio del hostel tenía un plus: había sido el lugar donde los Beatles grabaron su primer CD mientras vivieron en Hamburgo en sus primeros años de carrera! Como fan del grupo, ir a trabajar pensando eso, era un placer!

Trabajar donde grabaron Los Beatles. Fuente: Cinthia de Crecí Viajando.


Trabajar donde grabaron Los Beatles

El puesto de trabajo al que me había postulado en el hostel era para ser parte del equipo que correspondía a las comidas y bebidas, es decir: el bar, café, desayuno buffet y cocina. Aun así, principalmente iba a estar trabajando en la cocina. Aunque no me caracterizo por mis habilidades en la cocina, mi jefe me recalcó que no debía hacer platos muy elaborados y que estaba seguro que podría hacerlo. 

Era la primera vez que trabajaba en en una cocina. Por lo tanto, aprendí un montón! Además de cocinar, tenía que lavar los platos. Además, cuando trabajaba por la mañana, preparaba con mis compañeras el desayuno buffet

Reconozco que me sentía mucho más cómoda trabajando durante el desayuno. Me parecía más entretenido, fácil, práctico y el tiempo se me pasaba volando! Cuando quería darme cuenta ya estaba libre a las 14:00 y tenía por delante toda la tarde!

La ventaja de trabajar en el hostel fue que prácticamente trabajaba en español ya que mi jefe era chileno y la mayoría del personal en mi sector era latino. ¿La razón? Mi jefe creía que la gente latina trabaja mejor que los alemanes. Estoy totalmente de acuerdo y creo que es debido a que tanto los alemanes como los europeos reciben un subsidio por desempleo que algunas veces supera el salario mínimo. Por esta y otras razones, un latino muy probablemente contrate a alguien de Latinoamerica en vez de un europeo, a cambio que sea más beneficioso económicamente para la empresa contratar a un europeo. 

Si bien disfrutaba de mi trabajo durante la mañana, a la tarde/noche podía llegar a ser muy estresante, especialmente cuando había eventos y grupos de estudiantes. Aunque también he tenido turnos en donde prácticamente no había nada para hacer. Estuve trabajando en el hostel hasta un día antes de irme de Alemania.


Vivir en Alemania hablando español

Como mencioné antes, me hice un grupo de amigas/os al poco tiempo de llegar a Hamburgo. Además en el hostel, la mayoría eran latinos y hasta he llegado a compartir departamento con gente que hablaba español. Por lo tanto, prácticamente no hablaba ingles y mucho menos alemán. Esta era la primera vez que me pasaba de encontrarme con tanta gente latina o que hable español haciendo la visa Working Holiday.  Eso que no tenía la mínima intención de relacionarme con gente que hable español.


Cuarta mudanza

Cuando estaba de viaje por Londres, quedó libre una habitación en el departamento donde vivía una de mis amigas. Así que al volver a Alemania, ya tenía una habitación! Me mudé al barrio Rotherbaum, cerca del centro de Hamburgo y a 10 minutos en bici de mis trabajos. ¡La ubicación era ideal! Además de estar muy cerca del Alster y del Planten und Blomen, donde iba con frecuencia a tomar mate y sol durante el verano.

Planten und Blomen es ideal para ir a tomar mates. Fuente: Cinthia de Crecí Viajando.

Si bien podía quedarme en la habitación hasta cuando me fuese de Alemania, algunas de las condiciones que tenía la dueña no me parecían coherentes, como por ejemplo: estaban prohibidas las visitas nocturnas de parejas. Por otro lado, empecé a sentirme incómoda con el hecho de que la dueña entraba a mi habitación en mi ausencia. Priorizo mucho la privacidad y creí que era mejor mudarse. Además, me costó mucho obtener el Anmeldung en esa dirección. Le expliqué a la dueña que si no podía registrarme en donde vivía, ambas tendríamos que pagar una multa. Así que finalmente cedió y pude hacer el cambio de dirección

Durante los 2 meses y medio que viví en ese departamento, me mudé internamente a las 3 habitaciones que había en la casa. Primero fue porque la primera habitación en la que estaba tenía la mejor conexión de wifi se la ofrecieron a una estudiante de alemán al poco tiempo que llegué a la casa. Luego, obtuve una habitación con balcón y fue en la cual sentí menos privacidad. Por último, ya le había dicho a la dueña que buscaría alojamiento en otro lado. Por lo tanto me ofreció mudarme a una habitación más chica para que pagué menos alquiler mientras buscaba otra cosa. Además, para ese entonces no había conseguido trabajo aún. A pesar de haber acordado pagar un 50% menos de alquiler por mudarme a la habitación más pequeña del departamento, la dueña me ofreció la habitación  que había dejado mi amiga libre. Cuando pasó esto, la dueña quiso mantener su palabra y fue así como el descuento en el alquiler se mantuvo igual. Es decir, que mi último mes estuve en una habitación ubicada cerca del centro por solo €200

Postales sobre mi viaje previo a mudarme a Rotherbaum.
Fuente: Cinthia de Crecí Viajando.


Quinta mudanza

A 2 días de tener que mudarme, conseguí habitación en Hammer Kirche, a 10 minutos del centro. Si bien mi nueva compañera de piso era alemana, cualquiera que la escuchase hablar español podría decir que era colombiana. Ni hablar de que en la casa en vez de una bandera alemana había una de Colombia. Recuerdo que el día que fui a ver la habitación, en broma le pregunté si estaba segura que era alemana. Además de su acento colombiano, se comportaba más como una latina que una alemana

Ni bien nos conocimos tuvimos muy buena química! Desgraciadamente, la habitación que alquilaba estaba disponible por un mes ya que días se la había reservado a una chica peruana. Aun así me mudé. 

Así me recibió mi compañera de piso el día que me mudé a Hammer Kirche.
Fuente: @creciviajando.

La verdad que fui muy malcriada y consentida por mi compañera de piso mientras viví ahí. De hecho, me ayudó a redactar la carta para rechazar el reclamo del pago de la Licencia de Medios de la casa donde había hecho el voluntariado cuando llegué a Hamburgo. Además, una de mis amigas también me había ayudado a averiguar como podía hacer para evitar pagar algo que no me correspondía. A veces tengo la sensación de estar rodeada de la gente correcta. Siempre tuve la fortuna de tener la ayuda de alguien. Aun así, siempre me sorprende cuando la ayuda proviene de alguien que apenas me conoce o es alguien completamente desconocido! 

Algo que no tuve en cuenta cuando decidí mudarme aunque sea por un mes a Hammer Kirche fue que durante agosto y septiembre es la época del año más complicada para buscar alojamiento. Esto se debe a que los estudiantes universitarios buscan alojamiento ya que empiezan su semestre. Hamburgo, al igual que varias ciudades en Europa, se caracteriza por ser una ciudad estudiantil. Por lo tanto, la suerte que tuve un mes antes, no se volvió a repetir cuando volví a buscar alojamiento.


¡La semana más estresante en Alemania!

Cada vez que tenía tiempo libre en el trabajo buscaba alojamiento. Además, activé las alertas en todas las páginas para buscar alojamiento y en los grupos de Facebook. A pesar de haber sido lo más flexible posible, por semanas, no conseguí un lugar que se adecuara a mi presupuesto y a las fechas que necesitaba! Hasta había buscado alojamiento en hostels y hoteles pero al tener que mudarme un fin de semana y más en Europa, no había disponibilidad. Bueno, en realidad, lo más barato que había conseguido era una habitación por €100 la noche! Generalmente, el alquiler de una habitación amueblada es de €400 por mes. Me pareció una locura reservar una habitación en donde en 4 noches gastaba lo mismo que alquilando una habitación en un mes!

El día anterior a tener que mudarme, fui a ver 2 habitaciones. La primera que fui a visitar, y por primera vez, también había otras personas. Puede llegar a pasar esto si alquilas un departamento pero raramente si es una habitación. La ubicación estaba muy bien aunque la habitación estaba conectada con otra. La segunda habitación también estaba bien ubicada, la habitación también estaba conectada con la habitación de la dueña. Además, debía pagar extra por las visitas, a cambio que mi compañera de piso no estuviese en el departamento. Aunque me parecía ridículo, siendo la noche anterior a tener que dejar mi habitación, acepté. Debido a que la chica tenía que irse al día siguiente a Berlín, debía mudarme esa misma noche. Estas son sólo algunas de las condiciones que tenía para mudarme. Todo me parecía una locura y aun así tomé la decisión de mudarme igual. Creo que la desesperación del momento no me dejaba pensar con coherencia o al menos llegué a esa conclusión. Como debía pagar en efectivo el alquiler, esto no lo recomiendo para nada, debía retirar el dinero del cajero automático

Antes de volver a casa, pasé por el cajero. Para mi desgracia (o suerte) mi tarjeta quedó trabada dentro de la ranura del cajero. En ese momento creí que era lo peor que me podía pasar un viernes a la noche! Tenía que esperar hasta el lunes para poder recuperar la tarjeta. Afortunadamente, después de minutos intentando sacar la tarjeta del cajero, vino un chico y entre ambos la recuperamos. Otra vez, salvada por un desconocido! Logré sacar la tarjeta y el dinero y me fui a casa.

Al llegar al departamento, le conté a mi compañera de piso que me mudaría en ese momento. Además, le comenté sobre las condiciones de la habitación, el departamento y mi futura compañera de piso. Reconozco que las condiciones eran de las más raras que había escuchado hasta el momento pero acepté por desesperación. Mi compañera de piso me hizo entrar en razones y me dijo que no me mudara, que era una locura (tenía razón!) y que buscaríamos avisos toda la noche hasta encontrar un lugar.

Mientras hablábamos me llegó un mensaje de una mujer respondiendo mi solicitud por una habitación en pleno centro de Hamburgo. Me propuso ir a ver la habitación al día siguiente. Acordé con ella para reunirnos después del trabajo. 

La habitación tenía una ubicación privilegiada, en pleno centro, a menos de 5 minutos en bici del trabajo! Estuvimos hablando por 2 horas sobre las condiciones del alojamiento. Algunos de los temas que tratamos fueron: las restricciones en algunos espacios de la casa,  la conexión de Wifi, período de alquiler y el Anmeldung

Una de las condiciones que tenía la mujer sobre el departamento era que el living no se compartía ya que estaba conectada con la habitación de la dueña. Me pareció válido y acepté. Lo que me llamó la atención fue que cuando la dueña tuviese reuniones de trabajo yo no podía estar en el departamento. Algo a lo que podía ceder pero aun así me parecía rara la petición. 

Respecto a la conexión de Wifi, yo debía contratar mi propia proveedora o debía pagarle €20 extras, es decir, además del alquiler. Negocié que los gastos de Internet sean incluidos en el pago del alquiler. Luego, me pidió que no realice ninguna descarga online. En varias partes de Europa, como en Alemania y Dinamarca, muchas descargas online están prohibidas y penalizadas. En Alemania, la penalización es de hasta una multa de €1500 por hacer un tipo de descarga online que no corresponda. Le aseguré que sólo veía videos por Youtube, me empezó a cuestionar si era legal ver videos por Youtube. Le respondí que era legal pero podía googlearlo para asegurarse. Como forma de garantía, debía darle una copia de mi pasaporte por si llegase una multa con el IP de mi laptop.

Otra de las condiciones fue que pagase el mes de diciembre completo, aun cuando a principios de ese mes me iría de Alemania. Este punto si traté de negociarlo ya que su fundamento era que la gente cuando se va de vacaciones sigue pagando el alquiler, lo cual era cierto. Pero en mi caso, si bien pensaba irme de viaje al terminar de visa Working Holiday, también me iba del país! Por lo tanto, no era la misma situación que la gente que vuelve de vacaciones. 

Por último, hablamos del Anmeldung. Después de explicarle por varios minutos los motivos  por el cual lo necesitaba y cómo era el procedimiento, aceptó darme la dirección para hacer mi registración en el departamento. 

Como comenté antes, no recomiendo para nada pagar un alquiler en efectivo, excepto que te entreguen un recibo de pago a cambio. Para asegurarme de tener la habitación reservada, antes de irme le pagué el mes de alquiler y le pedí un recibo de pago. Acordamos que el depósito se lo pagaría entre el lunes y el martes por transferencia bancaria.

Volví a mi antiguo departamento y le conté a mi compañera de piso que había conseguido lugar. Ella junto a un amigo de ella me ayudaron con la mudanza. Llegamos, dejamos las cosas, intercambiamos apenas unos minutos con la dueña del nuevo departamento y fui a acompañar a mi ex compañera de piso y su amigo a la puerta del departamento. Cuando nos despedimos,  mi ex compañera de piso me advirtió que tuviese cuidado con la mujer ya que tenía un mal presentimiento. Sinceramente, me sorprendí porque apenas interactuó con la mujer en menos de 2 minutos! Además, jamás creí que al volver al departamento se iba a materializar ese presentimiento. 

Al entrar al departamento, la dueña me dijo que debía pagar por la conexión de wifi como un gasto extra.  Además, me dijo que no podía darme la dirección para hacer el Anmeldung. Le expliqué que habíamos acordado los términos por 2 horas durante mi visita antes de mudarme, no podía cambiarme las condiciones tan repentinamente y recién mudada. Le insistí que si no podía registrarme en el departamento, no podía quedarme. Realmente necesitaba más que nunca registrarme! La nueva compañera de piso de mi antiguo departamento debía registrarse en donde yo vivía antes. Si yo no me registraba en una nueva dirección, seguiría con mi Anmeldung en mi antigua dirección. Por lo tanto, la nueva inquilina no podría registrarse. Por eso, empecé a preocuparme ya que debido a un cambio de parecer de la dueña, podía perjudicar a alguien más y no me parecía justo.  Con respecto a la conexión de wifi, me ofreció pagar €10 en vez de €20. No cedí ya que en ese momento me daba la sensación que la dueña no estaba siendo sincera. Es cierto que la diferencia de dinero no es mucha pero me empecé a preguntar: ¿Por qué esta mujer cambió de parecer en cuestiones de horas? ¿Al día siguiente vendría con otros cambios de condiciones? Por lo tanto, le remarqué que si las condiciones no se mantenían como habíamos acordado antes de mudarme, no podría quedarme. En ese momento dijo que lo pensaría y me lo confirmaría al día siguiente. Desde esa noche empezó la peor de mis semanas desde que era nómada. Aun así esa misma noche prácticamente no dormí. Me la pase entre llantos y vómitos hasta que sonó la alarma a las 5:30. Ese día tenía que trabajar en el desayuno del hostel. 

Llegué al trabajo tan angustiada que cada vez que tenía ataques de tos terminaba vomitando. Todo lo que tomaba y comía lo vomitaba casi de inmediato. Lloraba del dolor que me provocaba cada vez que devolvía y sentía no tenía más nada en el estómago. Las costillas me dolían cada vez que tosía y así estuve por bastante tiempo. Lo más lógico hubiese sido que me fuese del trabajo de lo mal que me sentía. Aun así, estábamos con mucho trabajo y poco personal esa semana. Terminar antes mi turno sería sobrecargar de trabajo a mi compañera y no creía que era justo para ella.  

Era tan evidente que había llegado a un nivel de estrés que jamás había experimentado, que una de mis compañeras, que sólo hablaba alemán, me preguntó que me pasaba. Como mi nivel de alemán era nulo y su inglés básico, usé el traductor para explicarle lo que me pasaba. En ese momento, ella hizo una llamada por teléfono y al terminar, me dijo que me podía quedar en su casa. Más linda! Si bien tenía que irme de donde estaba, necesitaba conseguir un lugar donde registrarme, además de mudarme, más que dormir en otro lado provisoriamente. Aun así, le agradecí un montón el gesto. Le dije que si no lograba encontrar un lugar ese día, me iría a su casa. A pesar del estrés, sentí mucho agradecimiento hacia ella. Porque aun sin hablar el mismo idioma, ella me estaba ofreciendo su ayuda ante una situación de mucho estrés. De hecho, a partir de ese día, a pesar de la barrera lingüística, la relación entre nosotras fue más estrecha

También, otra de mis compañeras me ofreció quedarme en su casa y lo mismo mi ex-compañera de piso. Decidí mudarme nuevamente con mi antigua compañera de piso.  Ambas, además de su amigo que estaba de visita y su nueva compañera de piso, nos reunirnos para intentar de encontrar la forma de poder irme en buenos términos del departamento que recién me había mudado. Luego, volví al departamento tratando de disimular mis nervios y mi ansiedad. Hablé con la dueña y le comenté, de forma respetuosa, que no podía quedarme ya que ella me había cambiado las condiciones y no me parecía justo luego de haberlo hablado y acordado hablando en detalle de cada punto por 2 horas. Le pedí mi dinero de nuevo y la copia de mi pasaporte. Terminamos la charla, me devolvió mi dinero y copia de pasaporte y agarré todas mis cosas y me fui de ahí. No quería pasar un minuto más en ese departamento por si cambiaba de parecer. Aun así, no podía creer lo fácil que fue todo! Por lo menos el primer paso para estar mejor ya lo había dado, me había ido de ese lugar. 

Llegué a mi antiguo departamento, me recibieron los 3, mi antigua compañera de piso, su amigo y su nueva compañera. Eramos 4 personas en un departamento con 2 habitaciones. Si bien estaba un poco más aliviada de haber ido de ese lugar, aún seguía preocupada por muchas cosas a raíz de la mudanza frustrada del día anterior. Además, debía hacer mi Anmeldung lo antes posible. Por lo tanto, empecé a empeorar… Desde esa noche, comencé a tener ataques de tos nocturnos que derivaban en vómitos y por lo tanto, apenas dormía. Al estar durmiendo en el living, sentía que no dejaba dormir al resto ya que estaba ubicado prácticamente en conexión con ambas habitaciones.  

Al día siguiente trabajaba y tenía que cocinar sola para 130 personas. Si bien en algún momento vino el chef a ayudarme, sólo hacía que señalarme que debía hacer mientras estaba parado viendo lo que hacía. No me hubiese molestado si no fuese porque en ese momento necesitaba una persona ayudándome en vez de que me diera instrucciones. Le pedí que se fuera a su casa porque no me estaba ayudando. Hoy lo pienso mientras lo escribo y creo que lo mejor hubiera sido haberme ido a casa y dejar que el chef trabaje ese turno ya que está más preparado ese tipo de situaciones. Aun así, seguí el turno con dolores de cabeza y a sentirme cada vez más débil. Sentía que el cuerpo apenas me respondía, no caminaba, simplemente me deslizaba y muy lentamente. Además, me quedaba trabajar casi hasta medianoche

Afortunadamente, al estar libre por 2 días, pude dedicarme a buscar alojamiento fulltime. Finalmente, la búsqueda dió buen resultado! Conseguí una habitación en Horn por un mes y medio, además podía hacer mi Anmeldung. No era la mejor solución pero al menos sabía que por ese período estaría en un lugar tranquila y además podía registrarme! 

En el momento que me mudé, por arte de magia… o no, dejé de tener ataques de tos, vómitos, dolores de cabeza y me sentía mucho mejor! 


Séptima y última mudanza

Ya faltaba menos de 2 meses para irme de Hamburgo y afortunadamente buscar alojamiento resultó más fácil. Conseguí una habitación en Barmbek, lo mejor de este lugar era que quien me alquilaba la habitación tenía flexibilidad con las fechas de finalización de contrato. Por lo tanto, pude avisarle cerca del día que me iría de Alemania.

Como debía tomar mis vacaciones antes de terminar mi contrato ya que aparentemente no lo pagaban, decidí que las vacaciones y los días extras que tenía, se acumulen para mis últimos días de contrato laboral. Debido a que durante mis últimas semanas en el hostel trabajaba horas extras, cada vez tenía más días de vacaciones. Por lo tanto, mi último día en Alemania se iba definiendo con el avance de los días. Finalmente, obtuve 3 semanas de vacaciones. Por lo tanto, terminé mi visa Working Holiday casi un mes antes de que expire.


Últimos trámites

En mi última semana en Hamburgo, hice mi Abmeldung, es decir la desregistración de Alemania; y, avisé a mi aseguradora que me iría del país. Irónicamente, en mis últimos trámites en Alemania, fueron más fluidos que todas las veces anteriores. El Abmeldung  lo hice en menos de 10 minutos y quien me atendió fue muy amable. En la aseguradora sólo me pidieron mi Abmeldung y mi seguro de viaje para darme de baja. Así de sencillo! Luego, me enviaron una carta confirmando mi desvinculación de la aseguradora. Parecía increíble como todas las veces que hice trámites fue bastante tedioso y cuando me fui, fue mucho más ágil y hasta agradable.

Como tenía cuenta en N26, no necesité darme de baja y pude conservarla. Si no conocés este banco, te invito a que leas de que se trata haciendo click aquí.


Últimos días en Alemania

Ya tenía ansiedad por irme de Alemania que deseaba que esa etapa terminase lo antes posible. Será que estaba tan ansiosa de volver a viajar! Durante mis últimas semanas en Hamburgo estuve planificando un viaje de 6 semanas por los Balcanes. De sólo hacerlo, me teletransportaba a esos lugares que tanta gente recomiendan por la calidez de su gente.

Si bien he dicho que parte de mi corazón quedó en Dinamarca y Francia, no sé si decir lo mismo de Alemania. Cada vez que me preguntan si viviría en Alemania mi respuesta es: viviría en Hamburgo si no fuese parte de Alemania. Me encanta Hamburgo, realmente disfruté un montón de la ciudad, tanto de noche como de día. Gracias a que iba en bici a todos lados, pude descubrir cada rincón de esta ciudad. Me han ayudado más de una vez y en ocasiones, realmente la necesitaba! Conocí gente con la que disfruté de cada momento en su compania y han sido para mí lo más lindo y destacado de mi experiencia con la visa Working Holiday en Alemania. Aunque reconozco que esos momentos de estrés al llegar al punto de enfermarme creo que de haber actuado y reaccionado distinto, no hubiese llegado a ese punto de quiebre. Aun así, he padecido la burocracia alemana. Por lo tanto, en base a mi experiencia, no me parece atractiva la idea de vivir en Alemania

Amanecer en el Alster. Fuente: @creciviajando.


Tal vez parte de mi corazón no quedó en Alemania aun así tuve una experiencia enriquecedora a nivel personal que me permitió aprender y también disfrutar mucho de mi paso por Hamburgo




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Working Holiday en Dinamarca: Experiencia Workaway

Copenhague, 9 de noviembre de 2015

Pasaron más de 4 años y parece que fue ayer… Después de meses de esperar ese momento, el momento de volar para empezar una nueva vida había llegado! 

El avión aterrizó en el aeropuerto de Kastrup, el más importante de toda Escandinavia y probablemente el que más transité hasta ahora. El agente de Migraciones me preguntó el motivo por el cual estaba en Dinamarca. Le comenté que me quedaba por un año y le entregué mi visa Working Holiday. Me selló el pasaporte y me devolvió la visa. Velkommen til Danmark! 

Antes de llegar a Dinamarca, había surgido la oportunidad de quedarme gratis por dos días en Copenhague a cambio de llevar un juego de mesa a un argentino. Así que aproveché y me encontré con mi amiga, la misma a la que le propuse viajar juntas, sólo que ella llegó un mes y medio antes. Me había insistido de llegar antes a Dinamarca y dándome la opción de trabajar como voluntaria en Møn, donde ella estaba haciendo un workaway pero me negué. Ya tenía todo planificado y decidí mantenerme en ese plan. 

Encontrarme con mi amiga fue muy surreal! La última vez que nos habíamos visto fue casi 4 meses atrás en Buenos Aires. Pasó el tiempo y estábamos del otro lado del océano, en Copenhague y por vivir todo un año en Dinamarca

Si unos años antes alguien me hubiese dicho que viviría en Dinamarca y que eso me transformaría por completo, no le hubiese creído! De hecho, mucho tiempo después me dí cuenta de todas las cosas a las que me había animado y como crecí viajando

Cambio de planes

Faltaba una semana para viajar a Dinamarca y luego de tantas solicitudes, ya tenía mi voluntariado confirmado a través de workaway. Iría a ayudar a una pareja que tenía una granja orgánica cerca de Odense o eso creí… 

A último momento, una escuela de Faaborg aceptó mi solicitud y cambié mis planes. Aún me pregunto que hubiese pasado si no hubiese ido a esa escuela. Jamás lo sabré aunque no me arrepiento del cambio de rumbo que tomé. Porque somos eso, nuestras decisiones. Determinamos nuestro destino cuando elegimos qué camino tomar.

¿Por qué elegí esta opción a último momento? Me pregunté que me enriquecería más: una pareja en el campo o una escuela con jóvenes de todas partes del mundo. Sentí que estaría más cómoda y tendría una mejor experiencia en esa escuela que en la granja. Visualicé cómo podrían ser mis días después de trabajar: convivir con gente de mi edad o con una pareja viéndonos la cara todos los días en el medio de la nada. Me imaginé más entretenida en la escuela y así fue!

Lo curioso es que casi no sucede! Uno de los inconvenientes que tenía, era que la secretaría de la escuela me decía que no podía registrar mi CPR, el número de seguridad social danés, que es vital para vivir en Dinamarca más de 3 meses. Este número es algo parecido al CUIL en Argentina o el RUT en Chile. Aunque cumple las mismas funciones que el personnummer y el samordningsnummer en Suecia, el Anmeldung en Alemania y la Attestation d’hébergement en Francia

El motivo por el cual no permitían la registración del CPR era porque habían tenido malas experiencias con personas que se habían registrado con la dirección de la escuela y al mudarse no la habían cambiado. Les comenté el motivo principal por el cual necesitaba registrarme al llegar a Dinamarca y también que al no cambiar mi dirección podría perder mi visa Working Holiday, algo que no permitiría que pase. Después de esa explicación, pasó más de una semana para obtener su respuesta. La fecha de mi viaje se acercaba y por eso acepté ayudar en la granja orgánica. Pero a una semana de viajar, cambié de planes cuando la secretaria de la escuela, accediendo a dejarme registrar mi cpr en la dirección de ellos, me aceptaron. Prometí cambiar mi dirección al mudarme y así fue como a último momento cambié mi destino.

El hecho de poder registrarme en Dinamarca era un gran alivio! Mientras estuviese en el workaway podría empezar a hacer el resto de los trámites sin perder tiempo.

El plan era llegar a Svendborg y alguien de la escuela me pasaría a buscar por la estación de tren. Por consejo de mi amiga, busqué hoteles en la zona en caso de que haya algún inconveniente. También averigüé la manera de llegar por mis propios medios a la escuela. Menos mal que lo hice! Quién tenía que buscarme jamás recibió mis mensajes ni mis llamadas. Entonces agarré mi única maleta y fui a tomarme el primero de los dos buses que necesitaba para llegar a mi destino

Me bajé del primer bus, en la ruta y en pleno campo, desorientada y sin traductor. Al final, no había sido tan precavida como creía! Traté de adivinar que decía el cartel que había en la parada de bus de ambos lados de la ruta porque ni siquiera sabía de qué lado tenía que pasar.  Como si fuese poco, la única persona que me crucé en el medio de la nada, no hablaba inglés, lo cual era muy poco probable que me pasara pero pasó! Se estima que el 90% de los daneses habla inglés y bastante fluido! Pero la mujer que tenía frente a mí, no era parte de ese porcentaje. No me quedó otra que esperar el bus sin saber a donde iría. Afortunadamente, me tomé el bus correcto, que increíblemente era el último del día y ni siquiera eran las 3 de la tarde! Comenzaba a pensar que estaba siendo demasiado afortunada a pesar de las circunstancias.

Por el camino, no hacía más que admirar los colores otoñales de los árboles. Será que en Buenos Aires nunca ví una gama de colores tan lindos durante el otoño porteño pero ya estaba empezando a disfrutar del paisaje danés

Vivir rodeada de bosque y frente al mar

Cuando llegué a la escuela, me recibió una de las voluntarias. Aparentemente nadie sabía que llegaría ya que la secretaría estaba de vacaciones la semana que llegué y quién debía buscarme también. Más tarde me enteré que fui la única que había llegado por sus propios medios a la escuela ya que a todos pasan a buscarlos a la parada del bus o en la estación del tren. 

La escuela, antiguamente había sido un sanatorio para tuberculosos y por unos años también funcionó como centro de refugiados. Por su ubicación puede que no sea fácil de acceder en transporte público. ¿Te acordás de que llegué en bus? Bueno, ese bus sólo pasaba dos veces al dia, a la mañana muy temprano y a la tarde. Así de afortunada había sido! Aun así creo que la ubicación era perfecta porque estaba rodeada de naturaleza. Me había sumergido en un lugar en donde desde mi habitación tenía vista al bosque y el mar. Llegar a un lugar así, cuando toda mi vida había vivido en una ciudad caótica como Buenos Aires, era un cambio radical. Por un momento creí que no duraría más de una semana ya que nunca he disfrutado estar en zonas rurales por más de unos días. Durante años, cada vez que iba al campo, me aburría y necesitaba del ruido de la ciudad. Pero por primera vez empecé a apreciar vivir tan rodeada de naturaleza y en el medio de la nada misma! Estaba tan cómoda que en vez de quedarme un mes, como había planeado, terminé extendiendo mi estadía por 3 meses! Desde el primer momento y de a poco, mi manera de vivir y ver el mundo cambiaron sin siquiera darme cuenta. 

Mientras fueron avanzando los días, fui conociendo al resto del personal, estudiantes y voluntarias/os. He conocido mucha gente y con un par aún sigo en contacto. 

Trabajar como voluntaria me permitió tener los gastos de alojamiento y comida cubiertos. Afortunadamente, podíamos comprar la comida que quisiésemos! Aunque recuerdo que durante mis primeros días en la escuela, una de las voluntarias me dijo que no se podía comprar queso rallado. Tengo devoción por el queso rallado, tanto que como queso rallado con pasta! Decirme que no puedo comer queso rallado es algo que no esperaba y ni siquiera me animé a preguntar el motivo. Creí que era demasiado caro y nos pasaríamos del presupuesto. Se lo comenté a mi amiga y ambas no sabíamos como íbamos a sobrevivir en Dinamarca sin queso rallado. Problemas del primer mundo! Pero a los pocos me enteré que en realidad no teníamos límite de presupuesto ni restricciones con las comidas. También recordé que quién me dijo que no podía comprar queso rallado, era la misma persona que todo el tiempo buscaba amargarme el día y hasta mis futuros planes! Esta chica fue la única persona que conocí durante mi estadía es la escuela que transmitía muy mala energía.  De hecho, a nadie le caía bien y era la única que constantemente tenía problemas con los demás.  Comprendí que hay gente que no es feliz y tampoco deja que el resto lo sea. Creo que es mejor buscar la felicidad que gastar la energía en incentivar la infelicidad en otras personas. Fue muy pronto para estar en modo alerta con las personas que me encontré viajando. Por eso creo que es mejor alejarse de este tipo de personas, sólo te absorben la energía. 

Aun así… pude comprarme el queso rallado y todo lo que quisiese, hasta un exprimidor para hacerme mi jugo de naranja todas la mañanas. Así que, panza llena, corazón contento! Ñam Ñam….

También pude hacer los cambios que quisiese en mi habitación. Así que un dia me dediqué a limpiar y cambiar todas las cosas de lugar de mi habitación para hacerlo un lugar más agradable. Aunque me terminé descomponiendo y con vómitos ese día y creo que fue porque usé un producto muy abrasivo para limpiar la habitación. Aunque me enfermé, valió la pena el resultado porque me ayudó a sentirme cómoda. 

Mi vida como voluntaria

Se acostumbra que el primer día que llegas no trabajas y está destinado para que puedas acomodarte tranquilamente. Así que trabajé al día siguiente de mi llegada.

Por lo general, el desayuno era a las 8:30 y empezábamos a trabajar a las 9:00. Teníamos un break alrededor de las 10:30 por 10-15 minutos aunque muchas veces se extendía bastante. Retomábamos nuestro trabajo hasta que almorzábamos a las 12:30. De vez en cuando, ayudábamos en el lavaplatos después de comer. Volvíamos a nuestros labores y terminábamos alrededor de las 15:00. Si bien debíamos trabajar por 4-5 horas de lunes a viernes, muchas veces apenas cumplíamos con 2-3 hs. Aunque en mi última semana, estuve trabajando alrededor de 12 horas, aunque tenía muchos breaks y actividades para sociabilizar con el resto de los voluntarios. 

Las tareas eran variadas: pintar, ayudar a lavar los platos después del almuerzo, cuidar el parque, organizar los distintos salones, hacer las compras, housekeeping, ayudar en el escenario de los eventos que organizaba la ONG a la que pertenecía la escuela, etc. 

En mi primer día de trabajo, tuve que ayudar en el parque frente a la escuela y como no quedaba más nada por hacer, me liberé antes. El día que llegó el momento de pintar la cocina de los estudiantes, sólo se me vino una imagen a la cabeza: la Cinthia del pasado que se negaba a pintar el monoambiente de Buenos Aires antes de entregarlo y prefirió pagarle a un pintor. Había pasado sólo una semana de ese momento y ahí estaba, subida a un mueble pintado una cocina que ni siquiera iba a usar. Había creído que pintar era muy difícil y la vida me demostró lo equivocada que estaba. De haberlo sabido en su momento o mejor dicho, de haberme animado, me hubiera divertido pintando mi monoambiente. De repente, me invadió el sentimiento de que mi vida en Buenos Aires era muy lejana; las preocupaciones, el estrés, todo, absolutamente todo había quedado atrás. Parecía que hace años me había ido y sólo había pasado una semana! Había cambiado la gran ciudad por una escuela en el medio de la nada, rodeada de naturaleza y a pasos del mar y sentía que toda mi vida había vivido ahí.  

Vista desde el mueble que estaba sentada para pintar la cocina de los estudiantes.
Foto: Cinthia de Crecí Viajando.

Después de pintar la cocina, ya me sentía en mi salsa al pintar una de las oficinas y las habitaciones de los estudiantes. Nos quedamos sin lugar por pintar y podíamos proponer que queríamos hacer y ahí se me prendió la lamparita. Desde que había llegado era muy complicado elegir la ropa que teníamos a nuestra disposición para trabajar y ensuciarnos sin tener que utilizar la propia. Propuse dedicar nuestras horas de trabajo a ordenar toda la ropa de una de las pequeñas habitaciones. Como había sido quien lo había propuesto, pude decidir que debía hacer cada uno. Me sentía en Disneyland! Cómo me gusta ordenar el caos! Ordenamos toda la ropa por tipo de prenda y lo clasificamos en vestimenta para hombre, mujer y neutro. Aunque también había pensado en ordenar todo por talle, pero creí que ya era demasiado. Que felicidad tuve cuando ya teníamos todo ordenado! Gracias a eso, todos pudimos elegir mejor la ropa que usaríamos para trabajar sin tener que estar revolviendo todo. Además, donamos ropa que ya no queríamos usar para que pueda ser útil para futuros voluntarias/os. Así fue cómo también pude contribuir y me dió una gran satisfacción el resultado. ¿Exagerada? Hey, la felicidad está en las pequeñas cosas!  

¿Alguien dijo ordenar? A raíz de esto, también ordenamos la sala de arte, la de música, la carpintería y el depósito de la cocina principal. De nuevo, Disneyland! Con estas simples cosas, disfrutaba un montón trabajar. Estábamos tan relajados que hasta hemos bailado mientras trabajábamos. En ningún momento sentí que estaba trabajando sino que estaba ayudando a hacer de mi hogar, un lugar mejor! Porque eso era, mi nueva casa en Dinamarca

Una de las mayores enseñanzas que tuve en la escuela, vino de la mano del encargado del mantenimiento de la escuela. Ordenando la sala de arte, tuve un cambio de opiniones sobre algo que me parecía que no estaba bien. Y ahí intervino el sabio sueco diciendo una de las frases que al día de hoy me sigue resonando en la cabeza: Si tenés el sentimiento de que algo no está bien, es porque probablemente no lo esté. Parece una tontería y fue a raíz de una tontería también, valga la redundancia, pero tenía razón. Cada vez que sientas que algo no está bien, seguí ese instinto. Por no seguirlo, en más de una ocasión la pasé muy mal.

Se estaba cercando fin de año y con ello las tareas habían disminuido, tanto que empezamos a hacer una tarea y tener largos breaks. Hasta hemos tenido días libres extra! 

Días libres en Copenhague

Trabajé como voluntaria de noviembre 2015 a febrero de 2016. Por lo tanto, en ese período estuvo el festejo de Navidad y Año Nuevo, además entre estas fechas es mi cumpleaños. Hace varios años que me autoregalo un viaje para celebrar mi cumpleaños, que justo coincide con las fiestas de fin de año. 

A último momento decidí ir a Copenhague y todo fue porque gracias a mi amiga que me  consiguió una habitación, que era de una de sus compañera de trabajo, por sólo 700 DKK por 2 semanas! Demasiado barato para estar muy bien ubicado y en una de las ciudades más caras del mundo! ¿Por qué tan barato? Sencillo, la habitación era en una residencia estudiantil. Las residencias estudiantiles en Dinamarca son geniales! Algunas son hasta monoambientes/estudio, muy lindas y funcionales! En este caso, tenía baño privado y la cocina compartida con el resto de los estudiantes que vivían en el piso. Si bien me podía ir y volver del centro en metro, que tardaba sólo 10 minutos y me dejaba en la esquina de la residencia estudiantil, prefería caminar. Bueno, excepto el día que hizo -14 grados!Ese día decidí volverme en metro porque, al no tener la ropa apropiada, me congelaba del frío! Aunque nada supera haber bicicleteado bajo – 21 grados en Alemania

En mi estadía en Copenhague, aproveché para abrir una cuenta en el banco Danske. A un mes de haber llegado a Dinamarca, ya tenía mi CPR y mi tarjeta de residencia y era lo único que necesitaba, además del pasaporte. También aproveché para tener unos ingresos extra haciendo una performance como Mystery Shopper en una peluquería al norte de Copenhague. Si querés saber de que se trata, hacé click aquí

Pasé Navidad con otras/os voluntarias/os de un workaway en un hostel ubicado en Nyhavn, plena zona turística de Copenhague. Una de las chicas la había conocido en una reunión de jóvenes con la visa working holiday y me había invitado a pasar Navidad con ella y el resto de la gente del hostel. Ahí conocí a varios jóvenes de Argentina y Chile. De hecho, con una de las chicas argentinas fue con la que me mudé en Linköping, Suecia (de eso hablaré en otro momento). Reconozco que la Navidad en Dinamarca me decepcionó. No hubo ningún festejo en las calles. Llegaron las 12 y silencio, no pasaba ni un alma por la calle. Muy distinto a lo que estaba acostumbrada. Después me enteré que se debe a que en Dinamarca, la Navidad se celebra exclusivamente en familia. Aunque la decoración navideña del Hotel D’Angleterre me fascinó! 

Todas las Navidades el Hotel D’ Angleterre tiene una de las mejores decoraciones navideñas de Copenhague. Foto: Cinthia de Crecí Viajando.

Mi cumpleaños lo pasé con mi amiga y dos daneses que nos encontramos en Heidi’s Bier  Bar, uno de los bares que más me gustó en Dinamarca. Si querés conocer daneses, los bares son la clave! Los daneses cuando toman son de lo más sociables! Cuando les conté que ese día era mi cumpleaños, uno de ellos le pidió al staff del bar que pasaran por los parlantes una de las clásicas canciones danesas de Feliz cumpleaños para mí. Todo el bar me cantó el Feliz cumpleaños! Jamás creí que al poco tiempo de haber llegado a Dinamarca, tanta gente me cantaría el Feliz Cumpleaños en un idioma que apenas entendía! Esa noche fuimos a bailar pero nos encontramos con la sorpresa que en Dinamarca es obligatorio usar el guardarropas si tenés abrigo o bolso/mochila/cartera grande. Bueno, en realidad,  una de las noches que fui al Heidi’s Bier Bar de Svendborg, nos habían pedido tanto a mi compañera japonesa como a mi,  dejar nuestras camperas en el guardarropas. En vez de hacerlo, las dejamos en la camioneta de la escuela y salimos corriendo al bar del frío que hacía. Aun así, en Copenhague nos pasó que el personal nos siguió por todo el boliche/disco hasta que abandonamos el lugar porque nos negábamos a dejar nuestras cosas en el guardarropas. Nuestra negación, además de ser ratatouille, fue porque mi amiga tenía la laptop en la mochila y tenía miedo que se la robaran. Si, aún no podíamos comprender que en Dinamarca era muy poco probable que roben. Bueno, si puede pasar en los lugares donde hay mucha gente como ha pasado la estación de Nørreport

A pesar del inconveniente en el boliche/disco, la pasé genial y fue una de las noches que un recuerdo con mucha lucidez. Cuando creí que la noche había terminado al haber llegado a la residencia estudiantil. Pasaron unos minutos, cuando mi amiga me mandó un mensajes diciéndome que se había quedado afuera de su casa porque la mitad de la llave se quedó en la cerradura y la otra en su mano! Ella, totalmente desganada, estaba decidida pasar la noche en las escaleras del edificio. Le dije que venga a la residencia, que no se iba a quedar durmiendo en las escaleras. Le indiqué cómo llegar hasta donde estaba, entre idas y vueltas, llegó en plena madrugada y pudimos dormir tranquilas bajo un techo seguro, la residencia estudiantil. Fue en ese momento que ambas comprendimos que es muy importante conocer gente cuando sos nueva en un lugar, sea un pueblo o ciudad. Si yo no hubiera estado en Copenhague en ese momento, mi amiga hubiese dormido en las escaleras. Por eso, siempre voy a eventos y hago actividades de mi interés cuando me mudo a un nuevo país o ciudad, para conocer gente con la que comparta gustos y ante algún inconveniente podés recurrir a alguien conocido.

Pasaron unos días y llegó Fin de Año, que lo pasé en uno de los mejores hostels de Copenhague: Downtown Copenhagen Hostel! Para fin de año, ofrecían cena gratis y abrían la pista de baile que tenían en el subsuelo. Ahí conocí a dos chicas de España, que habían elegido a último momento y al azar pasar fin de año en Copenhague y por primera vez no comían las 12 uvas con las campanadas de las 12; y, 2 mexicanos, uno que estaba haciendo un Master en Aalborg y otro que estaba estudiando en los Países Bajos y decidieron encontrarse en Copenhague para fin de año. Además estaba con mi amiga, que por segundo año consecutivo pasábamos fin de año juntas. Por desgracia, mi amiga tenía que trabajar al momento de recibir el nuevo año, así que me quedé con la gente que acababa de conocer. Así recibí el 2016, rodeada de extraños y al contrario de lo que pueda parecer, la pasé genial! Luego de las 12, pasé a saludar a mi amiga por su trabajo y luego fui al hostel donde había pasado Navidad.   

Fin de Año en Rådhuspladsen, Copenhague. Foto: Cinthia de Crecí Viajando.

Empecé un nuevo año lejos de Argentina y fue uno de los mejores festejos de fin de año que había pasado hasta el momento. Toda la gente se viste de gala como si fuese a un casamiento. Los hombres de esmoquin, las mujeres con unos vestidos super elegantes y todos con su copa de champagne en la mano para recibir el 2016! Las familias y todas las personas que tiraban fuegos artificiales tenían antiparras, lo cual me llamó mucho la atención. Supongo que será por protección. Además, varias personas se divierten a tirarte fuegos artificiales en los pies. Al menos en mi caso, tuve que esquivar a más de uno. También me dediqué a juntar todas las botellas y latas que encontraba mientras estaba en Rådhuspladsen y cuando volví a la residencia estudiantil. ¿Por qué? En los supermercados te dan dinero por devolver las botellas y latas que tienen el signo de Pant. El máximo que obtuve fueron 50 DKK (coronas danesas) aunque conozco gente que ha recibido más de 200 DKK!

Después de dos semanas en Copenhague, volví a la escuela. Pues, era momento de volver a “trabajar”.

Ángeles y demonios

Si bien la pasé genial durante mi tiempo en la escuela, simultáneamente pasaban cosas que al día de hoy no puedo creer la naturalidad de mi reacción a ciertos acontecimientos. Para comprender mejor lo que voy a contarte,  voy a compartir las reglas que debía respetar para ser aceptada en la escuela. Las cuales eran: no tener una relación cercana con los estudiantes y no tomar alcohol ni consumir drogas en la escuela aunque podía tomar alcohol afuera si quisiera. Estas reglas tenían un motivo. La escuela no era como cualquier otra. Estaba destinada a adolescentes que habían tenido problemas por el consumo excesivo de alcohol, drogas y también habían tenido antecedentes penales. La escuela era similar a un centro de rehabilitación aunque excesivamente relajado y flexible. Los estudiantes vivían en la escuela, por lo tanto, era muy probable que esté en contacto con ellos aunque no estuvieran vinculados a mis tareas. Teniendo en cuenta lo miedosa que soy, me dio lo mismo meterme en un lugar así. Será porque tenía muy buenas referencias en workaway que me pareció uno de los mejores lugares para hacer un voluntariado.

Aun así, el concepto de relación cercana me pareció tan amplia que tuve que preguntar al llegar a la escuela a qué se referían exactamente ya que los estudiantes eran muy buena onda conmigo y jamás me hicieron daño ni me trataron mal. Todo lo contrario, vivía bromeando con ellos y contribuyeron a que mi estadía en la escuela sea una experiencia única e irrepetible. Ahí surgió mi duda: ¿qué se entiende por relación cercana? A mi entender, tanto el noviazgo como la amistad, son relaciones cercanas. Pero me aclararon que no podía salir con los estudiantes. Caso resuelto. La distancia también estaba en que no compartimos pisos. Las/os voluntarias/os dormíamos en el primer piso y los estudiantes en el segundo. Tampoco estaba permitido estar en el piso de los estudiantes, a menos que tuviésemos que trabajar ahí. Los estudiantes tampoco podían estar en el piso de los voluntarios.

Si bien los estudiantes se portaban de lo más bien conmigo, según si te apreciaban o no, podían ser unos ángeles o unos demonios, no había término medio con ellos. Los estudiantes han hecho cosas que, al ver lo bien que me trataban, me costaba mucho creer que era verdad que tenían un pasado oscuro. Bueno, creo que todas/os, en algún punto también lo tenemos.

Creo que apenas llevaba una semana en la escuela y desapareció la laptop de uno de los voluntarios. Éste acusó a los estudiantes ya que al momento de que ocurrió el hecho, éstos estuvieron por nuestro piso tocando todas las puertas. De hecho, recuerdo que salí y los estudiantes salieron corriendo hacia su piso y eso fue todo. Como la laptop no aparecía, el dueño quería llamar a la policía para hacer la denuncia, empezó a golpear las paredes y hacer un berrinche en el piso, aún así, la directora se negó. Era muy protectora con los estudiantes. Si se llamaba a la policía, los estudiantes podrían terminar en la cárcel. Finalmente, la laptop apareció escondida en uno de los lavarropas. Aparentemente, no había muy buena relación entre los estudiantes y el dueño de la laptop

Luego de unos días, salimos a la noche por Svendborg con la camioneta de la escuela y volvimos. A la hora, los estudiantes habían entrado a la fuerza en la oficina de la secretaria y robaron todas las llaves del edificio y de los autos. Se llevaron una de las camionetas, la chocaron y tiraron las llaves al mar. Vino la policía a la escuela ya que alguien había hecho la denuncia. Aun me pregunto que estaba haciendo en ese momento, ya que las oficinas estaban en el primer piso y jamás escuché nada. Igual es probable que fuese porque ni me animaba a salir de la habitación porque de noche daba miedo la oscuridad del pasillo, además de que hacía frío, no me animaba ni ir al baño que estaba al final del pasillo. 

Al día siguiente, robaron una moto de los estudiantes de la escuela de marineros, que era parte de la misma ONG a la que pertenecía la escuela. Se la llevaron a orillas del mar y la prendieron fuego. Alguien volvió a llamar a la policía y volvieron a la escuela. Ya parecía que tenían que mudar la estación de policía a la escuela ya que las denuncias siempre apuntaban ahí. Una vez más, el robo de la moto se debió a que los estudiantes se vengaron de su dueño a raíz de una discusión. Los estudiantes no fueron detenidos pero la directora tuvo que comprarle una moto nueva al dueño. Caso resuelto. Empecé a creer que yo estaba viviendo en una realidad paralela y que en Dinamarca se resuelven las cosas de una manera muy pacífica. 

Cada día era una nueva historia con los estudiantes y yo encerrada en la habitación ignorando todo lo que pasaba a metros mio. Hasta ese momento, creí que los chicos simplemente necesitaban llamar la atención y se vengaban de las personas que no les agradaban. No los justifico para nada, simplemente creo que era un grito de atención porque siempre han sido divinos conmigo. 

Pero un día llegó un refugiado que también había tenido antecedentes penales. Un adolescente de 16 años. Si bien había estudiantes que tenían madres y/o padres que eran de Turquía e Irán, todos eran daneses y habían crecido en un entorno muy distinto al de este chico y jamás han vivido una guerra. Por lo tanto, la situación de este chico, era muy distinta a la del resto. Debido a que apenas hablaba inglés, prácticamente no tenía relación con él. Aun así, si tenía más cercanía con una de las voluntarias y un día la acosó. El episodio terminó con la conclusión de que la voluntaria tenía la culpa por estar sola con el chico. Me pareció de lo más absurdo y ridículo. ¿Por qué siempre se culpa a la víctima? Después de este episodio, el chico también corrió y amenazó con un cuchillo a dos de las voluntarias mientras estaban en la cocina del primer piso. En ese momento, yo me encontraba en mi habitación y no escuché absolutamente nada. Afortunadamente, a los pocos días transfirieron al chico a otro lugar, debido a que no acataba las órdenes de nadie y era un peligro para quienes vivíamos ahí.

Para mi sorpresa, uno de los estudiantes con los que mejor me llevaba, lo encarcelaron. Otros fueron dados de “alta”, aunque en realidad habían llegado a la mayoría de edad y ya no podía estar en el escuela. Si bien no volví a verlos, con algunos de ellos sigo en contacto. 

A pesar de todo lo que pasó, jamás me sentí insegura aunque si no me incomodó que hayan acusado a una víctima de ser la culpable de algo que ni siquiera provocó. Creo que fue esto lo que hizo que haya sentido un gran alivio cuando se fue ese chico. 

Conociendo Dinamarca gratis

A pesar de su lado B y sin estar directamente perjudicada por los hechos que comenté antes. Creo que la gran ventaja del voluntariado fue que pude conocer Dinamarca prácticamente gratis! 

Mi primer fin de semana libre fui al castillo Egeskov que tenía descuento porque había una feria navideña esos días. Si bien la entrada no era tan barata, si lo era para los estándares daneses. Aun así, la pasé genial y hasta me divertí cuando un danés con cara de nene tuvo que ayudarnos a sacar el auto que había quedado estancado con el barro

En mi primer fin de semana en Dinamarca, visité el castillo de Egeskov.
Foto: Cinthia de Crecí Viajando.

He ido en bici hasta Faaborg a tramitar mi CPR porque no había auto para llevarme. Como quería hacerlo lo antes posible porque habían tardado en hacerme la carta para presentarla como comprobante de domicilio y ya llevaba una semana en Dinamarca. Así que decidí recorrer más de 22 kms en bicicleta creyendo que sería fácil ya que Dinamarca se caracteriza por ser un país plano. Si bien es cierto, donde vivía había colinas y me costó un montón pedalear, hasta me he bajado de la bici y decidí subirlas caminando. Me perdí, anduve en bici con el viento en contra y encima, llovió, porque en Dinamarca llueve casi a diario! Así que no fue tan fácil y fue cuando empecé a preguntarme si no estaría mejor aburriéndome en la oficina en Buenos Aires. ¿Por qué había decidido a irme tan lejos? Después recordé que sentía que no encajada en Argentina y que mi futuro estaba en otro rincón del mundo y seguí pedaleando. 

Tramité mi cpr muy rápido y de la manera más sencilla. En ese momento, el trámite era presencial. Actualmente es online.  

Cuando volví a la escuela lo único que necesitaba era bañarme porque apestaba pero… ya había hecho el trámite y el esfuerzo había valido la pena

Además de hacer el trámite en Faaborg, era donde íbamos a hacer las compras de la semana y también pude recorrerla un par de veces. Es bastante pequeña y tiene su encanto con sus casas de colores.

Un clásico de Dinamarca: la bici frente a casas de colores vivos.
Foto: Cinthia de Crecí Viajando.

Al día siguiente, fui a Odense a tramitar mi tarjeta de residencia. También aproveché y recorrí la ciudad, que es muy linda y he tenido la oportunidad de volver varias veces mientras hice el voluntariado. 

También fui al hospital de Odense a hacerme el test de prevención del cáncer de útero, el turno me llegó por carta y fue totalmente gratuito. 

Además, fue la primera vez que vi un local de Normal y fue amor a primera vista! Normal es una perfumería muy barata, tiene de todo y lo mejor es que tiene varios productos ecológicos y que no testean en animales! También está en Suecia

Además, los primeros días en la escuela aproveché para recorrer los alrededores de la propiedad ya que tenía el bosque y el mar a pasos. Terminaba de trabajar y me iba a dar una vuelta. Hasta he llegado a ver ciervos en el bosque! Pude disfrutar de la nieve por primera vez! Hasta he visto como la orilla del mar se congelaba por las bajas temperaturas e invierno!

Postal del invierno en la isla de Fyn. Foto: Cinthia de Crecí Viajando.

He caminado por el muelle y he tomado mate en un pequeño refugio frente al mar, que además tiene para hacer una parrillada. Aunque estuve en otoño/invierno y el tiempo no ameritaba comer al aire libre. 

Este refugio estaba a pasos de la escuela. Foto: Cinthia de Crecí Viajando.

Fui a Horsens para un evento organizado por y para los refugiados que habían llegado durante los últimos años a Dinamarca. Apenas llevaba 10 días en Dinamarca y ya conocía otras realidades, muy distintas a las del Primer Mundo que hubiese esperado o imaginado. Conocí varios refugiados y sus historias, cada una me dejó marcada en cuanto a mi percepción de la denominada “Crisis Migratoria en Europa de 2015” debido a la cantidad de refugiados que llegaron al continente. Pude saber de primera mano como fueron recibidos por las autoridades danesas y cuáles eran las oportunidades que les ofrecía el país.

Cuadro que se pintó para el evento organizado por y para refugiados en Horsens.
Foto: Cinthia de Crecí Viajando.

También fui a Svendborg, la ciudad que tiene la estación de tren más cercana a la escuela. Ahí salía de vez en cuando, iba a Heidi’s Bier Bar y paseaba por la ciudad. Además, me pareció más linda y grande que Faaborg. Hasta he buscado trabajo ahí pero la oferta laboral era muy escasa.

A la semana de haber llegado a la escuela, necesitaba ir al médico y por este motivo pude saber mi CPR con anticipación, ya que lo necesitaba para atenderme. La clínica quedaba en Vester Åby. Fue la primera vez que fui al médico en el exterior y me sorprendió la tecnología y la manera de atender a los pacientes. Por empezar, se necesita escanear la yellow card (el CPR físico) pero como yo no la tenía, simplemente informé mi número de CPR y listo. Lo complicado fue que la doctora no supo que tenía en el momento y me derivó al hospital de Odense para luego de un mes. Cuando llegué a Odense me dijeron que la doctora no había enviado mi historia clínica y por lo tanto no podían atenderme. Hermoso todo! Esperando un mes para que me vea un especialista para que al final me diga que no puede atenderme. Igualmente volví a las pocas semanas ya que debía hacer el test de prevención del cáncer de útero y de paso puede hacer la consulta que necesitaba hacer hace 2 meses. 

Otra de las veces que fui a Vester Åby, fue en busca de chocolate. Llevaba un mes en la escuela y decidí caminar 8 kms en medio de la noche, al costado de la ruta para ir a la chocolatería. Bueno, en realidad eran las 15:30 o 16:00 pero cuando se acerca el invierno, a esa hora ya es de noche. Si, el invierno en Dinamarca es largo, oscuro y frío pero se sobrevive… más si comes chocolate, que lo cura todo o casi todo. Mientras caminaba en dirección a la chocolatería del pueblo, sólo me iluminaban las luces de las casas y los autos, si es que alguna vez pasaba alguno en un pueblo de apenas 800 habitantes. Aun así, no sentía miedo para nada! En ese momento, al haber pasado un mes en Dinamarca, me sentía super segura caminando sola de noche. Jamás hubiese hecho algo similar en Argentina!

Última semana en la escuela

Para la preparación de un concierto que se realizaba en Holstebro y al día siguiente en en castillo Borreby, me quedé una semana en Ulfborg, Jutland, la península danesa.

Tuve el privilegio de estar en el sector de iluminación del escenario donde se realizó el concierto. Foto: Cinthia de Crecí Viajando.

Durante esa semana, conocí voluntarias/os de distintas partes del mundo y la pasé genial! Aunque también trabajé mucho! Afortunadamente, pudimos elegir libremente en qué queríamos colaborar. Aun así, nuestro día comenzaba desayunando a las 8:00 y luego empezábamos a trabajar, parabamos para almorzar a las 12:30 y retomabamos con nuestras tareas. Terminabamos alrededor de las 16:30 pero las actividades para sociabilizar continuaban pasadas las 20:00. Después de 3 días a ese ritmo ya no quería saber nada y me encerraba en mi habitación. Demasiada gente y demasiadas actividades para mi gusto. 

Aun así, conocí gente increíble con quienes aun estoy en contacto, me han visitado y también los he visitado en estos años. Fue un lindo cierre de mi última semana en mi primera experiencia workaway, que casi no se dá y que de un mes la extendí a 3 meses. Estoy muy agradecida de todo lo que viví y aprendí durante esos meses y fue una de las mejores experiencias que tuve como voluntaria.

Durante mi experiencia de workaway conocí gente de España, Inglaterra, Portugal, Italia, Francia, Polonia, Lituania, Estonia, Suecia, Dinamarca, Hungría, Alemania, Rumanía, Países Bajos, Eslovaquia, Brasil, Argentina, Colombia, Japón, Irak e Irán

Haber cambiado de planes a último momento hizo que tenga una de las mejores experiencias y también el mejor de los comienzos de mi visa Working Holiday en Dinamarca

Uno de mis momentos favoritos del día, ver los atardeceres daneses.
Foto: Cinthia de Crecí Viajando.

En tan sólo 3 meses había vivido, aprendido y sentido tanto y con tanta intensidad que ya me sentía otra persona y todavía me esperaba Copenhague… 




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Volver, con la mente allá y el cuerpo acá


El avión estaba aterrizando y sentí que había llegado a casa. ¿Sabés a qué me refiero? Esa sensación de relajación, de bienestar… de sentirte como en casa. 

Sin embargo, mi verdadera casa estaba a más de 12000 kms de ahí. ¿Por qué sentía que Londres se había convertido en mi hogar si vivía en Buenos Aires? Puede que el dicho “Tu hogar está donde está tu corazón” sea la respuesta. Amaba y amo tanto Londres que mi cuerpo y mente la habían adoptado como propia. Haber vivido un mes en esa ciudad tan llena de vida fue suficiente para sentirme como en casa al volver de mis mini vacaciones por París y Roma. El sueño estaba llegando casi a su fin. 

Había ahorrado dos años (y seguí pagando por un año más) para obtener un cupo en un curso de inglés que duraba un mes. Antes del comienzo de clases, fui con una amiga a Liverpool por una semana ya que ambas queríamos visitar la tierra que vió nacer a los Beatles. A pesar de que habíamos planeado estar sólo 5 días y luego ir a Dublin el fin de semana. También había propuesto ir a Hamburgo pero no hubo quorum. Perdimos el vuelo y por este motivo extendimos nuestra estadía en Liverpool

Y un día cumplí mi sueño de ir a Liverpool. Fuente: Cinthia de Crecí Viajando.

Después de esa semana beatlera, empecé mi curso de inglés en pleno centro de Londres. Me hospedó una familia que estaba compuesta por Charmaine, mi anfitriona jamaiquina, su marido francés y el hijo de ambos, el único inglés de la casa. También compartí habitación con una chica de Corea del Sur. Eramos 5 personas, cada una de un país distinto, conviviendo bajo el mismo techo. Sin embargo, parecía que era toda la vida había vivido ahí se sentía como si hubiese vivido con ellos toda mi vida. En mi curso había estudiantes de España, Italia, Hungría, Croacia, Turquía, Japón, México, Venezuela y Argentina. Todo lo que viví fue una de las experiencias más enriquecedoras que tuve hasta ese momento.

Una vez finalizado el curso, me fui a París y Roma. El plan original era volver a Buenos Aires el 9 de marzo pero al día siguiente abrían al público los estudios Abbey Road. Era una oportunidad única! Por eso decidí quedarme un día más y vivir una de las mejores experiencias de mi vida! No me importó perder ni el vuelo ni el dinero con tal de ingresar a uno de los lugares más mágicos que existen en el mundo. ¿Crees que estoy exagerando? Si conocés a alguien que haya entrado a este edificio, pregúntale qué sintió al poner un pie en el Estudio 2 de Abbey Road. Hay un 99% de probabilidades de que te haya respondido con una sola palabra: Magia! 

Felicidad absoluta al entrar a los estudios de Abbey Road! Fuente: Cinthia de Crecí Viajando.

Al regresar a Londres, también volví a la casa de la familia de Charmaine, con quién al día de hoy sigo en contacto. Como forma de bienvenida, Charmaine me regaló una taza de los Beatles diciendome: “Es mi manera de decirte que estoy feliz de que hayas vuelto a casa”. No me esperaba para nada ese gesto y se me llenaron los ojos de lágrimas. Esa taza aún la tengo y fue el primero de muchos regalos que recibí viajando. De hecho, creo que la mitad de mis pertenencias son regalos de toda la gente que fui conociendo en los últimos años como nómada.

La taza que me acompañaba todos los días en el trabajo. Fuente: Cinthia de Crecí Viajando.

Parecía que no sólo Charmaine estaba contenta de recibirme en su casa nuevamente. Su hijo, en ese entonces sólo tenía 5 años, cuando le dije que me iba al día siguiente, su reacción se quedó grabada en mi memoria. Mientras agitaba sus brazos y saltaba en el living de un lado para el otro, me decía: “Podés conseguir un trabajo, ahorrar dinero y quedarte para siempre y por siempre”. Ese momento y sus palabras fueron lo que me incentivaron a proponerme sólo una cosa: llegar a Buenos Aires y planificar mi vuelta a Londres!

Volver a la rutina, el momento más difícil

Más de una vez he leído y escuchado que la vuelta es difícil. No tengo dudas de eso! Después de un mes y medio en Europa, volver al lugar que en algún momento llamé mi casa, se convirtió igual de amargo pero menos placentero que un mate

En mi escala en Madrid me di cuenta que no quería volver a Argentina y menos con la imagen que se impregnó en mi cabeza, la de un nene inglés saltando de un lugar a otro pidiendo de que me quede. Rodeada de compatriotas que no hacían más que alardear de lo que habían vivido en su viaje a Europa… luchando para que todas sus compras del Free Shop entren de una vez por todas en los compartimientos de la cabina, me preguntaba: ¿Por qué me causa tanto rechazo esta gente? ¿Por qué no me siento parte? ¿Por qué me siento sapo de otro pozo?

Así me volví a Buenos Aires, sin reconocerme entre la gente que me rodeaba. Literalmente insultando y negando que estaba de nuevo en casa. ¿Realmente era mi casa? ¿Lo seguía siendo? Definitivamente no. Sentí una incomodidad que me impulsó a enfocarme en un mi objetivo: volver a la realidad que en algún momento creí que era una utopía y terminé comprobando que era real. Comprobé que era posible confiar en desconocidos. Era posible salir de casa sin mirar para todos lados con miedo a que te roben. Era posible caminar tranquila por la calle sin importar la hora ni tener miedo a que te hagan daño. Era posible volver a casa sana y salva y no era un milagro de que no haberte cruzado con alguien que decida si vivís o no. Era posible vivir bien!

Regresé un domingo a Buenos Aires, al día siguiente tenía que trabajar. Después de soñar despierta durante un mes y medio, me esperaba volver a la rutina. Mi mente se había quedado en Londres y mi cuerpo estaba en Buenos Aires. Por primera vez, mi mente y cuerpo estaban desconectados. Llegué al trabajo y la frase que se repetía una y otra vez era:“¿Cómo te fue en Europa?”

¿Cómo explicar cómo me fue? ¿Cómo explicar que ya no soy la misma? ¿Cómo explicar que tengo ganas de estar en donde está mi mente y no mi cuerpo? La única manera de expresarlo fue llorando de la frustración que sentía. Si, cada vez que me preguntaban cómo me fue en Europa, me sentía peor. No quería estar ahí y ni lo disimulaba. Mis compañeras creían que estaba exagerando, que sólo habían sido unas vacaciones largas y que no es lo mismo vivir en Europa que vacacionar. Coincido que no es lo mismo pero no me sentía comprendida en lo más mínimo. Había vivido en Londres, había ido a estudiar inglés por un mes y si, también había vacacionado pero algo cambió. Había descubierto que existía un lugar en el mundo en donde podría ser yo sin ser juzgada, podría vivir mejor y tranquila. Así que cada paso que di desde mi vuelta era un paso más cerca de mi vuelta a Europa.

Sentí que sólo había dos aspectos que me ataban a Buenos Aires: mi perra Lucky y mi carrera universitaria. Cambié de trabajo y acepté una oferta de trabajo que me permitiese viajar. Me mudé a un monoambiente en la capital para poder estar tranquila y enfocarme en estudiar. Además, me acompañaba uno de los seres que más amaba/amo en esta vida: Lucky, una perra mestiza con apariencia de un mini-ovejero alemán. Mi amor por Lucky era tal que cuando la gente me preguntaba que extrañaba de Argentina, mi respuesta fue por mucho tiempo única: Lucky y Tango (el pitbull de mi hermano, un bombón de lo más cariñoso). Mucha gente no entendía porque mi respuesta no era: la comida o mi familia y mis amigos. El motivo es simple: no soy familiera y si quiero hablar con algún/a amigo/a simplemente les escribo o llamo. ¿Cómo hago para acariciar a Lucky? ¿Cómo hago para decirle que volveré? La tecnología no avanzó lo suficiente para encontrarle una solución a ese dilema. 

Siempre preferí el amor animal que el humano. Creo que sólo algunas personas pueden comprender la intensidad del amor animal. Es una lástima! Es uno de los amores más genuinos que se puede sentir. 

Si he de partir, que sea con mi título bajo el brazo

Me mudé en noviembre de 2013 a mi nuevo departamento y me enfoqué en terminar mi carrera de Licenciada en Administración en la Universidad de Buenos Aires. Me puse como plazo un año, cueste lo que cueste. Y cómo costó! En mi último cuatrimestre de la facultad me anoté a 3 materias y además hice la tesina. Los planes de estudios en la Facultad de Ciencias Económicas están diseñados para que puedas inscribirte hasta 3 materias cuatrimestrales. Aun así, en promedio, los estudiantes se inscriben en 2 debido a que la mayoría trabaja a tiempo completo. Anotarse a 3 materias y hacer el trabajo final de la carrera mientras trabajas full time es demasiado, tanto para el cuerpo como para la mente. 

Estaba trabajando a tiempo completo así que en promedio mi rutina durante el último año de carrera fue: sacar a Lucky a pasear a las 6:00, 6:30 ir a la facu, cursar de 7:00-9:00, luego ir a mi trabajar hasta las 18:00 e ir a cursar de 19:00-23:00. Con esta rutina no tenía tiempo para avanzar con mi tesina. Un día decidí que la mejor manera de avanzar era tomar un energizante al llegar a casa y empezar a escribir mi tesina mientras tomaba mate durante toda la noche hasta las 6 am y retomar mi rutina. Sacar a Lucky a pasear, ir a la facu, ir al trabajo, volver a casa, sacar a pasear a Lucky nuevamente y dormir. Hice esto por una semana. Me sentía Jim Carrey cuando contesta los e-mails durante toda la noche en Bruce Almighty. El cuerpo no me respondía más! Andaba como zombie en la facu y en el trabajo pero el esfuerzo valió para poder avanzar en mi tesina, aunque me faltaba mucho para terminarla. No podía seguir con ese ritmo, así que pedí mi semana extra de vacaciones. Me dediqué 100% a mi tesina durante ese tiempo y logré avanzar a pasos agigantados. Hoy creo que no podría repetir esa experiencia y tampoco la recomiendo. Aun así, fue la manera que encontré para lograr mi objetivo: graduarme y poder dar el siguiente paso: volver a Londres!

Objetivo: volver a Londres… o irse de Argentina?

Me gradué en diciembre de 2014 y como nunca tuve mi viaje de egresados de 7mo grado ni de 5to año, me auto-regalé un viaje de graduada a la Patagonia. Volví y me quedaba por delante un año para planificar mi vuelta a Londres. A los pocas semanas lo descarté porque las posibilidades de conseguir un visado eran mínimas. Evalué la posibilidad de irme a vivir a la Patagonia con Lucky. Busqué trabajo pero ninguno requería mi perfil. Londres no se daba, la Patagonia tampoco, quedaba la otra posibilidad que me daba vueltas en la cabeza: viajar! 

Recuerdo de mi viaje de graduada a Villa La Angostura. Fuente: Cinthia de Crecí Viajando.

Con la cabeza dándole vueltas a la opción de viajar, me fui a pasar fin de año a San Antonio de Areco con una amiga y su grupo de amigos. En el camino hablamos de su viaje a Europa y sus ganas de quedarse estudiando. Le dije que me esperase a noviembre que para ese entonces de alguna manera me iría de Argentina. Esa charla quedó en nada ya que ella se iba a mediados de año y yo no quería rescindir mi contrato de alquiler antes de que terminase.

Las 3 palabras mágicas: Visa Working Holiday

En febrero de 2015 me encontré con una amiga que volvía de vacaciones por Europa. La excusa fue que me devolvería una Lonely Planet de París que le había prestado. En ese encuentro, mientras hablábamos de su viaje por Europa, me comentó de las visas Working Holiday. Aunque sabía de su existencia, creí que sólo estaban habilitadas para Nueva Zelanda y Australia, ya que conocía a gente que las habían hecho. Cuando me dijo que también se podía viajar a Europa, los ojos se me iluminaron como faroles

En ese momento, Argentina había firmado el acuerdo de la visa Working Holiday con sólo 3 países europeos: Irlanda, Dinamarca y Francia. Es increíble que actualmente tiene acuerdo con 16 países, tanto en Europa como en Oceanía y Asia

Londres volvió a cobrar forma. Pensé en aplicar a la visa Working Holiday de Irlanda y mientras buscaría trabajo en Londres. Creyendo que en caso de conseguir alguna entrevista, sería más fácil viajar desde Irlanda.  

Dinamarca, el plan Z1

Averigüé sobre la visa Working Holiday de Irlanda y me di cuenta de que se habilitarían nuevamente en febrero de 2016, lo cual lo consideré poco conveniente. Quería irme en noviembre de 2015, una vez que terminase mi contrato de alquiler. Esperar hasta febrero se me hacía eterno. No lo es ni lo era pero en ese momento me pareció mucho tiempo. Ni siquiera consideré hacer la visa Working Holiday de Francia ya que no había tenido una buena experiencia con los franceses cuando visité París. Para la visa Working Holiday de Dinamarca se podía aplicar en cualquier momento del año, así que fue la elegida

Como dice el dicho: “Los planes hay que escribirlos en lápiz”.  Porque nunca sabes que puede pasar. La vida es un constante cambio y por lo tanto los planes también. 

Como mencioné antes, mi plan original era volver a Londres. Lo cambié por mudarme a la Patagonia. Luego, se cruzó la idea de hacer la visa Working Holiday de Irlanda para reactivar mi sueño de vivir en Londres. Finalmente opté, por puro descarte, Dinamarca. De ahí en más, Dinamarca pasó a ser mi plan Z1, como si fuese sacado de una plantilla de Excel. Atrás quedaba la bella Londres y le daba lugar a un país del cual sólo recordaba que su capital era Copenhague y que quedaba cerca de Noruega. Dinamarca cumplía con lo que buscaba: era fácil aplicar a un visado, podía irme cuando quisiera y estaba en Europa (por si la idea de vivir en Londres resurgía).

Ya tenía el destino y empecé a averiguar y leer sobre Dinamarca. Durante meses estuve leyendo blogs y grupos de Facebook. Ya había viajado sola un par de veces pero nunca por mucho tiempo. Tal vez por miedo a hacer un viaje largo sola, le comenté mi idea a un par de mis amigas. Todas me respondieron con el mismo entusiasmo: “Si, es buena idea pero no puedo por… (inserte cualquier motivo)”. Pero una de ellas iría a Europa durante 3 meses y le empecé a vender Dinamarca como el país más feliz del mundo. Bueno… eso era lo que había leído las últimas semanas y así se lo promocioné para que se sume a mi viaje. Su respuesta fue simple y no muy esperanzadora: “Bueno, me voy a fijar”. Pasó una semana y me dijo que había sacado turno para la visa Working Holiday de Dinamarca. Ya no había vuelta atrás! Le había propuesto ir juntas, sin creer que me diría que sí. Sólo faltaba que yo también dé el paso! La emoción recorría cada rincón de mi cuerpo! 

En agosto de 2015 saqué mi turno para aplicar a la visa. A diferencia de ahora, había que solicitar turno por e-mail a la embajada de Noruega que actuaba como intermediaria. Sí, así como lo lees! Muy diferente al procedimiento actual. Recuerdo que Laura, la chica que tenía que darme el turno se había enfermado esa semana, que no hizo más que aumentar mi ansiedad. Obtuve mi turno para el 13 de agosto. Fui a la embajada de Noruega en Buenos Aires y mientras esperaba a presentar mi documentación, me quedé fascinada con los posters y folletos de las Auroras Boreales que te invitaban a visitar Noruega. Ignoraba la existencia de las Auroras Boreales y desde ese momento me prometí ir a verlas antes de volverme a Argentina y lo hice! Pero de esa experiencia hablaré en otro momento, aunque dudo poner expresar en palabras todo lo que sentí al verlas. Fue una experiencia única!

Trabajar a cambio de alojamiento y comida

Una vez que apliqué a la visa, dí el próximo paso: buscar un voluntariado en Dinamarca a través de Workaway para poder ahorrarme el alojamiento y la comida durante mis primeras semanas. Workaway es una de las tantas plataformas que hay para trabajar pocas horas a cambio de alojamiento y comida (aunque algunas veces también ofrecen pocket money).

En ese momento, sólo había alrededor de 20 anfitriones en Dinamarca. Contacté con todos ellos y me quedaron las siguientes opciones: una señora que quería que la ayuden con sus caballos en Esbjerg, un hombre de Roskilde para que necesitaba renovar su casa, una pareja que necesitaban a alguien para su granja cerca de Odense y una escuela cerca de Faaborg

Se le ha otorgado un permiso de residencia en Dinamarca

El 14 de octubre, a los 2 meses de haber aplicado a la visa, recibí el tan esperado e-mail! Me habían dado la visa Working Holiday de Dinamarca! Cuando ví el mail que contenía mi visa en forma de pdf estaba terminando una capacitación en mi trabajo. Estaba tan emocionada que se lo conté directamente al capacitador. Así que el primer notificado era un completo extraño! Creo que si no hubiese tenido a alguien cerca se lo hubiese contado a la pared con la misma emoción! 

Me fui al baño, llamé a mi mamá y a mis amigas llorando de la felicidad! Me iba a Dinamarca por un año! No podía creerlo! La felicidad invadía cada rincón de mi ser!

Después de un rato largo, me sequé las lágrimas, me lavé la cara, hice el esfuerzo de calmarme y volví a mi escritorio. No le dije a nadie en el trabajo que en menos de un mes me iría. Simplemente me limité a pedir mi semana extra de vacaciones para semana siguiente.

Ese tiempo lo utilicé para organizar mi viaje. Compré mi pasaje a través de OIM que en su momento era la manera más barata de viajar si tenías una visa de trabajo o estudio. Actualmente te piden un contrato de trabajo para acceder a sus beneficios.

Mi monoambiente era muy minimalista: una cama, una mesita de luz que había agarrado de la calle el día que me mudé, el aire acondicionado de mi hermano, mi heladera y el esquinero de mi mamá. Aun así, empecé a separar mis cosas. Decidí que guardaría, que regalaría, que vendería, que donaría, que tiraría. Empecé a soltar! 

Mis pertenencias antes de tener un nuevo destino. Fuente: Cinthia de Crecí Viajando.

Tomé por sorpresa a varios. No todos sabían mis planes. Por lo general, no cuento algo importante antes que se concrete. Es una cuestión de cábala y también a miedo de que no se dé. Tenía 3 semanas para organizarme y despedirme de mi gente. 

Volví de mi “semana de vacaciones” al trabajo y lo primero que hice fue hablar con el director de mi área para decirle que renunciaba y mis planes en Dinamarca. Afortunadamente, tenía muy buena onda con él.  Me deseó lo mejor y hablamos un montón sobre la vida en Europa ya que él había vivido en España por un tiempo e irónicamente hace un par de meses que volvió a mudar ahí. Me quedaba sólo una semana de trabajo y también para entregar el departamento que alquilaba. El 31 de octubre fue mi último día de trabajo y también en mi monoambiente. Me fui a lo de mi mamá por unos días antes de irme a Dinamarca.

Llegó el momento de volar!

El 8 de noviembre llegó el momento de decirle adiós a todo lo que conocía y entregarme a lo desconocido pero en ese instante no lo sentí así. Me invadía el dolor de dejar a Lucky en la casa de mi mamá. Algo en mí me decía que estaba cometiendo un error. Me fui al aeropuerto de Ezeiza llorando a moco tendido, tanto que llegué con la cara hinchada y roja al check-in. 

Traté de recomponerme cuando la chica de Turkish Airlines me preguntó por cuánto tiempo viajaba. Un año le respondí. Me pidió mi pasaje de regreso a Argentina y le mostré mi visa Working Holiday de Dinamarca y le comenté que no podía comprar un pasaje con más de 9 meses de anticipación y me dejó pasar. 

Mi vuelo tenía escala en Estambul y había un motivo por el cual había elegido Turkish Airlines para llegar a Dinamarca. En su momento, si tenías escala por más de 10 horas, podías optar por tener un city tour por Estambul y/o hospedarte en un hotel elegido por la aerolínea. Al llegar de noche, sólo tenía la opción de hotel, que fue lo que ansiaba! Después de viajar en avión por más de 16 horas, lo único que necesitaba era bañarme! 

Tardaron alrededor de una hora en asignarme un hotel. En 10 minutos llegué al Hilton de Estambul. Hasta ahora, fue la única vez en mi vida que estuve en un hotel de 5 estrellas! Confieso que no esperaba empezar mi nueva vida con tanto glamour! De la emoción, creo que apenas dormí esa noche y además a las 5 am me pasaron a buscar para llevarme al aeropuerto de Estambul. Que dicho sea de paso, ha sido el aeropuerto en donde más gente he visto en toda mi vida. Parecía que salían por debajo de las baldosas!

Finalmente, el 9 de noviembre, tomé mi vuelo a Copenhague, Dinamarca y comenzó este viaje que aún no tiene fin…






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Lo que me dejó estos 4 años de nómada

Siempre me costó describir el estilo de vida que adopté los últimos 4 años aunque creo que la mejor definición es que soy nómada. También se me dificulta poder compartir todo lo que me pasó, porque fueron muchas cosas, especialmente en lapsos de tiempo muy cortos. Aunque estoy acostumbrada de toda la vida a experimentar cambios radicales en muy poco tiempo. Aun así me encantaría compartir lo mejor posible la metamorfosis que tuve durante todo este tiempo aunque también estoy en proceso de modificar otras cosas. Así que acá va mi mejor intento. 

Las sorpresas que tuve 

Apenas comencé mi viaje, siendo soltera toda mi vida, conocí el amor. Este ha sido la mayor de mis sorpresas y a quién estoy enormemente agradecida ya que fue mi mayor apoyo en gran parte de esta nueva modalidad de vida.

Una vez me dijeron que las almas viajeras tiene un ángel de la guarda. Cada vez estoy más convencida de eso. Hubo situaciones es las que estuve muy complicada y de la nada, apareció alguien para salvarme.

Toda una vida creyendo que los ingleses eran de lo más educados y me encontré con que no son tan así y tampoco tan bien vistos en Europa.

Aún me sorprende cómo una frontera puede generar enemistades. Aún más que haya mas regionalismo que patriotismo en algunos países.

Aún me sorprende que en un solo país se hable distintos idiomas. También que de los europeos que conocí, en promedio hablan 4 idiomas fluidamente.

Cada vez que conozco personas de distintas partes del mundo me doy cuenta que somos más parecidos que distintos sin importar de dónde hayamos crecido. Suena muy cliché pero es cierto.

Ver nevar creo que es una de las cosas que más me alegran el día. Han pasado años desde que vi nevar por primera vez, y aún sigo sorprendida de cómo reacciono cada vez que veo nevar o nieve. Parezco una nena a la que le dieron el mejor regalo de cumpleaños.

Fui voluntaria por 3 meses en un colegio cerca de Faaborg, Dinamarca. Este es una postal de la nevada que hubo a los pocos días de haber llegado. Fuente: Cinthia de Creci Viajando.

Acostumbrada a ir a bares en donde podía pedir pizza o algo para compartir con amigas/os, me sorprendí que en varios lugares de Europa no ofrecen un menú de comida, como mucho pochoclos (palomitas de maíz) o papas fritas de paquete. Y esto me lleva a que entendí la diferencia entre chips y fries. Creo que por eso mucha gente se emborracha con mayor rapidez.

Me sorprendí de lo diminutos que son los baños en algunos departamentos de Copenhague. Especialmente en el primer departamento que alquilé con una amiga, en dónde nos bañábamos prácticamente arriba del inodoro. Aun no sé cómo me acostumbre a vivir así por un par de meses.

Lo que aprendí

Aprendí a tener una mayor sensibilidad cultural aunque a veces me cuesta entender ciertos comportamientos.

Aprendí que no puedo vivir con mujeres de mediana edad. Lo he intentado un par de veces y no puedo, son demasiado para mí. Excepto con una señora inglesa que fue mi anfitriona en un voluntariado que hice en Francia, un amor de mujer! Tal vez me cautivó con su sexy acento. Sí, amo el acento inglés, creo que es el más sexy sobre la faz de la Tierra! 

Aprendí a confiar en desconocidos. 

Aprendí a ser más fiel a mi misma.

Aprendí a ser más caradura.

Aprendí que en esta vida una debe hacer lo que quiere y no lo que los demás esperan de mi, sea mi familia o amistades. Porque más allá que quienes nos rodean quieran lo mejor para una, no siempre la respuesta esta en sus propuestas, sino en dónde nos sentimos mejor. La solución la tenemos en nuestro interior y nadie mejor que una misma sabe dónde se siente feliz y qué nos hace bien.

Aprendí a salir a la calle aunque haga frío o esté nublado, todo para amigarme con este tipo de climas. Ni bien llegué a Dinamarca me recomendaron a salir al menos 10 minutos todos los días para acostumbrarme al invierno nórdico y es lo que trato de hacer cada temporada.

Aprendí sobre mi propia cultura estando fuera de mi país. Sí, a pesar de mis rasgos, a veces siento que soy lo menos representante de mi país. 

Aprendí sobre el Tango estando lejos de Argentina. Me encontré con extranjeros apasionados por este tipo de danza, que me enseñaron y hablaron tanto de él que terminé viendo películas e interiorizando en el tema, aunque no tanto como para bailarlo, ya que eso sería dar un paso muy grande.

Aprendí cómo cebar mate. Nunca me consideré matera, de hecho sólo tomaba mate cuando estudiaba en la facultad o con amigas. Siempre lavado y dulce, un pecado según los defensores del mate. Durante estos años, todas las personas que me encontré tomaban el mate amargo y caliente, el mate tradicional, nada de hierbas aromatizadas ni cáscaras de naranja como he hecho en algún momento. Así que me acostumbré a tomarlo así y he comprado yerba simplemente para poder compartir unos mates con amigos. Adopté la cultura del mate estando fuera de mi país, tomar unos mates me hace sentir más cerca de Argentina. Como si fuera poco, hoy no puedo tolerar un mate dulce y lavado.

Aprendí a tomarle cariño a Francia Había visitado París en el 2012, después de tener una mala experiencia con los locales me prometí volver si sabía francés o con alguien que supiera. No hice ni una cosa ni la otra, volví sabiendo decir solo “Bonjour” y terminé aprendiendo francés a la fuerza. Tuve la fortuna de encontrarme con una familia que no hizo más que mimarme en casi toda mi estadía en Francia. Así derivé mis prejuicios sobre los franceses, aunque aun los tengo con respecto a los parisinos. Algún día lo probaré… o eso espero! Hoy hablar de Francia me traslada a Bellevaux y recuerdo lo consentida que fui. 

Aprendí que las personas cambian según su contexto y sus experiencias. Cuando volví a Argentina luego de casi un año afuera, una de mis amigas me dijo que estaba cambiada. Ni siquiera me había dado cuenta de eso. A partir de ahí soy más consciente de eso y cómo voy cambiando con el paso del tiempo. 

Aprendí a andar a mis tiempos y no al paso de los demás.

Aprendí a escribir en lápiz mis planes porque cambian todo el tiempo.

Aprendí a abrazar la idea de perderme en una nueva ciudad.

Aprendí que las cuadras en Europa son irregulares y que aún no es posible para mí tomar atajos.

Aprendí a salir de mi zona de confort tantas veces… que mis límites cada vez se extienden más.

Aprendí nuevos idiomas y creé mi propia ensalada lingüística. He llegado a mezclar inglés, francés e italiano para hacerme entender. Saber más de dos idiomas es un arma de doble fijo. A veces es una ventaja porque podes relacionarlos entre sí aunque otras veces no hace más que confundirte. También me han tratado de tonta cuando no hablo con fluidez una lengua.

Aprendí a apreciar la sidra y el vino rojo. Si bien no me gusta la cerveza, estando en Europa me abrí a la idea de que tal vez exista una cerveza que me guste, y de hecho la encontré y me la bebí como agua. Mi cerveza preferida es la de arándanos (muchos dirán que eso no es cerveza pero en la carta decía que sí, así que lero lero!) y la encontré en un bar de Riga, Letonia. 

Aprendí a soltar cosas y más tarde personas. Confieso que lo primero es mucho más fácil que lo segundo. 

Antes de emprender este viaje que aún termina. Regalé, vendí y tiré muchas de mis pertenencias. Aunque para ser honesta, nunca he sido una persona que invierta en cosas materiales. La imagen es de 2 días antes de entrar el monoambiente en el que vivía en Buenos Aires. Fuente: Cinthia de Crecí Viajando.

Aprendí a acercarme y alejarme de las personas según la energía que emanan.

Aprendí a quererme y exigir que me respeten. Me llevó años porque he tolerado que me griten cuando empecé a viajar.  Hoy no me quedo callada ante una situación de humillación.

Aprendí que cuando dejo las cosas fluir, aparecen mejores oportunidades. A veces tantas y tan buenas que no sé qué camino tomar.

Aprendí a trazar mi camino según las opciones que se me aparecen a cada paso y divertirme a armar el rompecabezas mentalmente. A veces creo que mi cabeza es un árbol de decisiones. Pensar que pasé noches resolviendo árboles de decisiones en Teoría de la Decisión para la facultad y fallé unas cuantas veces porque siempre olvidaba tener algo en cuenta. Esto aún me sigue pasando… maldita y entrometida variante no controlable

Aprendí a viajar lento, quedarme más tiempo donde me siento más cómoda y moverme cuando no la estoy pasando bien.

Aprendí a andar en medias por la casa como parte de mi rutina. Porque en gran parte de Europa la gente se descalza cuando llega a una casa.

Esta es la entrada del primer departamento que alquilé en Copenhague, Dinamarca. Fue durante las fiestas de Fin de Año de 2015. Fuente: Cinthia de Crecí Viajando.

Aprendí que no siempre podes hacerte tiempo para encontrarte con tu gente. Antes creía firmemente que si querés ver a alguien te hacías el tiempo para hacerlo. Con el tiempo me di cuenta que algunas veces es difícil coordinar agendas que son poco compatibles. 

Aprendí a respetar a las amas de casa. En Brescia tuve la oportunidad de quedarme en la casa de la hermana de una amiga que es ama de casa. Conviví con ella y su familia un par de días y desde el primer momento me di cuenta lo tedioso que es encargarse de los quehaceres de una casa y estar presente para lo que necesite tu familia. Esto cambio mi prejuicio de que las amas de casas “no hacen nada durante todo el día”.

Aprendí a ubicar en el mapa países que desconocía y los descubrí mientras viajaba. También aprendí de sus historias a través de la gente local.

Aprendí que sin buena salud no se puede disfrutar a pleno la vida. He llegado a tener tanto estrés mientras fui homeless que me enfermé durante una semana y mágicamente me curé en el momento que conseguí techo.

Aprendí a tomar las experiencias de otros como algo que puede a llegar a pasarme y no esperando a que suceda.

Aprendí a abrazar más, a decir “te quiero” o “te extraño” por miedo a ver por última vez a esa persona. Ser nómada no es fácil y esto es parte del lado B, no sabes si volverás a cruzarte con gente que fue parte de tu camino por un tiempo. No importa si estuviste con ellas sólo por un día, una semana o meses. Tampoco si fue en el medio de un viaje o en la ciudad o el pueblo que adoptaste por un tiempo. Nunca sabes cuándo será la última vez. Abracen y digan las cosas que sienten. Se lo sacan de adentro y además ayudan a otra persona a sentirse apreciada. Es un win-win.

Aprendí a rearmarme tan rápido que me siento orgullosa de mí misma. Aunque a veces creo que no soy capaz de salir ilesa de algunas situaciones.

Aprendí a aceptar que hay personas que aparecen y desaparecen de mi vida porque creo que siempre hay un motivo.

Aprendí que no es lo mismo estar sola que sentirse sola. Sentí y pasé por ambas.

Aprendí a ser más flexiblea nuevos contextos, lo físico se los debo porque creo que en cualquier momento la espalda me va a dejar en cama por un tiempo largo. En breve pediré turno para hacerme un chequeo.

Aprendí a encariñarme con las plantas y las flores. Yo, que en toda mi vida nunca simpaticé con estos seres. Esto fue porque hace unos meses compré una albahaca con el objetivo de preparar pesto. Cuánto más pasaba el tiempo y la veía crecer, no podía arrancarle las hojas porque sentía que sufría. Sí, puede ser que esté loca y con ésta les despejo las dudas: la llamé Tenazas (si alguna vez vieron los Simpsons, sabrán el motivo) y recién cuando se enfermó, la transformé en pesto. Después llegó Tenacitas y tuvo el mismo destino. 

Tenazas es la albahaca de la derecha. Jamás había sentido tanto amor por una planta, hasta le hablaba. Locura por este ser! Fuente: Cinthia de Crecí Viajando.

Aprendí a aceptar mi pasado y de dónde vengo sin vergüenza.

Aprendí a darlo todo hasta que no poder más.

Aprendí que es mucho mejor coleccionar experiencias que cosas. Me enriquece más y también viajó más liviana. Así que gano doblemente. 

Aprendí a decir basta.

Una imagen vale más que mil palabras. Fuente: Cinthia de Crecí Viajando.

Aprendí a parar cuando ya no tengo más energía y no sobre-exigirme. Aunque confieso que no fue fácil.

Aprendí a apreciar hasta los mínimos rayos del sol, tan vital en los países nórdicos. Al principio me daba lo mismo la falta de luz hasta que volví a Argentina en un día de tormenta y, parecerá mentira, pero en ese momento me di cuenta que hasta los días nublados en Buenos Aires son más claros que en Dinamarca

Mi primer fin de semana en Hamburgo, Alemania. Era enero de 2018 y la gente tomaba sol de una manera muy tipica de los países nórdicos. Fuente: Cinthia de Crecí Viajando.

Aprendí a estar preparada para la burocracia, que a veces me hace sentir como en casa y no en el buen sentido. 

Aprendí a convivir con personas de otras partes del mundo y ver la vida desde otra perspectiva.

Aprendí a no dar todo por sabido o sentado.

Aprendí a convivir con otros climas, muy distintos a los que estaba acostumbrada.

Recuerdo de la nevada en Sarajevo, Bosnia y Herzegovina. Fuente: Cinthia de Creci Viajando.

Aprendí a ser más paciente aunque todavía me cuesta. Lo mismo con la ansiedad.

Aprendí que el dinero va y viene, así que si debe irse que al menos sea por algo que lo valga.

Aprendí a dejar libre a las arañas cada vez que puedo y evitar matar insectos, porque entendí que cada ser tiene una función en esta vida.

Aprendí a explotar mis virtudes e identificar mejor mis defectos.

Aprendí a aceptar las elecciones de vida de mis amigas y ellas las mías. Creo que es una de las mejores demostraciones de amor por otra persona. Aceptar las elecciones de un ser querido y acompañar sin cuestionar

Aprendí a aceptar regalos de desconocidos porque una vez me dijeron que hay que aceptar todo lo que se da con buenas intenciones. Así es como tengo en mi porta-documentos una estampilla de San Luca que me dio un pintor en Bologna cuando le dije que me encantaría llevarme una de sus pinturas pero tenía miedo de arruinarla en la mochila. En el mismo viaje, esta vez en Pompei, un vendedor me regaló un colgante lleno de cuernitos rojos que me recordó a mi niñez. Aún lo tengo en mi cartuchera. Así, tengo un montón de pequeños regalos.

Aprendí qué ser puntual en varios lugares de Europa significa llegar 10 minutos antes y no un punto. 

Lo que descubrí 

Descubrí que nadie elige dónde nacer, por eso deberíamos ser más empáticos con otras culturas. 

Descubrí, después de muchos años, una profesora de Danzas Árabes que me deja “hacerme la Shakira” al bailar. Eso no significa que lo haga con éxito porque por lo general estoy pendiente de lo que hace la profe y cuando me veo al espejo veo que no me estarían saliendo los movimientos. Algún día me van a salir a la perfección. Persevera y triunfarás!

Descubrí que si quisiera, puedo viajar completamente gratis

Descubrí que tenía habilidades y virtudes que desconocía.

Descubrí que el machismo es casi inexistente en otras partes del mundo. Sentiría que retrocedería 100 casilleros si volviese a vivir en una sociedad machista.

Descubrí la canción “Me vieron cruzar” de Calle 13 gracias a Viajeros Crónicos y no puedo sentirme más identificada con ese tema. Creo que cualquier alma viajera va a compartir este sentimiento si la escucha.

Descubrí el cargador solar portátil que se convirtió en mi compañero de viaje inseparable. Cada tanto me preguntan que llevo colgado en la mochila y me encanta explicar qué es.

Descubrí que hay más gente dispuesta a ayudar desinteresada e inesperadamente que gente que quiera hacer daño. Les aseguro que este mundo es más noble de lo que parece.

Descubrí que es más probable que la gente que viaja te habrá las puertas de su casa como si te conociese de toda la vida.

Descubrí que hay una gran diferencia entre viajar y vivir en un lugar. Cuando llegué a Londres, creí que la utopía existía. Es contradictorio por definición, lo sé, pero así lo creí por años hasta que con el tiempo entendí que no era posible. Aun así descubrí que tener un estándar de vida alto teniendo un trabajo no calificado es posible.

Descubrí que viajar cansa y mucho. Creo que es porque cuando llego a un nuevo lugar quiero conocer cada rincón y tengo hambre de mundo. A veces más grande de lo que mi cuerpo puede soportar.

Nuevos hábitos

Empecé meditación y yoga. Algo que vengo postergando hace años aunque no soy constante.

Cambié el shampoo líquido por el sólido

Desde 2018 uso shampoo sólido pero el de la imagen lo compré en Suecia y me duró 5 meses. Fuente: Cinthia de Creci Viajando.

Cambié el desodorante a bolilla por la piedra de alumbre

uso piedra de alumbre desde 2017. Fuente: Cinthia de Creci Viajando.

Cambié los cepillos de plástico por uno eléctrico. Tengo uno de bambú pero lo uso para otros fines.

Cambié los jeans por las leggings, y no las cambio por nada. Creo que empecé a hacerlo porque subo y bajo de peso con cierta frecuencia. También ocupan menos lugar en la mochila. Otro punto a favor.

Cambié los tacos por las zapatillas, y qué agradecida estoy de haberlo hecho! Aunque cuando alterno por los tacos creo que camino chueca.

Adopté en mi rutina nuevos condimentos y comidas que descubrí en mis viajes. 

Adopté el Ajvar, proveniente de los Balcanes, en mis desayunos.

Nuevos desafíos

Trabajé en el campo de madrugada. Aprecié cada amanecer aunque también padecí los dolores de espalda como consecuencia de este tipo de trabajo.

Postal de mis días trabajando en el campo. Fuente: @creciviajando.

Dormí como sardina con más de una persona en una cama de una plaza que para colmo parecía de papel. De más está decir que no dormí prácticamente nada y mi espalda lo padeció.

Anduve en bici bajo la lluvia, con el viento en contra, bajo y sobre la nieve. Hasta he bicicleteado con temperaturas que llegaron a los -21º C y no me congelé en el intento. Como consecuencia, me caí un montón de veces, tanto que aún tengo moretones en las rodillas. Gracias Foodora!  

Los cambios que hice y tuve al viajar

Adelgacé, engordé y volví a adelgazar tantas veces que ya me da lo mismo. Tal vez y sólo tal vez, me preocupe en un par de años cuando vea las consecuencias pero mientras tanto, let it be!

De toda la ropa que traje conmigo, apenas conservo unas pocas prendas y pañuelos. Aunque confieso que si pudiera, sería capaz de vestirme solo con pañuelos.

Postal de la cantidad de pañuelos que tenía cuando vivía con una amiga en un departamento en Copenhague, Dinamarca. Fuentre: Cinthia de Creci Viajando.

Cambié una valija de 23 kilos por una mochila de 40 litros. Aunque tuve una transición hacia una valija carry on de 10 kilos.

Cambié Buenos Aires, una ciudad de casi 3 millones de habitantes, por pueblos de apenas 200 habitantes o hasta ciudades que no llegan a los 7000 habitantes. A veces me aburrí y otras veces agradecí encontrar paz en un lugar sin tránsito.

Antes escuchar bocinazos o el ruido del tránsito era sinónimo de sentirme en casa. Hoy no puedo tolerar la contaminación auditiva.

Cambié un celular Samsung por un Iphone y no veo la hora de cambiarlo por cualquier otra marca. No quisiera volver a tener un Iphone. 

Cambié la tarjeta de crédito por la de débito y qué bendición! Ya no sufro el estrés de no llegar con el dinero a pagar el resumen de la tarjeta de crédito. Ahora pago con lo que tengo y listo. Bueno… confieso que a veces pido prestado pero lo devuelvo al corto plazo y todos felices. 

Cambié mi forma de pensar sobre tantas cosas porque conocí otros puntos de vistas válidos y los adopté como propios.

Me animé a aceptar nuevos sabores, de decir “ no me gusta” (sin haber probado antes) a “jamás lo probé” y darle una oportunidad.

No me gusta la comida picante aunque empecé a cocinar con pimienta pero hasta ahí me animo. 

Antes sólo extrañaba a mis perros, Lucky y Tango (dos culitos hermosos!). Pero con el tiempo empecé a extrañar a mis amigas y a varias de las personas que conocí en estos últimos años. Hay gente que me la llevaría conmigo a todos lados para no extrañarlas.

Me encantaría estar con mis amigas cuando les pasan cosas lindas y festejar con ellas. También cuando pasan por un momento feo y poder abrazarlas aunque solo tengo que conformarme con mandarles un mensaje o un audio (qué cuanto más largo mejor, tengo el record de 11:25 minutos, sorry Eli!) porque además de la distancia nos separan las diferencias horarias. No es fácil estar lejos cuando me encantaría estar cerca y en muchos lados al mismo tiempo.

Los miedos que vencí

Perdí el miedo a convivir con desconocidas/os

Perdí miedo a los hombres. Una de las cosas que me animé en Dinamarca fue convivir con un hombre desconocido para justamente perder este miedo. Desde entonces siempre les digo a mis amigas que se animen a tener esta experiencia para que vean por sus propios ojos que no todos los hombres son machistas ni buscan hacerte sentir incómoda.

Perdí el miedo a caminar sola o a bicicletear en plena madrugada. He llegado a caminar al costado de la ruta en plena noche en dónde sólo podía iluminarme algún auto al pasar cerca o al caminar cerca de una casa ( la distancia mínima entre cada una era de unos 200 mts). Imprudente? Puede ser, pero creo que no lo haría en mi país, en Dinamarca me sentía totalmente segura. Aunque confieso que mi único miedo es que me suceda algo con la probabilidad que me descubrirán con la luz del día siguiente

Sólo a veces…

A veces creo que tengo problemas del primer mundo, hasta bromeo con eso, cuando antes tenía del tercer mundo y ahí si que no era gracioso. Parece que los problemas son una constante en la vida pero hay que aprender a resolverlos lo mejor posible y a pedir ayuda cuando es necesario. 

A veces no tengo la menor idea del día que es, salvo en los períodos laborales.

A veces me siento invencible, otras creo que una leve brisa puede tirarme al suelo.

A veces quisiera estar acá y allá, partirme en mil pedazos y estar con todas las personas que quiero. Creo que esto ya lo dije pero es como me siento.

A veces quisiera irme a un lugar dónde predominen los animales y la naturaleza.

A veces quiero estar sola, otras veces necesito estar rodeada de mi gente

A veces vivo situaciones incómodas porque no tengo la menor idea de cómo saludar a un desconocido por primera vez.

A veces me han preguntado y hasta han dado por hecho que estoy escapando de mis problemas. Lamento decirle a esas personas que nadie puede escapar de sus problemas. Vayas a donde vayas tus problemas irán con vos y está bueno que sea así porque te ayudan a ver todo desde otra perspectiva y te ayuda a solucionarlos de una manera que no hubieses imaginado.

De todas mis posesiones, tengo más regalos que cosas propias. 

Abrazo la idea de moverme diariamente en bicicleta aunque extraño mis rollers y me los traería, si no fuese por el pequeño y gran detalle de que son pesados y ocupan mucho lugar… ah, y no entran en la mochila. Dejarlos colgando fuera de la mochila no sería una opción, son muy incómodos.

Postal de mi rutina en Copenhague, Dinamarca. Ir a trabajar en bici. Fuente: @creciviajando.

Si pudiera volvería una y mil veces a abrazar y dormir con Lucky. Tantas veces extraño su calor que es en los únicos momentos que me planteo si hice bien en irme de casa y dejarla con mi familia. ¿Será que el amor animal es así de grande y puro que te marca de por vida?

Lo que aún me queda por modificar

Parecerá que me creo la Madre Teresa de Calcuta pero aún me cuesta poner mis intereses por delante del de los demás pero lo estoy intentando.

Todavía estoy tratando de sacarme la costumbre de comprar en locales de ropa baratos y optar por los locales de segunda mano

Aun no he hecho auto-stop sola (si acompañada y sólo una vez, en El Chaltén porque podía perder el bus para volver a El Calafate) aunque tengo muchas ganas de hacerlo, sólo necesito animarme. 

Cada vez que veo mis defectos en otra persona, me doy cuenta cómo pueden llegar a verme los demás, siento rechazo por esa persona y principalmente por ese aspecto en mí. No busco la perfección sino ser una mejor persona.

Emociones a flor de piel

Más de una vez he querido que algunos momentos sean eternos, otros que terminen lo antes posible.

Una de las mayores alegrías que puedo tener es la aprobación de una visa Working Holiday porque durante todo el proceso, aunque por lo general me parece fácil y simple, empiezo a dudar hasta de mi nombre. 

Desde que empecé este estilo de vida, saltando de país en país, todo se volvió intenso. Mis relaciones, mis sentimientos… que provoca que llore a mares, ya sea de felicidad o de dolor. Siento que se me explota el corazón de felicidad cuando sucede algo que vengo deseando hace tiempo. La alegría es tan inmensa que no hay nada que pueda sacarme la felicidad que tengo en esos momentos.

Estoy agradecida de…

Haber dejado de ser señalada como la “anti-hombres”. Porque en Argentina fui etiquetada así más de una vez. En los países en los que viví los últimos años, jamás sentí que ser feminista sea una mala palabra. Creo que sólo una sociedad madura puede ver a todas las personas como iguales sin importar su sexo.

Alejarme de personas sin buscarlo y naturalmente, y acercarme a aquellas con quienes me siento más identificada.

Tener finalmente un estándar de vida en el cual tengo mis necesidades básicas cubiertas

Poder elegir. Porque conocí personas qué su única opción era huir.

¿Por qué aún elijo ser nómada?

Recuerdo de mi último día en San Vito Lo Copa, Italia. Fuente: Cinthia de Creci Viajando.

Es por eso que, más allá de que haya pasado momentos difíciles y muchas veces me haya sentido derrotada y al borde de las lágrimas, todo lo que aprendí hizo que valga la pena. 

Porque desde que viajo, me siento más viva que nunca y estoy más enamorada del mundo. Muchas veces me arrepiento de no haber empezado antes para coleccionar más recuerdos, que son los que me vivirán conmigo hasta el último de mis días en este mundo

Hey, puede ser que en algún momento me cansé o cambie de parecer, ese momento aún no llegó. Sinceramente sé que una vida no me va a alcanzar para recorrer todo el mundo o los lugares que quiero conocer pero estoy haciendo el intento.

Si llegaste hasta acá, te lo agradezco y también espero que puedas animarte a darle una oportunidad, aunque sea por un rato, a esta experiencia de vida. Porque va a enriquecerte más de lo que creés.




Espero que este artículo te haya servido de inspiración y darte una idea todo lo que ganas viajando!

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