Crecí Viajando

Vivir, Trabajar y Viajar por Europa sin pasaporte europeo

Mi experiencia con la visa Working Holiday en Dublín, Irlanda: parte II

 

Aún gozaba del subsidio del gobierno de Irlanda para quienes se vieron afectados por las restricciones debido a la pandemia. Beneficio económico poco usual para quienes nomadeamos gracias a las Visas Working Holiday.

Por semanas mi círculo social estuvo muy limitado. ¿Qué podés hacer durante el confinamiento si estás conviviendo con 3 irlandeses? Tomar cerveza! No me gusta la cerveza pero… cómo me voy a negar a probar la famosa Guinness?! Más si podés disfrutar de un día soleado en tu jardín! Así eran mis fines de semana durante el decimocuarto (o vaya a saber cuantos tuvimos!) confinamiento en Irlanda. Con mis housemates disfrutabamos del “calor” del sol, que no suele pasar en Irlanda, y tomábamos Guinness mientras pasamos un buen rato en el jardín de casa. 

 

Recuerdo del día que probé la Guinness por primera vez. Foto: Cinthia @creciviajando

Pero como dice el dicho: “lo bueno dura poco”… o en mi caso, un poco más de 3 meses!

 

Elyse, la extensión de mi cuerpo

Francia fue el único país en cual viví gracias a la Visa Working Holiday y no anduve en bici. Pues… te la regalo andar pedaleando por los alpes franceses! Pero volvamos a Irlanda, por eso me estás leyendo. (Pero…si querés leer mi experiencia viviendo en los alpes franceses, podés hacer click acá.)

Recapitulando: ya había conseguido el hogar donde pensaba quedarme un rato largo, ya había cumplido el sueño de ser planera europea (mentira, las cosas se dieron así), mi puesto de trabajo estaba esperándome en cuanto se levantaran las restricciones de la pandemia, la primavera estaba llegando… era el  momento de comprarme una bici!

Creí que sería una tarea fácil pero me tomó 2 meses conseguir una bici que cumpliera con todos los (mis) requisitos. Encontrar a Elyse, bautizada así de fábrica, en una página web de segunda mano fue una de las mejores cosas que me pasaron en Irlanda! ¡No es joda! La bici tenía todo lo que quería y necesitaba para trasladarme al infinito y más allá (bueno, lo de infinito está de más, lo sé).

Si bien Dublín tiene muchas bicisendas, la verdad que da un poco de miedo de pedalear por la ciudad. Bueno… hasta que te acostumbras! Con Elyse iba a todos lados. ¡Hasta recorrí con ella parte de Irlanda del Norte! Aunque esa historia la contaré más adelante.

Elysse se iba transformado en una extensión de mi cuerpo. Era capaz de dejar mi celular en casa pero Elyse venía conmigo a donde fuese. Con ella recorrí cada rincón de Dublín, iba en bici a la costa, los parques, las playas, al supermercado aprovechando que podía llevar las compras con el canasto de adelante y el portaequipaje. Elyse fue mi compañera fiel durante casi toda mi estadía en Irlanda.

Elyse, mi fiel compañera durante mi estadía en Irlanda. Foto: Cinthia @creciviajando



Pascuas en Dublín

En los días que Elyse llegó a mi vida, Pascuas estaba a la vuelta de la esquina. Para mí, Pascuas es sinónimo de comer huevos chocolate durante todo el día! Pero pasar Pascuas en Irlanda fue una experiencia única

Inesperadamente, me encontré con varias casas con decoraciones relacionadas con Pascuas. Había desde decoraciones tanto caseras como sofisticadas! La que más me había llamado la atención era un camino para encontrar los huevos de Pascuas. Me encanta que por festividad haya decoraciones por doquier…ya sea Halloween, Navidad, San Patricio o Pascuas!

Estaba disfrutando de mi nueva rutina con mis housemates cuando a los pocos días de Pascuas me dieron la noticia de que dos de ellos se mudaban en una semana! Si bien nos íbamos a seguir viendo, sentí que se terminaba una etapa, una linda etapa. 

Estaba viviendo algo que no busqué ni creí encontrar: convivir con irlandeses y darme cuenta que los rumores son ciertos: son un amor! Así que es muy fácil caer en la trampa y encariñarme muy rápido con ellos! Mientras estuve en Irlanda no paraba de decir que me llevaría conmigo algún irlandés. Cuando se lo comenté a mis housemates, una de ellas me dijo: “¡Llevame a mi! ¡Yo también quiero viajar!”


 

 

Claddagh, el símbolo del amor en Irlanda

Si bien no me llevé a ningún irlandés conmigo, de alguna manera, parte de Irlanda me acompaña a diario!

Cuando mis housemates dijeron que se mudaban, estaba feliz por ellos pero al mismo tiempo me puse tan triste que casi lloré en ese mismo momento. El cambio se empezó a notar muy rápido, literalmente! Porque a los pocos días de que se fueron, comenzaron las renovaciones en la casa para recibir nuevos inquilinos. 

Las renovaciones me contagiaron las ganas de hacer una limpieza profunda del jardín, pues…Cenicienta de alma. Como resultado, me encontré con 13 bolsas de botellas y latas, las cuales las llevé, con Elysse, a los contenedores de reciclaje. Lo mismo hice con nuestros contenedores ya que quería separar los residuos y me encontré con más botellas y latas, entre otras cosas. 

Jugar a la Cenicienta me pareció tan divertido que lo compartí por mi cuenta en Instagram @creciviajando. ¿Quien lo vio? Mi ex housemate, quien estaba avergonzada de que haya encontrado todas esas botellas y latas. Yo le dije que para mí era como ir a Disneyland, ese día me divertí limpiando el jardín. Digamos que fue como una limpieza de primavera. Aun así, cuando hablamos del tema, me confesó que pronto me llegaría un paquete con un regalo. 

Ese regalo era una manera de expresar que estaba contenta de habernos conocido y convivido. Ella, su pareja y su primo, quienes eran las 3 personas con las que conviví por un par de meses, me dijeron que había sido su mejor housemate! También me había confesado que le había caído tan bien desde el primer momento que estuvo esperando durante una semana para que acepte mudarme con ellos. En ese momento me costó creer lo que escuchaba pero como diría una amiga: fue como un mimo al alma. Ese mimo tiene forma de Claddagh

El símbolo de Claddagh es una tradición irlandesa, se relaciona con el amor y la amistad. De hecho, el símbolo se compone de: el corazón (representando el amor), dos manos que lo sujetan (representando la amistad) y  una corona arriba de él (representando la lealtad). Se usa como anillo de compromiso o de matrimonio pero también como símbolo de amistad. 

El día que me lo contó creo que estaba tan emoción porque representaba una tradición irlandesa que no me di cuenta de lo que representaba el regalo en sí. Así que cuando lo recibí, tuve que googlear el significado nuevamente. Pero más allá de lo que representa, para mí es un recuerdo de todo lo vivido en Irlanda y lo llevo puesto todos los días.  

 

Collar de Claddagh. Foto: @creciviajando

Crecí Viajando empieza a crecer

Durante mis semanas de “planera europea” pude dedicarme a este espacio y dar el paso de ofrecer servicios como asesorías personalizadas, ya sea para las Visas Working Holiday como para la declaración de impuestos de Suecia

 

Algo que se me ocurrió durante la pandemia como un regalo para mis seguidores para festejar el primer año de Crecí Viajando, se transformó en un servicio! Si querés que te asesore para tu próxima Visa Working Holiday, hacé click aquí.

 

Ofrecer asesorías personalizadas me permitió conocer las historias de mis seguidores y disfrutar de poder asistirlos desde la experiencia y los conocimientos que adquirí, hasta ese momento, en los últimos 5 años siendo nómada en Europa. Cuando empecé a compartir mi experiencia en este espacio, jamás creí que podría llegar a brindar servicios de este estilo y lo mejor de todo, de disfrutarlo!

¡Había un gran factor que hacía esto posible: la amplia disponibilidad! Había estado por semanas dedicándome exclusivamente a Crecí Viajando, ya sea haciendo capacitaciones, creando contenido, respondiendo preguntas, brindando asesorías! En un momento, llegué a sentirme una nómada digital. Pero todo lo bueno termina (temporalmente) y llegó el día en que se levantaron las restricciones para la hostelería en Irlanda y volví a trabajar.


 

 

Volver a trabajar

Luego de varias semanas sin trabajar (aunque debería haber trabajado al menos una vez cada 2 semanas), volví a la labor hotelera.

Cuando empezaron las restricciones nos dijeron que trabajaríamos cada dos semanas y recibiríamos un subsidio además del pago por las horas trabajadas. Esto, si mal no recuerdo era porque cada 2 semanas había modificaciones en las restricciones en Irlanda. Aún así, pasé de no tener horarios a desaparecer de la planilla de horarios. Me habían echado? ¿Se había terminado mi contrato y no me había dado cuenta? Pero…fuese como fuese, aún recibía el subsidio del gobierno (el cual no podría acceder si no tenía un contrato de trabajo). Algo raro pasaba. Si bien disfruté de varias semanas como “planera europea”, confieso que la situación me intrigaba. Hasta que “magicamente” volví a trabajar y desvelé el misterio! 

Cuando me renovaron el contrato, me ofrecieron trabajar en servicio a la habitación ya que era la única opción por el cierre de los restaurantes debido al nuevo confinamiento. Pero al momento de asignar los horarios, me confundieron con una española que había vuelto a España por unas semanas. Entonces, me sacaron de la planilla de horarios que estaba en un Excel. Como al armar los horarios copiaban la planilla de la semana anterior, jamás se dieron cuenta de que no tenía horarios. Y así fue como un simple error me permitió estar sin trabajar y cobrar el subsidio por más de 3 meses!

Admito que extrañaba trabajar o mejor dicho, estar en contacto con gente. Aunque, con el paso del tiempo empecé a sentir que estaba mucho mejor como “planera europea”. Bueno, ¿quién no?

Debido a que me habían pasado al servicio a la habitación durante el confinamiento, pedí volver al restaurante, ya que ahí podía aprovechar para practicar mis conocimientos como barista.

Afortunadamente, fue muy sencillo volver aunque el puesto de barista estaba ocupado, las cosas se fueron acomodando a mi favor

La barista principal pidió cambiar de puesto, su reemplazo renunció y así es como me quedé con el puesto. Pero mi jefe tenía sus dudas y me preguntó cómo hacía los cafés. Le contesté: Sinceramente, todos son Flat White! Pero le dije que quería mejorar como barista. (¿Qué mejor que preparar un promedio de 200 cafés por día?!) Muchos de mis compañeros aspiraban a tener una carrera, incluso algunas de mis compañeras eran estudiantes de hostelería. Yo sólo quería ser barista. Con el transcurso de las semanas, aprendí un montón! La mayor excusa era prepararle café a mis compas cuando llegaban al trabajo. Cada vez que empezaban su turno les daba a elegir de un cartel con los distintos tipos de cafés que existen. Así me la pasé el verano, haciendo café todos los días! Yo estaba encantada con mi nuevo hobby. 

Había pasado mucho tiempo desde que el cuerpo no me pasaba factura por el (¿exceso?) trabajo físico. La última vez había sido trabajando en los Alpes en Francia. Cada vez que volvía a casa, me dolían los pies y las piernas. Si bien tenía que usar calzado con tacos (a duras penas duré una semana), mis compañeras me recomendaron usar calzado plano. Pero en donde trabajaba no se permitía usar zapatillas. Por lo tanto, por primera vez usaba chatitas para trabajar. Para mí, más allá del cansancio por estar parada tanto tiempo, el calzado fue un gran factor. 

Más allá del cansancio físico, no quería repetir lo que me había pasado en Dinamarca, trabajar sin descanso y no hacer lo que había planeado: viajar! 

Quería viajar pero después de la pandemia realmente no confíaba en la “reapertura” de Europa, entonces decidí viajar por Irlanda, ya que también tenía ganas de recorrer varios lugares de la isla Esmeralda! ¿Qué mejor que hacerlo mientras estoy viviendo en Dublín!?

 

Primera parada: Waterford

Al pensar en destinos para visitar, quise ir a algún lugar donde pueda recorrer en bici. La mejor opción que encontré fue Waterford Greenway, un recorrido de 46 kms al sudeste de Irlanda. Así que pedí el fin de semana libre en el trabajo y me fui con Elyse para Waterford

Como planifiqué el viaje casi a último momento y aún no estaba segura de volver a hospedarme en un hostel como solía hacer previo a la pandemia. Decidí reservar un Airbnb cerca de Waterford, a unos pocos kilómetros cruzando el río. Era cuestión de tomar un bus hasta Waterford y luego cruzar en ferry hasta mi destino. Easy peasy! Pues no!

Al llegar a Waterford me tomé un bus hasta el Passage East. Al llegar al puerto había un cartel diciendo que ese día no habría ferries. Las cosas no habían empezado como había pensado, pues…la vida misma! Llamé a mi anfitriona comentando lo sucedido. Estaba a menos de 2 kms de mi alojamiento pero tenía que nadar para llegar ahí ya que no había buses para poder cruzar. Por suerte, ella se ofreció (la verdad creo que no había otra opción) pasarme a buscar. 

Comenzando un poco con el pie izquierdo, he de decir que el Airbnb era muy lindo y a pesar de ser temporada alta, no compartí mi habitación ni el baño. Al día siguiente, desayuné y mi anfitriona se ofreció llevarme hasta el punto de partida del circuito en bici en Waterford

Decidí madrugar para  comenzar bien temprano el recorrido para disfrutar más y parar las veces que quisiese. No me arrepentí en ningún momento de haber madrugado, valió la pena! Todo el recorrido está rodeado de árboles y pasajes que te dan la sensación de estar dentro de una pintura! Llegar a la costa de Dungarvan fue lo más gratificante del día! 

Al día siguiente, quise que mis seguidores me acompañen de alguna manera en este mini viaje. Así que fue la primera vez que hice un vivo desde mi cuenta de Instagram @creciviajando fuera de Dublín.

Después de este viaje quise subir la apuesta y me propuse recorrer pedaleando la costa irlandesa. 



Cruzar a Irlanda del Norte desde Irlanda

Hablando con mis housemates, me comentaron que a pesar del Brexit, se puede cruzar de Irlanda a Irlanda del Norte como si nada ya que provisoriamente no hay control fronterizo. Me dio curiosidad y quise vivir la experiencia. 

Así que me tomé un bus a Belfast, llevándome conmigo a Elyse. Mi plan era cumplir uno de mis sueños desde 2017: viajar en bici! 

En el 2017, recorrí Italia de norte a sur durante 2 meses. Estando en Lago di Garda alquilé una bici para pasear por la costa. Pedaleé durante todo el día unos 70 kms entre ida y vuelta, desde Peschiera del Garda hasta Desenzano del Garda. Me encantó tanto la experiencia que me imaginé en algún momento hacer un viaje por Europa en bici.

 

Cumplir el sueño de viajar en bici

Después de 4 años el momento se había dado. Llegué a Belfast y el simple hecho de bajar del bus, agarrar a Elyse y pedalear al hostel, llegando a las 10 minutos, fue un placer. Esa sensación de aventura pero al mismo tiempo de cotidianidad, sentirse en casa, aunque no estés en casa. Para mi, la bici es como una extensión de mi cuerpo porque me ayuda a llegar a donde mis piernas por si solas no pueden. Pero el mayor desafío llegó al día siguiente, cuando el verdadero viaje en bici empezaría…

Tomé un tren hasta Ballymena, el punto más cercano que podía encontrar para mi primer destino de la ruta costera de Giant’s Causeway. Según Google maps, en un poco más de 1 hora y media recorrería 30 kms y llegaría al B&B que me permitiría descansar después de viajar todo el día. Ja! Ingenua! Después de todas las veces que Google Maps me vendió manzanas podridas ¿Por qué creerle? Porque una se olvida de las veces que se perdió siguiendo las instrucciones de Google. En fin… 

Después de más de 3 horas de pedalear, tratando de memorizar la ruta porque la batería del celular se iba agotando a una velocidad alarmante, llegué aliviada pero totalmente agotada a un B&B en Glenariff! Durante todo el trayecto, me cuestioné la decisión que había tomado. ¿Sobreviviría los próximos días viajando en bici? Suena muy dramático pero… en ese momento mi idea romántica de viajar en bici no era más que un error y aún el verdadero recorrido no había empezado!

No entendía como había sido tan ingenua de creer que era posible pedalear con una mochila de unos sospechosos 10 kilos. ¿En que momento mi cabeza se olvidó de las pendientes super empinadas que caracterizan a Irlanda?! La sufrí y mucho! Pero… esas colinas (aunque las sentí como montañas)  me regalaron las mejores vistas de la costa! ¡No podía creer lo que mis ojos veían! Ese día entendí porque Irlanda es considerada la isla Esmeralda! Esos verdes…ese verde pasto que te hace olvidar las auto-puteadas del camino. A pesar del cansancio por cada kilómetro recorrido pude apreciar cada oveja pintada que me cruzaba, cada mate, cada parada, como si me hubieran inyectado adrenalina! 

 

Cansada pero feliz de viajar por la costa de Irlanda del Norte. Foto: Cinthia de Crecí Viajando


El paisaje hizo que los inconvenientes en el viaje parezcan más chiquitos y volvía a sentirme viva de nuevo! 
Más cuando me animé a pedalear en la niebla, bajo la lluvia y en plena ruta con camiones que  pasaban tan rápido que Elyse se desbalanceaba!   

Mi mini aventura duró sólo 4 días, donde pedaleé unos, a veces sufridos, 80 kms (según Google Maps – no sabemos si creerle) pero, al mismo tiempo, había hecho el viaje que tanto quise hacer desde hace 4 años! Aunque había estado envuelta con los sentimientos encontrados. En fin… La vida misma!

En este viaje aprendí que si quería volver a recorrer la costa irlandesa en bici, lo haría en bici eléctrica.

 

Esmeralda, la hermana de Tenazas

Ya había cumplido el sueño de viajar en bici. Pero en Irlanda también cumplí el sueño de tener una pequeña huerta o un intento de huerta. 

 

En Suecia había sido la primera vez que intenté tener una huerta. Me gustó tanto tener mis propias plantas que llegué a encariñarme con la albahaca que no paraba de crecer, Tenazas. Así que decidí que cuando me quedé en un lugar fijo por un par de meses, volvería a tener mi pequeña huerta. 

 

Hablando con mi housemate sobre tener una huerta en nuestro jardín. Me dio luz verde para usarlo para plantar lo que quisiera!

 

Así que aproveché que en marzo los supermercados venden una gran variedad de semillas y plantas. Así es como Esmeralda, una albahaca, llegó a casa.

 

Pasaron los días, las semanas y los meses y Esmeralda no paraba de crecer! Cuando le salieron flores, me dijeron que eso era señal de que se estaba por morir. Ya me había encariñado con la planta que  sólo le sacaba las hojas más grandes para decorar pizzas caseras. Lejos de morirse, Esmeralda seguía creciendo a pasos agigantados, a tal punto de superar el metro de altura!

 

 

 

 

Mi planta favorita: Esmeralda. Foto: Cinthia de Crecí Viajando.

Mi tiempo en Irlanda se estaba agotando así que les pedí a mis housemates que cuando me fuera de la casa, que por favor la cuiden. Dijeron que harían el intento pero que no prometían nada.



Acoso, abuso y discriminación en uno de los mejores hoteles en Irlanda

Creí que trabajar en uno de los más lujosos hoteles en Irlanda sería una muy buena experiencia laboral pero lejos estuvo de ser así. Si bien adquirí mucho conocimiento en el rubro hotelero y tuve ciertos beneficios como empleada, dejó mucho que desear en cuanto a como se han manejado sobre las denuncias que hice debido al abuso, acoso y discriminación por parte de pares y superiores. Una sabe que las empresas suelen declarar que no toleran ni permiten comportamientos racistas ni discriminatorios por el motivo que sea. Aun así, mi experiencia fue muy distinta

Mientras viví en Dinamarca, Francia, Alemania y Suecia, gracias a las Visas Working Holiday, tuve situaciones de acoso laboral o discriminación. Aun así, era la primera vez que era victima de abuso, acoso y discriminación en un mismo lugar de trabajo.

Me enorgullece haber tenido la valentía de denunciar cada situación, aunque las consecuencias no fueron las que se esperan. Recuerdo incluso hablarlo con amigas en ese momento y confesarles que no creía que se hiciese nada para cambiar la situación pero eso no me detendría para expresar lo que me estaba pasando

Desgraciadamente, a los pocos días de empezar a trabajar tuve mi primer caso de acoso laboral por parte de una de mis compañeras. La situación se me hizo tan insoportable que terminé llorando. Mis superiores me dijeron que fuese a tomar algo para poder calmarme y tendrían una reunión con ella. Como resultado de esa reunión, la persona en cuestión se disculpó. Pero fueron de esas disculpas que no se sienten, solo se dicen para salir del paso. Irónicamente, al poco tiempo, esa persona fue ascendida a supervisora. Y como si fuese poco, a mí me transfirieron al mismo departamento de ella. En cuanto pude, pedí volver al restaurante ya que no quería ni imaginar lo que podría llegar a ser mis días teniendo como mi supervisora a alguien que me acosó laboralmente.

A las pocas semanas, uno de mis compañeros empezó a insinuarse pero le dejé en claro que no tenía ningún interés en él. Nunca más me habló, lo cual agradecí ya que la situación me incomodaba. Lo que no pude comprender fue lo que pasó a los pocos días de volver a trabajar en la reapertura de la actividad hotelera. 

Un día, esta persona tiró una bandeja de casi un metro (si, existen!) con vajilla, vasos y copas de vidrios en mi sector de trabajo. Cuando se lo comenté a mi superior, él no dijo nada y simplemente levantó la vajilla rota. Me pareció que era necesario reportar este tipo de comportamiento violento y hablé con Recursos Humanos sobre este asunto. Como resultado, tuvieron una reunión con él y le dijeron que debía disculparse por lo que había hecho. Hasta mi último día de trabajo jamás recibí disculpas sobre lo sucedido. 

Durante el mismo periodo, fui víctima de racismo por parte de uno de mis compañeros y una de mis supervisoras. Aunque casi todo el personal fue testigo de estas situaciones, todos normalizaron la situación. Si bien hubo una reunión con mi supervisora pero no sucedió lo mismo con mi compañero. Aunque los comentarios sobre mi país de origen cesaron, no fue así con respecto a mi color de piel. 



Señor, acepte mi renuncia y déjeme ir!

Teniendo en cuenta todas estas situaciones, no veía la hora de simplemente renunciar y dedicarme a viajar el tiempo que me quedaba en Irlanda! Pero incluso pedirme vacaciones y renunciar fue complicado.

Mientras trabajé en uno de los más lujosos hoteles en Irlanda, fue complicado combinar días libres para hacer mini viajes por el país. Pero había decidido que mis últimas semanas en Irlanda en vez de trabajar,  viajaría todo lo que no había podido

Había planificado todo: mis vacaciones, mi renuncia y el recorrido que haría para despedirme de Irlanda. Pero todo casi se va por la borda cuando mi superior se negó a aprobarme mis vacaciones. Pero logré hablar con su jefe, que siempre le había caído muy bien, y me las aprobaron. Pero lo que jamás creí es que no aceptasen mi renuncia!

Para mí, siempre había estado más que claro que no le agradaba a mi jefe. La manera en la que me había tratado durante mi tiempo trabajando bajo su supervisión me hicieron creer que estaría contento al recibir mi renuncia pero no, me demostró que no me la haría fácil. 

Lo que más me sorprendió, fue que trató de convencerme de quedarme en el hotel con una visa de trabajo! Confieso que me sentí un poco halagada pero sabía que no quería quedarme trabajando ahí. Además que en ese momento, no había posibilidades de quedarse en Irlanda con una visa de trabajo siendo una simple barista/camarera.   

Afortunadamente, pude nuevamente solucionar este inconveniente con el jefe de mi jefe. Le expliqué mi situación: había hecho todo en los tiempos estipulados para renunciar y lo más importante, mi Visa Working Holiday estaba llegando a su fin. Al igual que mi jefe directo, trató de convencerme en aplicar a una visa de trabajo para quedarme trabajando en el hotel. Pero le expliqué que no era posible. Así que aceptó mi renuncia y finalmente pude relajarme para poder preparar mi viaje despedida por Irlanda!

 

Puse un pie en el tren y todo dió un giro de 180 grados!

Por meses iba  al trabajo bicicleteando durante la madrugada. Pasaba por las calles sucias de Portobello, con las gaviotas tratando de comer los restos de comida derramados por doquier. Pero para mi último día de trabajo hubo una gran diferencia: Elyse se quedaría en casa. Ese día pensaba ir al trabajo con mi mochila de mochilera. En cuanto saliese del trabajo, me iría directo a tomar el tren a Sligo! Y así darle comienzo a mis últimos días en Irlanda o eso creía…

Mientras subía al tren, escuché el audio de una amiga que me decía: “Cinthia, supongo que te vas a quedar un tiempo más en Irlanda porque el gobierno anoche acaba de extender todas las visas hasta el año que viene.” QUE?? CÓMO?? CUÁNDO?? DÓNDE??

La noche anterior apenas usé mi celular. Me la pasé convirtiendo a Esmeralda en pesto. Dejando mis plantas en la cocina de mi casa con la mayor cantidad de agua posible (en la base, sino las ahogo) por sí mis housemates se olvidaban de regarlas. Les separé toda la comida que me sobraba y acto seguido, disfrutamos de mi última noche en casa. Ya había dejado todo separado y empacado. Lo que menos se me ocurrió fue revisar la página del gobierno irlandés. Ya lo había hecho cuando estaba luchando para que me acepten la renuncia en mi trabajo. 

Reconozco que la noticia me desestabilizó y mucho! Todo el tramo en tren entre Dublín y Sligo, me la pasé leyendo una y otra vez la noticia porque no podía creer que fuese cierto!

Y ahora, ¿qué hago? En las últimas semanas estaba buscando trabajo en Svalbard, mi próximo destino. Y ahora estaba por empezar mis vacaciones pero con esta nueva oportunidad ¿qué debía hacer? 

 

¿Vacaciones o viaje de despedida?

Antes de decidir que hacer respecto a la posibilidad de quedarme en Irlanda, me permití pensar por unos días sobre la situación mientras disfrutaba de mi primer destino: Strandhill, capital del surf en Irlanda!

Elegí ir a Strandhill ya que en ese momento dos amigos vivían ahí. Les había prometido ir a verlos antes de irme de Irlanda. Ambos son instructores de surf, así que gracias a uno de ellos, surfeé por primera vez! Para ser sincera, tenía mucho miedo, incluso, del simple hecho de intentarlo. Pero cuando me animé, me encantó! 

Aunque en el único momento que realmente me asusté fue cuando la tabla se quedó arriba de mi cabeza. Creí que me moriría ahogada! Aunque, si hubiese muerto ahí, sabría que al menos los últimos años había hecho todo lo que pude para vivir como tanto soñaba, viajando! 

Cada vez que tengo una experiencia cerca de la muerte, miro para atrás y reconozco que he tenido una muy buena vida en los últimos años. Aunque a veces he vivido momentos desagradables, estos me convirtieron en una persona mucho más fuerte en comparación a cuando empecé esta vida de nómada. Pero bueno… no era mi hora! Aunque me había asustado, seguí intentándolo un par de veces más hasta que me dije “es suficiente por hoy”.

 

Mi primera vez haciendo surf! Foto: Cinthia de Crecí Viajando

A los pocos días me fui a Galway, fue ahí donde llegué a la conclusión de que buscaría trabajo tanto en Svalbard como en Irlanda. En donde primero consiguiera trabajo, iría hacía ahí con todas mis pertenencias.

Por lo tanto, lo que sería un viaje de despedida de Irlanda se convirtió en un viaje de placer combinado con entrevistas laborales.  

Llegó el momento de las islas Aran, o mejor dicho de Inishmore, la más grande de sus islas. Inishmore apenas tiene 14 kms de largo y casi 4 kms de ancho. Incluso podes ver ambas costas o toda la isla desde una de las colinas más altas!

Pileta natural en las islas Aran. Foto: Cinthia de Crecí Viajando


Aun con entrevistas laborales, ya sea por teléfono o por videollamada, seguía también planificando mi viaje por la ruta costera del Atlántico en
Irlanda

Llegué a Doolin y de ahí me fui caminando a los acantilados de Moher. Confieso que el recorrido fue mucho más interesante que los acantilados en sí mismos. Aunque no dejan de ser una belleza, durante mi caminata, no paraba de sorprenderme la fuerza de las olas y como golpeaban violentamente contra las rocas. Fue un espectáculo único! También entendí porque esta ruta es tan temida pero al mismo tiempo fascinante!

Una muestra de la fuerza del viento en la costa atlántica de Irlanda. Foto:Cinthia de Crecí Viajando


Después llegó el momento de
Killarney. Oh, por el amor de Jebus! Que bella es Killarney! Me recordó a Bariloche, Argentina. ¡Tanto verde en forma de árboles y  montañas! ¡Todo el verde que rodeaba el lago!  Y lo más increíble de todo: Killarney está dentro de un Parque Nacional! Con estas características, Killarney se convirtió en mi ciudad favorita en Irlanda.

Teniendo en cuenta, que aún había posibilidades de quedarme en Irlanda. Consideré mudarme a esta ciudad ya que me encantó desde el primer momento. 

Esos días recorrí parte del Anillo de Kerry en bici… pero esta vez era eléctrica. Durante 3 días estuve pedaleando por montañas, la costa, pequeñas ciudades y puertos. Nuevamente sentía que estaba dentro de una pintura!

Recorriendo el anillo de Kerry en bici...eléctrica. Foto: Cinthia de Crecí Viajando

 


Como me gustó la idea de seguir recorriendo
Irlanda en bici, cuando llegué a Dingle quise hacer lo mismo pero había malas noticias. El viento era tan fuerte que la empresa que había contactado para alquilar una bici me dijo que no lo haría debido a que era peligroso circular ya que la ruta estaba al borde del precipicio de la península. No quedó otra que cambiar de planes.

Afortunadamente, al día siguiente el viento se calmó y además, salió el sol! Esto lo tomé como una señal! Disfrutaría de mi último día de mi viaje por Irlanda. Por eso, alquilé una bici eléctrica y pedaleé la península desde Dingle hasta Clogher.

Al llegar a Dunmore, me emocioné tanto que no pude evitar llorar. Después de todas las que había pasado hasta ese momento, estaba en un lugar único, bello por donde se lo mire. En ese momento entendí que mi paso por Irlanda había sido, en balance, una gran experiencia de vida! 

Pero había llegado el momento de tomar una decisión. ¿Me quedo o me voy de Irlanda? Las señales habían sido muy obvias…

En las últimas dos semanas tuve incontables entrevistas laborales, donde solo una había sido para un puesto en Svalbard, el cual no me había convencido. Por otro lado, por el simple hecho de haber trabajado en uno de los mejores hoteles en Irlanda, se me había abierto un abanico de posibilidades

 

Ya lo tenía decidido. Volvería a casa.

¡Espero que este artículo te haya sido de referencia para tu estadía en Irlanda!

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Mi experiencia con la visa Working Holiday en Dinamarca

Atrás había quedado mi primera experiencia workaway en la isla Fyn. Había llegado el momento de mudarme a Copenhague. Mi amiga, gracias a contactos, había conseguido un departamento en Nørrebro solo para nosotras por 3 meses. Así que a principios de febrero de 2016 agarré mis cosas y me instalé en Copenhague. Antes de eso, me aseguré de tener dinero suficiente para poder pagar los 3 meses de alquiler más el depósito ya que no sabía cuánto tiempo tardaría en conseguir trabajo.

Mudanza a Copenhague

Si ya me sentía afortunada de haber tenido una hermosa experiencia en mi primer workaway, ni hablar cuando el primer departamento al que me mudé era una belleza y encima vivía con una amiga! Además, podíamos registrar nuestro CPR. Sentía que Dinamarca me estaba dando lo mejor de sí. Difícil no querer a este país, que aún con sus imperfecciones es perfecta!

El departamento estaba a 10 minutos en bicicleta del centro, a la vuelta de Assistens Kirkegård. Tenía la cocina conectada con el comedor, el living al lado de la habitación principal y el baño más diminuto que ví en mi vida! Desafortunadamente, no tengo fotos del baño justamente porque en vez de tomarlo como una novedad, nos daba vergüenza lo chiquito que era! El tamaño del baño, que creo que era de 1 metro x 1 metro se debía a que antiguamente, en muchos de edificios en Copenhague tenían baños comunitarios. Con el paso de los años, se dejaron de utilizar y por lo tanto había que incluirlos en los departamentos. Es por eso que puede que si vivís en un edificio antiguo, probablemente tengas un baño en donde te tengas que bañar prácticamente arriba del inodoro. Sí, así como lo lees! Estarás en una de las mejores ciudades del mundo pero si hablamos de comodidades, el baño no está incluido. Hey, todo no se puede en esta vida! 

El living del departamento que alquilé con una amiga en Nørrebro. Fuente: Cinthia de Crecí Viajando.

Nuestra estadía, la ubicación del departamento, la convivencia, todo fue genial, más no podía pedir! Aun así, a los 2 días de habernos ido del departamento, la familia nos reclamó que la TV tenía rayones. Si bien había usado la TV, nunca habíamos visto los rayones. Casi perdemos parte del depósito! Pero finalmente se asumió que la persona que había ido a limpiar el departamento antes de mudarnos pudo haberlo rayado. Luego de 5 días obtuvimos nuestro depósito de vuelta.  

Mi nueva mejor amiga: la bicicleta

A los pocos días de mudarme, mi amiga me ofreció usar la bici que le habían prestado cuando se mudó a Copenhague. Así que durante mi estadía en Dinamarca estuve usando esa bici y pude ahorrar mucho en transporte mientras viví en el centro de Copenhague

Definitivamente Copenhague es una de las mejores ciudades en el mundo para andar en bicicleta. Fuente: @creciviajando.

Si bien en Buenos Aires usaba la bicicleta pública durante los fines de semana para prepararme a lo que sería mi vida en Dinamarca. Lo cierto que fue en Copenhague donde disfruté mucho ir a todos lados en bici. Afortunadamente, podía llevarla en el S-tog, el tren de Copenhague y alrededores, aunque una vez me la olvidé y me di cuenta después de 2 horas! 

Una de las tantas veces que fui a trabajar en sandalias con mi bicicleta. Fuente: @creciviajando.

Ese mismo día fui a la oficina de Lost & Found y cuando comenté como me había olvidado la bicicleta en el tren, la mujer me miró con cara de: ¿en qué estabas pensando? Me dijo que llamé a la DSB, la compañía de trenes de Dinamarca y la persona que me atendió me sugirió que fuese a las terminales de la línea de tren que había tomado ya que los choferes suelen dejar las bicis pérdidas en la estación donde terminan el recorrido. Salí del trabajo a las 10 de la noche y de ahí me fui a Farum y luego a Høje Taastrup, pero no la encontré. En Høje Taastrup hablé con uno de los choferes y me dijo que había visto una bicicleta en uno de los trenes pero que debía esperar a que venga el próximo tren. Además, llamaría a alguien para consultar si alguien la habían visto. Espere el tren y no estaba, ya eran las 2 de la mañana y me volví a casa. Al día siguiente volví a Farum y Høje Taastrup. Como el día anterior no me animaba a subir al estacionamiento de bicicletas de Høje Taastrup, al ser de día, me animé y la encontré! Sin candado pero estaba sana y salva! El alma se me volvió al cuerpo!

Atención médica en Dinamarca

A los pocos días de haberme mudado a Copenhague, obtuve el diagnóstico de una consulta ginecológica que había empezado en noviembre. Es decir, después de 3 meses supe que me había pasado! 

Esta fue la única vez que necesité atención médica en Dinamarca y sucedió a la semana que haber llegado al país. Gracias a eso pude saber mi número de CPR antes de que me llegue mi yellow card. En principio me habían dicho que me atenderían dentro de una semana, como no podía esperar, volví a llamar e insistí que debía ver a un/a doctor/a lo antes posible. Así que me dieron un turno para el día siguiente. Fui a una clínica del pueblo que estaba al lado de donde estaba haciendo workaway. Como la doctora no sabía que tenía, me derivó al departamento de ginecología del hospital de Odense. Me dieron turno para dentro de un mes. El día que llegué al hospital de Odense me dijeron que no podían atenderme porque no tenían mi historia clínica. Además, había llegado 30 minutos tarde por tener un problema con el auto. Hablé con la doctora que me había atendido y le pedí que por favor envie mi historia clínica al hospital de Odense

Paralelamente, me había llegado una carta para que me realice gratuitamente el exámen para detectar el cáncer del cuello uterino. Así que cuando fui por segunda vez al hospital, llevé mi carta y además del exámen, me hicieron la consulta que tenía pendiente. Una vez que estaba instalada en Copenhague obtuve mi diagnóstico. Me dieron una medicación que pasé a buscar por la farmacia de mi barrio que ya la tenía lista con mi número de CPR.

En base a mi experiencia y la de otras personas, considero que la atención médica en Dinamarca es buena pero los tiempos de diagnóstico se dilatan mucho. Aun así, nunca tuve que pagar por atención médica (si por la medicación) teniendo mi CPR. 

Búsqueda laboral

Tanto mi amiga como yo, guiándonos de otras experiencias, creímos que iba a ser difícil conseguir trabajo sin hablar danés. Por eso, mientras buscaba trabajo, hacía tareas como Mystery Shopper. Además, le pedí a la secretaría de la escuela donde hice workaway que me redacte una carta de recomendación para poder adjuntarla con mis postulaciones.

Por muchos años he aplicado a trabajos de manera online y eso fue lo que hice al principio en Dinamarca. Como en el departamento teníamos un montón de libros de Lonely Planet, agarré el de Copenhague y empecé a aplicar a todos los restaurantes, cafés, bares y hoteles que encontré en esa guía. Esta fue solo una de las maneras que utilicé para buscar trabajo en Dinamarca, si querés ver otras maneras, hacé click aquí.

La colección de Lonely Planet que teníamos en el departamento de Nørrebro. Fuente: Cinthia de Crecí Viajando.

Lo que más me costó fue animarme a repartir CVs por la ciudad. El hecho de tener que salir bien vestida y maquillada para presentarme personalmente en cada local de Strøget, ya me sacaba las ganas de prepararme y salir a la calle a buscar trabajo. Finalmente, cuando se me agotaron las posibilidades de aplicar de forma online, decidí ir al Job Center a imprimir CVs y cartas de presentación. Imprimí alrededor de 100 hojas entre CVs y cartas de presentación. Tanto el personal y el resto de la gente que estaba esperando a que termine de imprimir me preguntaron si estaba imprimiendo un libro. De la vergüenza no volví a ese Job Center por meses, pero… gracias a que empapelé Strøget conseguí trabajo! 

El “libro” que imprimí en el Job Center. Fuente: Cinthia de Crecí Viajando.

Entrevista laboral

Después de enviar tantos CVs, obtuve mi primera entrevista laboral que la conseguí luego de una semana que buscar trabajo y fue de las más raras que tuve

La entrevista fue en una oficina en Nyhavn y el puesto era para trabajar como lavacopas en un restaurante en Strøget. Por empezar, me fue muy difícil encontrar la oficina ya que nadie sabía donde quedaba, aun teniendo la dirección y el nombre de la persona. Afortunadamente, el personal del restaurante que quedaba abajo de la oficina me ayudó. Cuando pudimos identificar el timbre de la oficina, llegó otro chico que también lo habían llamado para la entrevista. 

Por algún motivo que aun desconozco, la mujer con quién debía reunirme nos hizo la entrevista a ambos al mismo tiempo, lo cual me resultó raro pero después creí que era el estilo danés de hacer las entrevistas laborales. Luego de unos minutos, el chico preguntó si era posible tener la entrevista individualmente. Fue en ese momento que la mujer se dió cuenta que no habíamos llegado juntos ni teníamos relación alguna. 

Cuando el chico se fue, la mujer me preguntó si era estudiante (se ve que tenía un aspecto muy juvenil para ese entonces). Le respondí que estaba graduada (aunque no lo había puesto en mi CV), lo cual la desconcertó y me dijo que el puesto no era adecuado para mi. Si bien era cierto, le dije que no me importaba trabajar como lavacopas ya que no hablaba danés. Aun así, me insistió que podía conseguir algo mejor y así fue como no obtuve el trabajo. Me fui decepcionada y recordé que en Dinamarca no suelen contratar a gente sobrecalificada para un puesto. Así que para las próximas entrevistas no mencioné que era graduada, excepto si el puesto lo requería.

Prueba en restaurante 

A los pocos días me escribieron un mail para hacer una prueba en el restaurante Mother como Asistente del Manager, que es lo mismo que decir camarera. En mi día de prueba, que fueron de 3 horas no pagas, el Manager me trató mal en todo momento, al igual que uno de los empleados que presumía ser barista. Terminé con la convicción de que si quedaba en ese lugar no aceptaría el trabajo ya que no me sentí para nada cómoda durante mi prueba. Aunque debería de haberme ido desde el primer momento. Luego de años, sigo leyendo quejas de ex-empleadas/os de este lugar. Por lo tanto, no lo recomiendo para nada!

Trabajando en Copenhague

En conclusión, mi búsqueda laboral se puede resumir en lo siguiente:

– Envié alrededor de 100 postulaciones por e-mails.

– Entregué en mano alrededor de 50 CVs.

– Hice alrededor de 50 postulaciones online a través de Facebook y páginas web.

– Hice 3 pruebas: dos en restaurantes y una en un bar. 

– Conseguí 10 entrevistas.

Como resultado, después de 2 semanas, obtuve 3 propuestas de trabajo: una como Account Manager para una compañía que organizaba bodas, otra como camarera en un restaurante en Strøget y también como vendedora y cajera en una casa de cambio. Acepté todas las propuestas! Aunque luego las fui descartando. 

Una de las propuestas laborales que recibí fue como Account Manager en una empresa que organizaba bodas.  Consistía en trabajar como mínimo 15 horas semanales y podía hacerlo desde casa. Para mí era genial ya que podía manejar mis tiempos como quisiese y esto me permitía viajar. Mi salario en principio sería por comisión, ya que la empresa se había creado hace poco tiempo. En teoría, luego se podría hablar de un salario fijo más comisión por membresía vendida. Mi trabajo sería atraer como socias/os a cualquier profesional u oficio necesario para llevar a cabo una boda, por ejemplo: fotógrafas/os. Estas personas debían pagar una membresía para que puedan estar dentro de los servicios ofrecidos para los casamientos. Me pareció una propuesta interesante y acepté. Durante mi primer día de trabajo, me dijeron que las membresías se bonificarían al 100% durante los primeros 2 meses. Además, de que debía ir a la oficina para que haya un buen equipo de trabajo. Ese mismo día renuncié! Me pareció que iba a regalar mi tiempo.

El mismo día que había empezado a trabajar como Account Manager también comenzaba como vendedora y cajera en una casa de cambio en el centro de Copenhague. Mi entrevista había sido una semana antes y había durado 2 horas, incluyendo un exámen matemático. Durante mis primeras 2 semanas de  trabajo me capacitaron, cada semana estuve con una compañera de trabajo distinta. La misma era sobre todos los procedimientos respecto a las medidas de seguridad y la manipulación de más de 30 divisas. Si bien en teoría, luego de 3 semanas de trabajo, firmaría mi contrato de trabajo por 7 meses, tuve que pedirlo antes para poder ir al Skat para obtener mi tax card y cobrar mi primer sueldo. 

El trabajo me encantaba porque de alguna manera estaba relacionada a mi profesión, Administración. No solo eso, sino que tenía que estar bien vestida y arreglada como mis tiempos de oficina en Buenos Aires. De alguna manera sentía que seguía con mi vida laboral de Argentina pero en inglés y en un país con un estándar de vida mucho más alto.

Tenía un muy buen salario fijo, además de las comisiones que obtenía por cumplir con objetivos mensuales y al realizar grandes transacciones, que dentro de todo era bastante frecuente. La empresa tenía en total 8 sucursales, 1 en Aarhus y 7 en Copenhague, de las cuales 2 quedaban a una cuadra de la estación central y 4 en Strøget. Todos los meses rotaba de sucursal, aunque también podía suceder que tenga que cubrir a alguien de un momento a otro. Por este motivo, debía conocer los procedimientos diarios y de seguridad de todas las sucursales, menos de la de Aarhus. Esto hizo que con cierta frecuencia mi rutina cambiase y me resultaban más entretenidos mis turnos en la casa de cambio. 

Además, por primera vez fui parte de un equipo de trabajo multinacional! Conocí gente de: Egipto, Serbia, Lituania, Letonia, España, Italia, China, Ucrania, Hong Kong, Uzbekistán, Hungría e India. 

Creo que el día más destacado fue cuando le cambié dinero a una mujer del gobierno de Kenia. Esta mujer me entregó su tarjeta para que la llame el día que decida ir a su país. Aun conservo su tarjeta ya que uno de mis sueños es visitar ese país. Muy contenta de lo que me había pasado, después de unos días se lo comenté a una compañera. Fue ella la que me alertó que debía de haber procedido de una manera distinta ya que la persona era p.e.p (persona expuesta políticamente). Se ve que me había imaginado haciendo algún safari en Kenia en vez de caer en la metida de pata que había cometido y pedirle más documentación a la mujer. Si cuando alguien me habla de viajes o lugares que me parecen exóticos o muy lejanos, el resto del mundo desaparece! Afortunadamente mi jefe comprendió la situación y solo me advirtió que la próxima vez esté atenta. 

Uno de los días que me quedé alucinando fue el día que vino un señor que quería cambiar coronas danesas por el equivalente a €3500. Hasta ese momento, un día como cualquier otro. Pero cuando le pedí identificación, el origen del dinero y datos personales me respondió que vivía en la calle! Además, el dinero lo obtuvo reciclando latas y botellas. Recuerdo que tuve que llamar a mi team leader porque no sabía que hacer ya que la persona no tenía un domicilio. Muy tranquilamente me respondió que escriba que es homeless (persona sin hogar) y que siga con el resto de la transacción. Me quedé con la duda de cuanto tiempo estuvo ese señor reciclando latas y botellas. Ya que en mi caso lo máximo que había logrado obtener de reintegro por reciclar fueron 50 DKK (coronas danesas) en el festejo de Fin de Año en Rådhuspladsen.

También me ha pasado que un dia festivo al ir a trabajar, presencié un robo en uno de los Netto, uno de los supermercado más económicos de Dinamarca, en pleno día! Estaba parada en el semáforo cuando ví que en la esquina de enfrente, había un hombre pasandole bolsas llena de comida a un viejito por uno de los ventanales rotos del supermercados. Mientras tanto, sonaba la alarma que apenas se escuchaba. A los pocos minutos, llegó la policía y detuvo al hombre que estaba adentro del supermercado. Mientras tanto, el viejito doblaba por la esquina muy tranquilo hasta que uno de los policías se dio cuenta que él era cómplice del otro. Todo pasó en poco tiempo pero a la vez en cámara lenta, los policías habían reaccionado tan lento que toda esa escena no hubiese calificado para Policías en Acción. Al final me dio pena la situación ya que creo que si alguien roba comida es por necesidad y no para sacarle otro provecho que saciar su propia hambre.

Otra semana a destacar fue cuando en junio de 2016 se votó por el Brexit en el Reino Unido. Al día siguiente, el valor de la libra bajado 50 DKK. Además, en la casa de cambio nos prohibieron aceptar libras por una semana. 

A pesar de que estaba más que contenta y motivada por mi trabajo y mis compañeras/os de trabajo. El único aspecto por el cual no me sentía cómoda era la actitud que tenían 2 de mis 3 Team Leaders conmigo y el resto del personal. Por eso, a pesar de tener un trabajo full-time, seguí buscando trabajo ya que no sabía cuánto tiempo iba a aguantar el acoso laboral. Además, mi idea era ganar y ahorrar lo más que pudiese durante mi estadía en Dinamarca

A los 3 meses de haber empezado a trabajar en la casa de cambio, me preguntaron que si quería y qué debía hacer para quedarme en Dinamarca. Les comenté las condiciones aunque sabía que no me podían sponsorear ya que mi sueldo no era lo suficientemente alto para acceder a una visa de trabajo.

Finalmente, la tercera propuesta de trabajo que había tenido era como camarera. Tuve 2 días de prueba sin pagar en Le Bistro, un restaurante que actualmente no existe pero es de los mismos dueños de Mamma Rosa, Le Diamant y Nova. El primer día trabajé como runner (persona que se encarga de limpiar y preparar las mesas) y el segundo día como camarera. Ambos días me dieron de comer luego de mi turno. Hablé con la dueña, una mujer latina, que me dijo que necesitaba que trabaje full-time durante el verano. También me dijo que debía maquillarme más para trabajar allí. Parece que no estaba lo suficientemente maquillaje para su gusto. Por otro lado, me propuso ser mi sponsor para la aplicar a la visa de trabajo una vez que se terminase mi visa Working Holiday. Le expliqué que no era tan fácil obtener una visa de trabajo siendo camarera ya que debía tener un sueldo bastante alto. Ella insistió de que si trabajaba full-time era suficiente para obtener un permiso de trabajo. Luego de unos días lo pensé mejor y le dije que no a su propuesta. Unos meses después me di cuenta de que fue la mejor decisión que hice ya que el lugar tenía varias quejas de ex-empleados. Dicho esto, podés ver los lugares donde no se recomienda trabajar y en cuales si en Los SI y No de la WH Dinamarca.  

Prueba en Nyhavn

A la semana que haber empezado a trabajar en la casa de cambio, tuve una prueba en Nyhavn 17, uno de los lugares más conocidos de Copenhague. El día de la prueba me tocó atender a los clientes, quienes en su mayoría eran daneses. Cada vez que hablaban ponía una cara de susto porque no tenía la menor idea de lo que me decían. En la prueba, estuve con otra chica argentina que se dió cuenta de mi miedo con los clientes y me dijo “no te van a morder, deciles que te hablen en inglés y listo”. Lo que ella no sabía era que me daba mucha vergüenza pedirle a un danés que me hable en inglés. Sentía que era una falta de respeto estar en su país y no hablar el idioma. Por eso terminé trabajando en lugares donde la mayoría de las veces venían turistas. Aunque Nyhavn es un lugar muy turístico.  

Con el tiempo entendí que no debería avergonzarme por no saber el idioma local, aunque hay veces que me sigue pasando. Al fin de cuentas, siempre estoy haciendo el trabajo que los nacionales no quieren hacer. Aun así, no obtuve el trabajo ya que nunca me llamaron ni por sí ni por no. 

Segundo trabajo en Copenhague

Finalmente, encontré mi segundo trabajo gracias a la recomendación de mi amiga. Tuve la entrevista, luego la prueba y después de una semana obtuve el trabajo. Como ya tenía un trabajo full-time, sólo me ofrecí a reemplazar a mis compañeras que necesitaban cambiar turnos. Además, podría hacerlo a mi conveniencia. 

Al igual que en la casa de cambio, el equipo de trabajo también era multinacional. Mis compañeras eran de: Dinamarca, Alemania, Letonia, Venezuela, Países Bajos, Eslovaquia, Italia y España. La gran mayoría de los locales estaban sobre Strøget, como las sucursales de la casa de cambio. Hasta he tenido la ventaja de poder cruzarme de un trabajo a otro cuando coincidía en esos locales. En el momento que trabajaba en el local de souvenirs, había 6 sucursales, una de ellas abría sólo en verano y se encontraba frente a los cruceros. En mi primera semana trabajé en ese local y ayudé a prepararlo para el comienzo de la temporada. Así que me la pasé horas ordenando y eligiendo cómo y dónde exhibir los productos. Esto hizo que luego de una semana de haber empezado a trabajar, me ofrecieran ser la encargada del nuevo local, que se compartía con otra empresa de turismo, en la estación central de Copenhague.

Camino al local de souvenirs que estaba en Langelinie, Copenhague. Fuente: @creciviajando.

Mis nuevas tareas consistían en hacer los pedidos a los proveedores, mantener el local ordenado y limpio, además de asegurarme que siempre haya stock de todos los productos que se vendía en el local. Super sencillo y fue algo que disfruté mucho hacer. Tenía la libertad de pedir los productos que quisiese y exponer los productos del local a mi gusto. Me sentía en Disneyland! Además, podía ir cuando quisiese mientras cumpla con mis tareas

Cada tanto teníamos reuniones en el restaurante que mi jefe tenía en Nyhavn y comíamos a más no poder. Luego de cada reunión recibiamos regalos. De hecho, al finalizar la temporada de verano, porque mi jefe estaba contento por las ventas durante ese período, nos regaló a todas las encargadas, entradas VIP para el cine! Aunque reconozco que las salas de cine VIP difieren mucho de las que hay en Argentina, ya que simplemente te dan un snack, una bebida y los sillones son más anchos y cómodos que en las salas comunes. Aun así, como era gratis aproveché y fui para tener la experiencia de ir al cine en Dinamarca

Como todo lo que brilla no es oro, lo único malo de este trabajo era que el sueldo era muy bajo. Además, me llevó 2 meses convencer a mi jefe para que me diera el mismo salario que las demás encargadas. En teoría, él no me subía el salario (estamos hablando de un aumento de 10 DKK, coronas danesas, por hora) porque no tenía gente a cargo. Le respondí que varías veces habíamos hablado del tema y si yo cumplía con lo que me pedía me subiría el sueldo. Estuve firme y le aclaré que siempre había cumplido con mi parte y no veía lo mismo de su lado. Finalmente obtuve mi aumento, aunque no era mucho, sentí orgullosa de mi misma de haberlo logrado. 

Se dice que los daneses cumplen con su palabra y acostumbran a hacer tratos verbales y en la gran mayoría de los casos es cierto. Pero en esa ocasión, me había costado recordarle el acuerdo de palabra que habíamos tenido

Curso de danés gratuito

Como mencioné antes, tanto mi amiga y como yo, creíamos que sería muy difícil conseguir trabajo en Dinamarca debido a que supuestamente era necesario hablar danés. Por eso, cuando estábamos en Buenos Aires, empezamos a utilizar Duolingo e íbamos todas las semanas a los eventos de Mundolingo. Una vez que estuvimos conviviendo en Copenhague, continuamos yendo a Mundolingo pero más que nada para conocer gente mientras practicamos inglés, danés u otro idioma

Mientras buscaba trabajo, me anoté en el curso de danés, que en su momento era gratuito para cualquiera que tuviese CPR. Fui a la entrevista de admisión en 2 escuelas de danés. La primera fue a principios de febrero en IA Sprog en Nørrebro, que quedaba cerca de donde vivía. El comienzo de las clases era a principios de marzo y eran 3 veces por semana. No obtuve cupo ya que no podía combinarlo con mis horarios laborales.

En marzo solicité una entrevista de admisión en Clavis que queda en Nørreport. En abril comencé las clases de danés. Debido a que en la casa de cambio, por un motivo u otro, tenía que trabajar en los mismos horarios que tenía clases, terminé dejando el curso. Aun así, no me gustó la calidad del curso ya que la metodología de enseñanza era muy pobre y también he leído malas experiencias. Sin embargo IA Sprog tiene muy buenas recomendaciones

Este mapa estaba en la entrada de la escuela de danés Clavis en Nørreport. Fuente: @creciviajando.

Segunda mudanza

A fines de abril se acercaba el momento de dejar el departamento de Nørrebro, ya que los dueños volvían de su viaje por Australia. Por eso, a mediados de abril comencé a buscar alojamiento y en una semana, conseguí habitación en Hvidovre que estaba a 10 minutos en tren del centro. Cuando fui a ver esta habitación, hablé con el dueño de la casa por 2 horas. Le había caído tan bien que no me pidió depósito y en ese mismo momento me dió las llaves de la casa para que me mudase cuando quisiese. Además, después de una semana de haberme mudado, le pagué el primer mes de alquiler. También podía registrar mi CPR, algo que para mí era tan importante como una cama y un techo! Salí de la casa sin creer lo que había ocurrido. Una vez más, sentía que estaba siendo demasiado afortunada en Dinamarca

Antes de mudarme, tenía que limpiar el departamento que compartía con mi amiga. Habíamos limpiado al detalle mientras nos lamentamos dejar ese lugar y no podíamos creer la falta de limpieza en profundidad que le hacía falta. Era tan lindo, tan danés, tan sencillo que nos daba lástima dejarlo. Cuando llegó la familia no podían creer lo limpio que estaba el lugar. Para mí, jamás había estado tan pulcro como lo dejamos nosotras. Algo me decía que el concepto de limpieza en Dinamarca difiere bastante del mío. Finalmente llegó el momento de seguir caminos separados y cada una se fue a su nuevo hogar.

Mi nueva habitación estaba en lo que en algún momento fue una casa de huéspedes. Por lo tanto, para ir al baño, tenía que ir a la casa principal, lo cual era un problema si estaba lloviendo pero, sinceramente, para mí era lo de menos. Lo que sí me pasaba era que la habitación era muy fría y debía taparme toda la dormir, eso lo sufrí un poco más. Tambin se acercaba el verano y con eso los amaneceres a las 4:30 de la mañana. Si bien me despertaba cada vez que amanecía, con el tiempo me acostumbré. 

Postal del día que me mudé a Hvidovre. Fuente: Cinthia de Crecí Viajando.

En la casa principal vivía un alemán y su hermoso gato. Por suerte, gracias a que él pagaba por la licencia de medios, yo me liberé de esa responsabilidad y me ahorré unas cuantas coronas! Aunque una vez si me llamaron para reclamar el pago de la electricidad pero según me comentó el dueño, había sido una llamada para estafarme. 

Si bien podría haberme quedado hasta cuando mi visa se termine, surgió la oportunidad de mudarme luego de dos meses de vivir allí y decidí irme. Le avisé al dueño y debido a que no tenía contrato ni había pagado depósito no hubo ningún inconveniente legal. Aun así, tenía la libertad de irme cuando quisiera pero como confirmé con una semana de anticipación, el dueño me dijo que debería de haberme retenerme el depósito si lo hubiese pagado. Aun así, todo se arregló en buenos términos. Además,  la misma semana que me mudaba, él viajaba, así que me pidió si podía alimentar a su gato en su ausencia ya que no tenía con quien dejarlo. Acepté y cuando volvió del viaje le devolví las llaves de la casa y de mi habitación.

Tercera y última mudanza

A fines de junio, me mudé a un monoambiente/estudio en Vanløse. El mismo estaba en una residencia de estudiantes, cerca de la estación de tren y, relativamente cerca, del metro. Si bien el contrato de alquiler era por aproximadamente 3 meses, se pudo extender hasta que me fuí de Dinamarca e incluso más. 

Quienes residían en ese edificio habían creado un grupo de Facebook y también un calendario para reservar los horarios para lavar la ropa. El lavadero quedaba en el SUM que se encontraba en el último piso del edificio. Por lo tanto, el vecino de abajo había pedido que no se reserve el lavarropas muy temprano ni muy tarde ya que luego no podía dormir. Aunque creo que el hombre era un poco irritable porque también se quejaba del ruido que se generaba cada vez que se cerraba la puerta de entrada del edificio.

Acá también pude registrar mi CPR. Si bien éramos 2 personas conviviendo ahí, en mi último mes terminamos siendo 3. Hubo noches que debido a que teníamos visitas eramos 5 personas durmiendo en un departamento que apenas tenía 35 metros cuadrados! Aun así, estaba cómoda pero me pareció un espacio muy chico para compartir con otras personas. 

Al estar asociada a la Hovedbiblioteket, la biblioteca principal de Copenhague, pude pedir prestado los libros de Lonely Planet para planificar mis viajes por Europa. Así que cada vez que podía, me ponía a leerlos, hacer anotaciones y marcar en Google Maps los lugares que quería visitar. 

Una de las tantas veces que desayuné en el balcón del departamento que alquilaba en Vanløse. Fuente: @creciviajando.

Al irme de Dinamarca en el departamento seguía viviendo gente así que la devolución del depósito se realizó cuando yo ya estaba en Buenos Aires. Al principio, fue un poco conflictiva ya que el grifo de la ducha había perdido agua durante las 2 semanas que el departamento había quedado vacío ya que la dueña volvió mucho tiempo después de lo que había dicho. Casi perdemos el depósito pero se pudo llegar a un arreglo ya que el desperfecto estaba antes de que nos mudemos. Como había que esperar al resumen del consumo del agua durante el último período, nos devolvieron el depósito con un retraso mayor a un mes

Es decir, que en los 3 lugares que viví en Dinamarca, por un motivo u otro, el depósito siempre estuvo en juego, aun cuando no correspondía. Esto también le ha pasado a otras personas. Por eso, sacá fotos, graba todo y avísale a quien te alquile el lugar si ves algo defectuoso! También cuando entregues la habitación o el departamento.

Conociendo Dinamarca

Gracias a mi experiencia workaway había recorrido varios lugares de Dinamarca. Una vez instalada en Copenhague, también pude recorrer la ciudad, ir a Tivoli y conocer otros rincones de Dinamarca.

Uno de ellos fue Klampenborg que es uno de mis lugares favoritos en Dinamarca. Este lugar es genial! Tiene una reserva natural enorme, Jægersborg Dyrehave, donde hay un montón de ciervos y bambis. Además, dentro de la misma se encuentra Bakken, el parque de diversiones más antiguo del mundo! También hay una playa que de hecho, recuerdo estar sorprendida de la gente que hacía nudismo al lado de otras familias. 

Este ciervo es uno de los tantos que había en el campo de golf que se encuentra en Jægersborg Dyrehave, Klampenborg. Fuente: Cinthia de Crecí Viajando.

También pude ir a Hillerød para ver el castillo de Frederiksborg, aunque solo fui a los jardines. 

Castillo de Frederiksborg en Hillerød. Fuente: Cinthia de Crecí Viajando.

En mis último mes en Dinamarca fui a Helsingør, la hermana de Helsingborg en Suecia. En esta ciudad está el castillo de Kronborg y el Sirenito de Christian Andersen, que es más atractivo que la Sirenita que está en Copenhague.

Castillo de Kronborg en Helsingør. Fuente: Cinthia de Crecí Viajando.

Quedarse o irse, esa es la cuestión

Tanto mi contrato de trabajo como mi contrato de alquiler terminaban a fines de septiembre. Las posibilidades de quedarme eran muy escasas aunque en la casa de cambio me habían ofrecido extenderme el contrato hasta que termine mi visa. Aun así, me pareció más sencillo irme antes de lo previsto ya que a una semana que irme de Dinamarca la dueña del departamento nos ofreció extender el tiempo de alquiler. Ya tenía mis pasajes y reservas para mi viaje por Europa y el de regreso a Argentina desde hace 2 meses. Lo que yo llamo Bad Timing, las posibilidades de quedarme en Dinamarca se presentaron cuando ya tenía todo planificado y pagado.

Podría haberme quedado hasta el último día de mi visa pero decidí seguir con mis planes y hacer lo que deseaba hace tiempo: viajar! Había trabajado demasiado por 7 meses para ahorrar y seguir explorando lo que el mundo tiene para ofrecerme. 

Aun rechazando la posibilidad de extender mi contrato en la casa de cambio, en mi última semana de trabajo, el gerente me dijo que si volvía a Dinamarca mi puesto de trabajo me estaría esperando. A lo que le respondí que las posibilidades de volver eran escasas, me insistió que nunca se sabe si la vida me llevaría de nuevo a Dinamarca. Debo de reconocer que tenía razón porque he vuelto a Dinamarca un montón de veces. De hecho es el país que más visité hasta ahora. 

En mi última semana, llamé al banco para pedir que dejaran mi cuenta abierta ya que aun necesitaba cobrar mi sueldo, vacaciones y la devolución de impuestos. También fui a la International House para dar de baja mi CPR, o mejor dicho cambiar la dirección a la que tenía en Argentina.

Después de mi último día laboral, volví a casa a terminar de empacar y me fui a dormir. En plena madrugada, me desperté con ganas de quedarme y cancelar mi viaje de un mes por Europa. Si, hasta último momento estuve luchando conmigo misma y debatiéndome si quedarme o irme. Ese sentimiento me siguió hasta el aeropuerto.

Llegué al aeropuerto y lloré con la misma intensidad con la que había llegado al aeropuerto de Ezeiza para irme a Dinamarca. Luego de 11 meses, volvía a sentir ese dolor tan fuerte y profundo que creía que me deshidrataría. Estaba dejando atrás Dinamarca y todo lo que eso representaba

Había sido tan feliz en Dinamarca, que muchas veces sentí que estaba metida en un cuento de Christian Andersen. Lloré a mares desde que llegó el momento de decir adiós hasta llegar a mi próximo destino. 

Aunque la mitad del camino lloré por dejar Dinamarca y lo que representaba para mí y la otra mitad fue porque casi pierdo uno de los vuelos de conexión. Durante todo el camino me preguntaba si estaba haciendo lo correcto pero la respuesta llegó en cuanto vi el Mar Adriático

Había llegado el momento, Croacia me esperaba con los brazos abiertos para disfrutar de sus playas, su sol radiante y su sobredosis de vitamina D que tanto me había hecho falta!

Los atardeceres daneses son de los más bellos que he visto en mi vida. Fuente: @creciviajando.

A pesar del paso de los años, Dinamarca sigue siendo uno de mis lugares favoritos en el mundo, no por sus paisajes ni por su gente, sino por los hermosos recuerdos que tengo en esas tierras vikingas. 

Siempre, vaya a donde vaya, parte de mi corazón quedará en Dinamarca!

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Working Holiday en Dinamarca: Experiencia Workaway

Copenhague, 9 de noviembre de 2015

Pasaron más de 4 años y parece que fue ayer… Después de meses de esperar ese momento, el momento de volar para empezar una nueva vida había llegado! 

El avión aterrizó en el aeropuerto de Kastrup, el más importante de toda Escandinavia y probablemente el que más transité hasta ahora. El agente de Migraciones me preguntó el motivo por el cual estaba en Dinamarca. Le comenté que me quedaba por un año y le entregué mi visa Working Holiday. Me selló el pasaporte y me devolvió la visa. Velkommen til Danmark! 

Antes de llegar a Dinamarca, había surgido la oportunidad de quedarme gratis por dos días en Copenhague a cambio de llevar un juego de mesa a un argentino. Así que aproveché y me encontré con mi amiga, la misma a la que le propuse viajar juntas, sólo que ella llegó un mes y medio antes. Me había insistido de llegar antes a Dinamarca y dándome la opción de trabajar como voluntaria en Møn, donde ella estaba haciendo un workaway pero me negué. Ya tenía todo planificado y decidí mantenerme en ese plan. 

Encontrarme con mi amiga fue muy surreal! La última vez que nos habíamos visto fue casi 4 meses atrás en Buenos Aires. Pasó el tiempo y estábamos del otro lado del océano, en Copenhague y por vivir todo un año en Dinamarca

Si unos años antes alguien me hubiese dicho que viviría en Dinamarca y que eso me transformaría por completo, no le hubiese creído! De hecho, mucho tiempo después me dí cuenta de todas las cosas a las que me había animado y como crecí viajando

Cambio de planes

Faltaba una semana para viajar a Dinamarca y luego de tantas solicitudes, ya tenía mi voluntariado confirmado a través de workaway. Iría a ayudar a una pareja que tenía una granja orgánica cerca de Odense o eso creí… 

A último momento, una escuela de Faaborg aceptó mi solicitud y cambié mis planes. Aún me pregunto que hubiese pasado si no hubiese ido a esa escuela. Jamás lo sabré aunque no me arrepiento del cambio de rumbo que tomé. Porque somos eso, nuestras decisiones. Determinamos nuestro destino cuando elegimos qué camino tomar.

¿Por qué elegí esta opción a último momento? Me pregunté que me enriquecería más: una pareja en el campo o una escuela con jóvenes de todas partes del mundo. Sentí que estaría más cómoda y tendría una mejor experiencia en esa escuela que en la granja. Visualicé cómo podrían ser mis días después de trabajar: convivir con gente de mi edad o con una pareja viéndonos la cara todos los días en el medio de la nada. Me imaginé más entretenida en la escuela y así fue!

Lo curioso es que casi no sucede! Uno de los inconvenientes que tenía, era que la secretaría de la escuela me decía que no podía registrar mi CPR, el número de seguridad social danés, que es vital para vivir en Dinamarca más de 3 meses. Este número es algo parecido al CUIL en Argentina o el RUT en Chile. Aunque cumple las mismas funciones que el personnummer y el samordningsnummer en Suecia, el Anmeldung en Alemania y la Attestation d’hébergement en Francia

El motivo por el cual no permitían la registración del CPR era porque habían tenido malas experiencias con personas que se habían registrado con la dirección de la escuela y al mudarse no la habían cambiado. Les comenté el motivo principal por el cual necesitaba registrarme al llegar a Dinamarca y también que al no cambiar mi dirección podría perder mi visa Working Holiday, algo que no permitiría que pase. Después de esa explicación, pasó más de una semana para obtener su respuesta. La fecha de mi viaje se acercaba y por eso acepté ayudar en la granja orgánica. Pero a una semana de viajar, cambié de planes cuando la secretaria de la escuela, accediendo a dejarme registrar mi cpr en la dirección de ellos, me aceptaron. Prometí cambiar mi dirección al mudarme y así fue como a último momento cambié mi destino.

El hecho de poder registrarme en Dinamarca era un gran alivio! Mientras estuviese en el workaway podría empezar a hacer el resto de los trámites sin perder tiempo.

El plan era llegar a Svendborg y alguien de la escuela me pasaría a buscar por la estación de tren. Por consejo de mi amiga, busqué hoteles en la zona en caso de que haya algún inconveniente. También averigüé la manera de llegar por mis propios medios a la escuela. Menos mal que lo hice! Quién tenía que buscarme jamás recibió mis mensajes ni mis llamadas. Entonces agarré mi única maleta y fui a tomarme el primero de los dos buses que necesitaba para llegar a mi destino

Me bajé del primer bus, en la ruta y en pleno campo, desorientada y sin traductor. Al final, no había sido tan precavida como creía! Traté de adivinar que decía el cartel que había en la parada de bus de ambos lados de la ruta porque ni siquiera sabía de qué lado tenía que pasar.  Como si fuese poco, la única persona que me crucé en el medio de la nada, no hablaba inglés, lo cual era muy poco probable que me pasara pero pasó! Se estima que el 90% de los daneses habla inglés y bastante fluido! Pero la mujer que tenía frente a mí, no era parte de ese porcentaje. No me quedó otra que esperar el bus sin saber a donde iría. Afortunadamente, me tomé el bus correcto, que increíblemente era el último del día y ni siquiera eran las 3 de la tarde! Comenzaba a pensar que estaba siendo demasiado afortunada a pesar de las circunstancias.

Por el camino, no hacía más que admirar los colores otoñales de los árboles. Será que en Buenos Aires nunca ví una gama de colores tan lindos durante el otoño porteño pero ya estaba empezando a disfrutar del paisaje danés

Vivir rodeada de bosque y frente al mar

Cuando llegué a la escuela, me recibió una de las voluntarias. Aparentemente nadie sabía que llegaría ya que la secretaría estaba de vacaciones la semana que llegué y quién debía buscarme también. Más tarde me enteré que fui la única que había llegado por sus propios medios a la escuela ya que a todos pasan a buscarlos a la parada del bus o en la estación del tren. 

La escuela, antiguamente había sido un sanatorio para tuberculosos y por unos años también funcionó como centro de refugiados. Por su ubicación puede que no sea fácil de acceder en transporte público. ¿Te acordás de que llegué en bus? Bueno, ese bus sólo pasaba dos veces al dia, a la mañana muy temprano y a la tarde. Así de afortunada había sido! Aun así creo que la ubicación era perfecta porque estaba rodeada de naturaleza. Me había sumergido en un lugar en donde desde mi habitación tenía vista al bosque y el mar. Llegar a un lugar así, cuando toda mi vida había vivido en una ciudad caótica como Buenos Aires, era un cambio radical. Por un momento creí que no duraría más de una semana ya que nunca he disfrutado estar en zonas rurales por más de unos días. Durante años, cada vez que iba al campo, me aburría y necesitaba del ruido de la ciudad. Pero por primera vez empecé a apreciar vivir tan rodeada de naturaleza y en el medio de la nada misma! Estaba tan cómoda que en vez de quedarme un mes, como había planeado, terminé extendiendo mi estadía por 3 meses! Desde el primer momento y de a poco, mi manera de vivir y ver el mundo cambiaron sin siquiera darme cuenta. 

Mientras fueron avanzando los días, fui conociendo al resto del personal, estudiantes y voluntarias/os. He conocido mucha gente y con un par aún sigo en contacto. 

Trabajar como voluntaria me permitió tener los gastos de alojamiento y comida cubiertos. Afortunadamente, podíamos comprar la comida que quisiésemos! Aunque recuerdo que durante mis primeros días en la escuela, una de las voluntarias me dijo que no se podía comprar queso rallado. Tengo devoción por el queso rallado, tanto que como queso rallado con pasta! Decirme que no puedo comer queso rallado es algo que no esperaba y ni siquiera me animé a preguntar el motivo. Creí que era demasiado caro y nos pasaríamos del presupuesto. Se lo comenté a mi amiga y ambas no sabíamos como íbamos a sobrevivir en Dinamarca sin queso rallado. Problemas del primer mundo! Pero a los pocos me enteré que en realidad no teníamos límite de presupuesto ni restricciones con las comidas. También recordé que quién me dijo que no podía comprar queso rallado, era la misma persona que todo el tiempo buscaba amargarme el día y hasta mis futuros planes! Esta chica fue la única persona que conocí durante mi estadía es la escuela que transmitía muy mala energía.  De hecho, a nadie le caía bien y era la única que constantemente tenía problemas con los demás.  Comprendí que hay gente que no es feliz y tampoco deja que el resto lo sea. Creo que es mejor buscar la felicidad que gastar la energía en incentivar la infelicidad en otras personas. Fue muy pronto para estar en modo alerta con las personas que me encontré viajando. Por eso creo que es mejor alejarse de este tipo de personas, sólo te absorben la energía. 

Aun así… pude comprarme el queso rallado y todo lo que quisiese, hasta un exprimidor para hacerme mi jugo de naranja todas la mañanas. Así que, panza llena, corazón contento! Ñam Ñam….

También pude hacer los cambios que quisiese en mi habitación. Así que un dia me dediqué a limpiar y cambiar todas las cosas de lugar de mi habitación para hacerlo un lugar más agradable. Aunque me terminé descomponiendo y con vómitos ese día y creo que fue porque usé un producto muy abrasivo para limpiar la habitación. Aunque me enfermé, valió la pena el resultado porque me ayudó a sentirme cómoda. 

Mi vida como voluntaria

Se acostumbra que el primer día que llegas no trabajas y está destinado para que puedas acomodarte tranquilamente. Así que trabajé al día siguiente de mi llegada.

Por lo general, el desayuno era a las 8:30 y empezábamos a trabajar a las 9:00. Teníamos un break alrededor de las 10:30 por 10-15 minutos aunque muchas veces se extendía bastante. Retomábamos nuestro trabajo hasta que almorzábamos a las 12:30. De vez en cuando, ayudábamos en el lavaplatos después de comer. Volvíamos a nuestros labores y terminábamos alrededor de las 15:00. Si bien debíamos trabajar por 4-5 horas de lunes a viernes, muchas veces apenas cumplíamos con 2-3 hs. Aunque en mi última semana, estuve trabajando alrededor de 12 horas, aunque tenía muchos breaks y actividades para sociabilizar con el resto de los voluntarios. 

Las tareas eran variadas: pintar, ayudar a lavar los platos después del almuerzo, cuidar el parque, organizar los distintos salones, hacer las compras, housekeeping, ayudar en el escenario de los eventos que organizaba la ONG a la que pertenecía la escuela, etc. 

En mi primer día de trabajo, tuve que ayudar en el parque frente a la escuela y como no quedaba más nada por hacer, me liberé antes. El día que llegó el momento de pintar la cocina de los estudiantes, sólo se me vino una imagen a la cabeza: la Cinthia del pasado que se negaba a pintar el monoambiente de Buenos Aires antes de entregarlo y prefirió pagarle a un pintor. Había pasado sólo una semana de ese momento y ahí estaba, subida a un mueble pintado una cocina que ni siquiera iba a usar. Había creído que pintar era muy difícil y la vida me demostró lo equivocada que estaba. De haberlo sabido en su momento o mejor dicho, de haberme animado, me hubiera divertido pintando mi monoambiente. De repente, me invadió el sentimiento de que mi vida en Buenos Aires era muy lejana; las preocupaciones, el estrés, todo, absolutamente todo había quedado atrás. Parecía que hace años me había ido y sólo había pasado una semana! Había cambiado la gran ciudad por una escuela en el medio de la nada, rodeada de naturaleza y a pasos del mar y sentía que toda mi vida había vivido ahí.  

Vista desde el mueble que estaba sentada para pintar la cocina de los estudiantes.
Foto: Cinthia de Crecí Viajando.

Después de pintar la cocina, ya me sentía en mi salsa al pintar una de las oficinas y las habitaciones de los estudiantes. Nos quedamos sin lugar por pintar y podíamos proponer que queríamos hacer y ahí se me prendió la lamparita. Desde que había llegado era muy complicado elegir la ropa que teníamos a nuestra disposición para trabajar y ensuciarnos sin tener que utilizar la propia. Propuse dedicar nuestras horas de trabajo a ordenar toda la ropa de una de las pequeñas habitaciones. Como había sido quien lo había propuesto, pude decidir que debía hacer cada uno. Me sentía en Disneyland! Cómo me gusta ordenar el caos! Ordenamos toda la ropa por tipo de prenda y lo clasificamos en vestimenta para hombre, mujer y neutro. Aunque también había pensado en ordenar todo por talle, pero creí que ya era demasiado. Que felicidad tuve cuando ya teníamos todo ordenado! Gracias a eso, todos pudimos elegir mejor la ropa que usaríamos para trabajar sin tener que estar revolviendo todo. Además, donamos ropa que ya no queríamos usar para que pueda ser útil para futuros voluntarias/os. Así fue cómo también pude contribuir y me dió una gran satisfacción el resultado. ¿Exagerada? Hey, la felicidad está en las pequeñas cosas!  

¿Alguien dijo ordenar? A raíz de esto, también ordenamos la sala de arte, la de música, la carpintería y el depósito de la cocina principal. De nuevo, Disneyland! Con estas simples cosas, disfrutaba un montón trabajar. Estábamos tan relajados que hasta hemos bailado mientras trabajábamos. En ningún momento sentí que estaba trabajando sino que estaba ayudando a hacer de mi hogar, un lugar mejor! Porque eso era, mi nueva casa en Dinamarca

Una de las mayores enseñanzas que tuve en la escuela, vino de la mano del encargado del mantenimiento de la escuela. Ordenando la sala de arte, tuve un cambio de opiniones sobre algo que me parecía que no estaba bien. Y ahí intervino el sabio sueco diciendo una de las frases que al día de hoy me sigue resonando en la cabeza: Si tenés el sentimiento de que algo no está bien, es porque probablemente no lo esté. Parece una tontería y fue a raíz de una tontería también, valga la redundancia, pero tenía razón. Cada vez que sientas que algo no está bien, seguí ese instinto. Por no seguirlo, en más de una ocasión la pasé muy mal.

Se estaba cercando fin de año y con ello las tareas habían disminuido, tanto que empezamos a hacer una tarea y tener largos breaks. Hasta hemos tenido días libres extra! 

Días libres en Copenhague

Trabajé como voluntaria de noviembre 2015 a febrero de 2016. Por lo tanto, en ese período estuvo el festejo de Navidad y Año Nuevo, además entre estas fechas es mi cumpleaños. Hace varios años que me autoregalo un viaje para celebrar mi cumpleaños, que justo coincide con las fiestas de fin de año. 

A último momento decidí ir a Copenhague y todo fue porque gracias a mi amiga que me  consiguió una habitación, que era de una de sus compañera de trabajo, por sólo 700 DKK por 2 semanas! Demasiado barato para estar muy bien ubicado y en una de las ciudades más caras del mundo! ¿Por qué tan barato? Sencillo, la habitación era en una residencia estudiantil. Las residencias estudiantiles en Dinamarca son geniales! Algunas son hasta monoambientes/estudio, muy lindas y funcionales! En este caso, tenía baño privado y la cocina compartida con el resto de los estudiantes que vivían en el piso. Si bien me podía ir y volver del centro en metro, que tardaba sólo 10 minutos y me dejaba en la esquina de la residencia estudiantil, prefería caminar. Bueno, excepto el día que hizo -14 grados!Ese día decidí volverme en metro porque, al no tener la ropa apropiada, me congelaba del frío! Aunque nada supera haber bicicleteado bajo – 21 grados en Alemania

En mi estadía en Copenhague, aproveché para abrir una cuenta en el banco Danske. A un mes de haber llegado a Dinamarca, ya tenía mi CPR y mi tarjeta de residencia y era lo único que necesitaba, además del pasaporte. También aproveché para tener unos ingresos extra haciendo una performance como Mystery Shopper en una peluquería al norte de Copenhague. Si querés saber de que se trata, hacé click aquí

Pasé Navidad con otras/os voluntarias/os de un workaway en un hostel ubicado en Nyhavn, plena zona turística de Copenhague. Una de las chicas la había conocido en una reunión de jóvenes con la visa working holiday y me había invitado a pasar Navidad con ella y el resto de la gente del hostel. Ahí conocí a varios jóvenes de Argentina y Chile. De hecho, con una de las chicas argentinas fue con la que me mudé en Linköping, Suecia (de eso hablaré en otro momento). Reconozco que la Navidad en Dinamarca me decepcionó. No hubo ningún festejo en las calles. Llegaron las 12 y silencio, no pasaba ni un alma por la calle. Muy distinto a lo que estaba acostumbrada. Después me enteré que se debe a que en Dinamarca, la Navidad se celebra exclusivamente en familia. Aunque la decoración navideña del Hotel D’Angleterre me fascinó! 

Todas las Navidades el Hotel D’ Angleterre tiene una de las mejores decoraciones navideñas de Copenhague. Foto: Cinthia de Crecí Viajando.

Mi cumpleaños lo pasé con mi amiga y dos daneses que nos encontramos en Heidi’s Bier  Bar, uno de los bares que más me gustó en Dinamarca. Si querés conocer daneses, los bares son la clave! Los daneses cuando toman son de lo más sociables! Cuando les conté que ese día era mi cumpleaños, uno de ellos le pidió al staff del bar que pasaran por los parlantes una de las clásicas canciones danesas de Feliz cumpleaños para mí. Todo el bar me cantó el Feliz cumpleaños! Jamás creí que al poco tiempo de haber llegado a Dinamarca, tanta gente me cantaría el Feliz Cumpleaños en un idioma que apenas entendía! Esa noche fuimos a bailar pero nos encontramos con la sorpresa que en Dinamarca es obligatorio usar el guardarropas si tenés abrigo o bolso/mochila/cartera grande. Bueno, en realidad,  una de las noches que fui al Heidi’s Bier Bar de Svendborg, nos habían pedido tanto a mi compañera japonesa como a mi,  dejar nuestras camperas en el guardarropas. En vez de hacerlo, las dejamos en la camioneta de la escuela y salimos corriendo al bar del frío que hacía. Aun así, en Copenhague nos pasó que el personal nos siguió por todo el boliche/disco hasta que abandonamos el lugar porque nos negábamos a dejar nuestras cosas en el guardarropas. Nuestra negación, además de ser ratatouille, fue porque mi amiga tenía la laptop en la mochila y tenía miedo que se la robaran. Si, aún no podíamos comprender que en Dinamarca era muy poco probable que roben. Bueno, si puede pasar en los lugares donde hay mucha gente como ha pasado la estación de Nørreport

A pesar del inconveniente en el boliche/disco, la pasé genial y fue una de las noches que un recuerdo con mucha lucidez. Cuando creí que la noche había terminado al haber llegado a la residencia estudiantil. Pasaron unos minutos, cuando mi amiga me mandó un mensajes diciéndome que se había quedado afuera de su casa porque la mitad de la llave se quedó en la cerradura y la otra en su mano! Ella, totalmente desganada, estaba decidida pasar la noche en las escaleras del edificio. Le dije que venga a la residencia, que no se iba a quedar durmiendo en las escaleras. Le indiqué cómo llegar hasta donde estaba, entre idas y vueltas, llegó en plena madrugada y pudimos dormir tranquilas bajo un techo seguro, la residencia estudiantil. Fue en ese momento que ambas comprendimos que es muy importante conocer gente cuando sos nueva en un lugar, sea un pueblo o ciudad. Si yo no hubiera estado en Copenhague en ese momento, mi amiga hubiese dormido en las escaleras. Por eso, siempre voy a eventos y hago actividades de mi interés cuando me mudo a un nuevo país o ciudad, para conocer gente con la que comparta gustos y ante algún inconveniente podés recurrir a alguien conocido.

Pasaron unos días y llegó Fin de Año, que lo pasé en uno de los mejores hostels de Copenhague: Downtown Copenhagen Hostel! Para fin de año, ofrecían cena gratis y abrían la pista de baile que tenían en el subsuelo. Ahí conocí a dos chicas de España, que habían elegido a último momento y al azar pasar fin de año en Copenhague y por primera vez no comían las 12 uvas con las campanadas de las 12; y, 2 mexicanos, uno que estaba haciendo un Master en Aalborg y otro que estaba estudiando en los Países Bajos y decidieron encontrarse en Copenhague para fin de año. Además estaba con mi amiga, que por segundo año consecutivo pasábamos fin de año juntas. Por desgracia, mi amiga tenía que trabajar al momento de recibir el nuevo año, así que me quedé con la gente que acababa de conocer. Así recibí el 2016, rodeada de extraños y al contrario de lo que pueda parecer, la pasé genial! Luego de las 12, pasé a saludar a mi amiga por su trabajo y luego fui al hostel donde había pasado Navidad.   

Fin de Año en Rådhuspladsen, Copenhague. Foto: Cinthia de Crecí Viajando.

Empecé un nuevo año lejos de Argentina y fue uno de los mejores festejos de fin de año que había pasado hasta el momento. Toda la gente se viste de gala como si fuese a un casamiento. Los hombres de esmoquin, las mujeres con unos vestidos super elegantes y todos con su copa de champagne en la mano para recibir el 2016! Las familias y todas las personas que tiraban fuegos artificiales tenían antiparras, lo cual me llamó mucho la atención. Supongo que será por protección. Además, varias personas se divierten a tirarte fuegos artificiales en los pies. Al menos en mi caso, tuve que esquivar a más de uno. También me dediqué a juntar todas las botellas y latas que encontraba mientras estaba en Rådhuspladsen y cuando volví a la residencia estudiantil. ¿Por qué? En los supermercados te dan dinero por devolver las botellas y latas que tienen el signo de Pant. El máximo que obtuve fueron 50 DKK (coronas danesas) aunque conozco gente que ha recibido más de 200 DKK!

Después de dos semanas en Copenhague, volví a la escuela. Pues, era momento de volver a “trabajar”.

Ángeles y demonios

Si bien la pasé genial durante mi tiempo en la escuela, simultáneamente pasaban cosas que al día de hoy no puedo creer la naturalidad de mi reacción a ciertos acontecimientos. Para comprender mejor lo que voy a contarte,  voy a compartir las reglas que debía respetar para ser aceptada en la escuela. Las cuales eran: no tener una relación cercana con los estudiantes y no tomar alcohol ni consumir drogas en la escuela aunque podía tomar alcohol afuera si quisiera. Estas reglas tenían un motivo. La escuela no era como cualquier otra. Estaba destinada a adolescentes que habían tenido problemas por el consumo excesivo de alcohol, drogas y también habían tenido antecedentes penales. La escuela era similar a un centro de rehabilitación aunque excesivamente relajado y flexible. Los estudiantes vivían en la escuela, por lo tanto, era muy probable que esté en contacto con ellos aunque no estuvieran vinculados a mis tareas. Teniendo en cuenta lo miedosa que soy, me dio lo mismo meterme en un lugar así. Será porque tenía muy buenas referencias en workaway que me pareció uno de los mejores lugares para hacer un voluntariado.

Aun así, el concepto de relación cercana me pareció tan amplia que tuve que preguntar al llegar a la escuela a qué se referían exactamente ya que los estudiantes eran muy buena onda conmigo y jamás me hicieron daño ni me trataron mal. Todo lo contrario, vivía bromeando con ellos y contribuyeron a que mi estadía en la escuela sea una experiencia única e irrepetible. Ahí surgió mi duda: ¿qué se entiende por relación cercana? A mi entender, tanto el noviazgo como la amistad, son relaciones cercanas. Pero me aclararon que no podía salir con los estudiantes. Caso resuelto. La distancia también estaba en que no compartimos pisos. Las/os voluntarias/os dormíamos en el primer piso y los estudiantes en el segundo. Tampoco estaba permitido estar en el piso de los estudiantes, a menos que tuviésemos que trabajar ahí. Los estudiantes tampoco podían estar en el piso de los voluntarios.

Si bien los estudiantes se portaban de lo más bien conmigo, según si te apreciaban o no, podían ser unos ángeles o unos demonios, no había término medio con ellos. Los estudiantes han hecho cosas que, al ver lo bien que me trataban, me costaba mucho creer que era verdad que tenían un pasado oscuro. Bueno, creo que todas/os, en algún punto también lo tenemos.

Creo que apenas llevaba una semana en la escuela y desapareció la laptop de uno de los voluntarios. Éste acusó a los estudiantes ya que al momento de que ocurrió el hecho, éstos estuvieron por nuestro piso tocando todas las puertas. De hecho, recuerdo que salí y los estudiantes salieron corriendo hacia su piso y eso fue todo. Como la laptop no aparecía, el dueño quería llamar a la policía para hacer la denuncia, empezó a golpear las paredes y hacer un berrinche en el piso, aún así, la directora se negó. Era muy protectora con los estudiantes. Si se llamaba a la policía, los estudiantes podrían terminar en la cárcel. Finalmente, la laptop apareció escondida en uno de los lavarropas. Aparentemente, no había muy buena relación entre los estudiantes y el dueño de la laptop

Luego de unos días, salimos a la noche por Svendborg con la camioneta de la escuela y volvimos. A la hora, los estudiantes habían entrado a la fuerza en la oficina de la secretaria y robaron todas las llaves del edificio y de los autos. Se llevaron una de las camionetas, la chocaron y tiraron las llaves al mar. Vino la policía a la escuela ya que alguien había hecho la denuncia. Aun me pregunto que estaba haciendo en ese momento, ya que las oficinas estaban en el primer piso y jamás escuché nada. Igual es probable que fuese porque ni me animaba a salir de la habitación porque de noche daba miedo la oscuridad del pasillo, además de que hacía frío, no me animaba ni ir al baño que estaba al final del pasillo. 

Al día siguiente, robaron una moto de los estudiantes de la escuela de marineros, que era parte de la misma ONG a la que pertenecía la escuela. Se la llevaron a orillas del mar y la prendieron fuego. Alguien volvió a llamar a la policía y volvieron a la escuela. Ya parecía que tenían que mudar la estación de policía a la escuela ya que las denuncias siempre apuntaban ahí. Una vez más, el robo de la moto se debió a que los estudiantes se vengaron de su dueño a raíz de una discusión. Los estudiantes no fueron detenidos pero la directora tuvo que comprarle una moto nueva al dueño. Caso resuelto. Empecé a creer que yo estaba viviendo en una realidad paralela y que en Dinamarca se resuelven las cosas de una manera muy pacífica. 

Cada día era una nueva historia con los estudiantes y yo encerrada en la habitación ignorando todo lo que pasaba a metros mio. Hasta ese momento, creí que los chicos simplemente necesitaban llamar la atención y se vengaban de las personas que no les agradaban. No los justifico para nada, simplemente creo que era un grito de atención porque siempre han sido divinos conmigo. 

Pero un día llegó un refugiado que también había tenido antecedentes penales. Un adolescente de 16 años. Si bien había estudiantes que tenían madres y/o padres que eran de Turquía e Irán, todos eran daneses y habían crecido en un entorno muy distinto al de este chico y jamás han vivido una guerra. Por lo tanto, la situación de este chico, era muy distinta a la del resto. Debido a que apenas hablaba inglés, prácticamente no tenía relación con él. Aun así, si tenía más cercanía con una de las voluntarias y un día la acosó. El episodio terminó con la conclusión de que la voluntaria tenía la culpa por estar sola con el chico. Me pareció de lo más absurdo y ridículo. ¿Por qué siempre se culpa a la víctima? Después de este episodio, el chico también corrió y amenazó con un cuchillo a dos de las voluntarias mientras estaban en la cocina del primer piso. En ese momento, yo me encontraba en mi habitación y no escuché absolutamente nada. Afortunadamente, a los pocos días transfirieron al chico a otro lugar, debido a que no acataba las órdenes de nadie y era un peligro para quienes vivíamos ahí.

Para mi sorpresa, uno de los estudiantes con los que mejor me llevaba, lo encarcelaron. Otros fueron dados de “alta”, aunque en realidad habían llegado a la mayoría de edad y ya no podía estar en el escuela. Si bien no volví a verlos, con algunos de ellos sigo en contacto. 

A pesar de todo lo que pasó, jamás me sentí insegura aunque si no me incomodó que hayan acusado a una víctima de ser la culpable de algo que ni siquiera provocó. Creo que fue esto lo que hizo que haya sentido un gran alivio cuando se fue ese chico. 

Conociendo Dinamarca gratis

A pesar de su lado B y sin estar directamente perjudicada por los hechos que comenté antes. Creo que la gran ventaja del voluntariado fue que pude conocer Dinamarca prácticamente gratis! 

Mi primer fin de semana libre fui al castillo Egeskov que tenía descuento porque había una feria navideña esos días. Si bien la entrada no era tan barata, si lo era para los estándares daneses. Aun así, la pasé genial y hasta me divertí cuando un danés con cara de nene tuvo que ayudarnos a sacar el auto que había quedado estancado con el barro

En mi primer fin de semana en Dinamarca, visité el castillo de Egeskov.
Foto: Cinthia de Crecí Viajando.

He ido en bici hasta Faaborg a tramitar mi CPR porque no había auto para llevarme. Como quería hacerlo lo antes posible porque habían tardado en hacerme la carta para presentarla como comprobante de domicilio y ya llevaba una semana en Dinamarca. Así que decidí recorrer más de 22 kms en bicicleta creyendo que sería fácil ya que Dinamarca se caracteriza por ser un país plano. Si bien es cierto, donde vivía había colinas y me costó un montón pedalear, hasta me he bajado de la bici y decidí subirlas caminando. Me perdí, anduve en bici con el viento en contra y encima, llovió, porque en Dinamarca llueve casi a diario! Así que no fue tan fácil y fue cuando empecé a preguntarme si no estaría mejor aburriéndome en la oficina en Buenos Aires. ¿Por qué había decidido a irme tan lejos? Después recordé que sentía que no encajada en Argentina y que mi futuro estaba en otro rincón del mundo y seguí pedaleando. 

Tramité mi cpr muy rápido y de la manera más sencilla. En ese momento, el trámite era presencial. Actualmente es online.  

Cuando volví a la escuela lo único que necesitaba era bañarme porque apestaba pero… ya había hecho el trámite y el esfuerzo había valido la pena

Además de hacer el trámite en Faaborg, era donde íbamos a hacer las compras de la semana y también pude recorrerla un par de veces. Es bastante pequeña y tiene su encanto con sus casas de colores.

Un clásico de Dinamarca: la bici frente a casas de colores vivos.
Foto: Cinthia de Crecí Viajando.

Al día siguiente, fui a Odense a tramitar mi tarjeta de residencia. También aproveché y recorrí la ciudad, que es muy linda y he tenido la oportunidad de volver varias veces mientras hice el voluntariado. 

También fui al hospital de Odense a hacerme el test de prevención del cáncer de útero, el turno me llegó por carta y fue totalmente gratuito. 

Además, fue la primera vez que vi un local de Normal y fue amor a primera vista! Normal es una perfumería muy barata, tiene de todo y lo mejor es que tiene varios productos ecológicos y que no testean en animales! También está en Suecia

Además, los primeros días en la escuela aproveché para recorrer los alrededores de la propiedad ya que tenía el bosque y el mar a pasos. Terminaba de trabajar y me iba a dar una vuelta. Hasta he llegado a ver ciervos en el bosque! Pude disfrutar de la nieve por primera vez! Hasta he visto como la orilla del mar se congelaba por las bajas temperaturas e invierno!

Postal del invierno en la isla de Fyn. Foto: Cinthia de Crecí Viajando.

He caminado por el muelle y he tomado mate en un pequeño refugio frente al mar, que además tiene para hacer una parrillada. Aunque estuve en otoño/invierno y el tiempo no ameritaba comer al aire libre. 

Este refugio estaba a pasos de la escuela. Foto: Cinthia de Crecí Viajando.

Fui a Horsens para un evento organizado por y para los refugiados que habían llegado durante los últimos años a Dinamarca. Apenas llevaba 10 días en Dinamarca y ya conocía otras realidades, muy distintas a las del Primer Mundo que hubiese esperado o imaginado. Conocí varios refugiados y sus historias, cada una me dejó marcada en cuanto a mi percepción de la denominada “Crisis Migratoria en Europa de 2015” debido a la cantidad de refugiados que llegaron al continente. Pude saber de primera mano como fueron recibidos por las autoridades danesas y cuáles eran las oportunidades que les ofrecía el país.

Cuadro que se pintó para el evento organizado por y para refugiados en Horsens.
Foto: Cinthia de Crecí Viajando.

También fui a Svendborg, la ciudad que tiene la estación de tren más cercana a la escuela. Ahí salía de vez en cuando, iba a Heidi’s Bier Bar y paseaba por la ciudad. Además, me pareció más linda y grande que Faaborg. Hasta he buscado trabajo ahí pero la oferta laboral era muy escasa.

A la semana de haber llegado a la escuela, necesitaba ir al médico y por este motivo pude saber mi CPR con anticipación, ya que lo necesitaba para atenderme. La clínica quedaba en Vester Åby. Fue la primera vez que fui al médico en el exterior y me sorprendió la tecnología y la manera de atender a los pacientes. Por empezar, se necesita escanear la yellow card (el CPR físico) pero como yo no la tenía, simplemente informé mi número de CPR y listo. Lo complicado fue que la doctora no supo que tenía en el momento y me derivó al hospital de Odense para luego de un mes. Cuando llegué a Odense me dijeron que la doctora no había enviado mi historia clínica y por lo tanto no podían atenderme. Hermoso todo! Esperando un mes para que me vea un especialista para que al final me diga que no puede atenderme. Igualmente volví a las pocas semanas ya que debía hacer el test de prevención del cáncer de útero y de paso puede hacer la consulta que necesitaba hacer hace 2 meses. 

Otra de las veces que fui a Vester Åby, fue en busca de chocolate. Llevaba un mes en la escuela y decidí caminar 8 kms en medio de la noche, al costado de la ruta para ir a la chocolatería. Bueno, en realidad eran las 15:30 o 16:00 pero cuando se acerca el invierno, a esa hora ya es de noche. Si, el invierno en Dinamarca es largo, oscuro y frío pero se sobrevive… más si comes chocolate, que lo cura todo o casi todo. Mientras caminaba en dirección a la chocolatería del pueblo, sólo me iluminaban las luces de las casas y los autos, si es que alguna vez pasaba alguno en un pueblo de apenas 800 habitantes. Aun así, no sentía miedo para nada! En ese momento, al haber pasado un mes en Dinamarca, me sentía super segura caminando sola de noche. Jamás hubiese hecho algo similar en Argentina!

Última semana en la escuela

Para la preparación de un concierto que se realizaba en Holstebro y al día siguiente en en castillo Borreby, me quedé una semana en Ulfborg, Jutland, la península danesa.

Tuve el privilegio de estar en el sector de iluminación del escenario donde se realizó el concierto. Foto: Cinthia de Crecí Viajando.

Durante esa semana, conocí voluntarias/os de distintas partes del mundo y la pasé genial! Aunque también trabajé mucho! Afortunadamente, pudimos elegir libremente en qué queríamos colaborar. Aun así, nuestro día comenzaba desayunando a las 8:00 y luego empezábamos a trabajar, parabamos para almorzar a las 12:30 y retomabamos con nuestras tareas. Terminabamos alrededor de las 16:30 pero las actividades para sociabilizar continuaban pasadas las 20:00. Después de 3 días a ese ritmo ya no quería saber nada y me encerraba en mi habitación. Demasiada gente y demasiadas actividades para mi gusto. 

Aun así, conocí gente increíble con quienes aun estoy en contacto, me han visitado y también los he visitado en estos años. Fue un lindo cierre de mi última semana en mi primera experiencia workaway, que casi no se dá y que de un mes la extendí a 3 meses. Estoy muy agradecida de todo lo que viví y aprendí durante esos meses y fue una de las mejores experiencias que tuve como voluntaria.

Durante mi experiencia de workaway conocí gente de España, Inglaterra, Portugal, Italia, Francia, Polonia, Lituania, Estonia, Suecia, Dinamarca, Hungría, Alemania, Rumanía, Países Bajos, Eslovaquia, Brasil, Argentina, Colombia, Japón, Irak e Irán

Haber cambiado de planes a último momento hizo que tenga una de las mejores experiencias y también el mejor de los comienzos de mi visa Working Holiday en Dinamarca

Uno de mis momentos favoritos del día, ver los atardeceres daneses.
Foto: Cinthia de Crecí Viajando.

En tan sólo 3 meses había vivido, aprendido y sentido tanto y con tanta intensidad que ya me sentía otra persona y todavía me esperaba Copenhague… 




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Volver, con la mente allá y el cuerpo acá


El avión estaba aterrizando y sentí que había llegado a casa. ¿Sabés a qué me refiero? Esa sensación de relajación, de bienestar… de sentirte como en casa. 

Sin embargo, mi verdadera casa estaba a más de 12000 kms de ahí. ¿Por qué sentía que Londres se había convertido en mi hogar si vivía en Buenos Aires? Puede que el dicho “Tu hogar está donde está tu corazón” sea la respuesta. Amaba y amo tanto Londres que mi cuerpo y mente la habían adoptado como propia. Haber vivido un mes en esa ciudad tan llena de vida fue suficiente para sentirme como en casa al volver de mis mini vacaciones por París y Roma. El sueño estaba llegando casi a su fin. 

Había ahorrado dos años (y seguí pagando por un año más) para obtener un cupo en un curso de inglés que duraba un mes. Antes del comienzo de clases, fui con una amiga a Liverpool por una semana ya que ambas queríamos visitar la tierra que vió nacer a los Beatles. A pesar de que habíamos planeado estar sólo 5 días y luego ir a Dublin el fin de semana. También había propuesto ir a Hamburgo pero no hubo quorum. Perdimos el vuelo y por este motivo extendimos nuestra estadía en Liverpool

Y un día cumplí mi sueño de ir a Liverpool. Fuente: Cinthia de Crecí Viajando.

Después de esa semana beatlera, empecé mi curso de inglés en pleno centro de Londres. Me hospedó una familia que estaba compuesta por Charmaine, mi anfitriona jamaiquina, su marido francés y el hijo de ambos, el único inglés de la casa. También compartí habitación con una chica de Corea del Sur. Eramos 5 personas, cada una de un país distinto, conviviendo bajo el mismo techo. Sin embargo, parecía que era toda la vida había vivido ahí se sentía como si hubiese vivido con ellos toda mi vida. En mi curso había estudiantes de España, Italia, Hungría, Croacia, Turquía, Japón, México, Venezuela y Argentina. Todo lo que viví fue una de las experiencias más enriquecedoras que tuve hasta ese momento.

Una vez finalizado el curso, me fui a París y Roma. El plan original era volver a Buenos Aires el 9 de marzo pero al día siguiente abrían al público los estudios Abbey Road. Era una oportunidad única! Por eso decidí quedarme un día más y vivir una de las mejores experiencias de mi vida! No me importó perder ni el vuelo ni el dinero con tal de ingresar a uno de los lugares más mágicos que existen en el mundo. ¿Crees que estoy exagerando? Si conocés a alguien que haya entrado a este edificio, pregúntale qué sintió al poner un pie en el Estudio 2 de Abbey Road. Hay un 99% de probabilidades de que te haya respondido con una sola palabra: Magia! 

Felicidad absoluta al entrar a los estudios de Abbey Road! Fuente: Cinthia de Crecí Viajando.

Al regresar a Londres, también volví a la casa de la familia de Charmaine, con quién al día de hoy sigo en contacto. Como forma de bienvenida, Charmaine me regaló una taza de los Beatles diciendome: “Es mi manera de decirte que estoy feliz de que hayas vuelto a casa”. No me esperaba para nada ese gesto y se me llenaron los ojos de lágrimas. Esa taza aún la tengo y fue el primero de muchos regalos que recibí viajando. De hecho, creo que la mitad de mis pertenencias son regalos de toda la gente que fui conociendo en los últimos años como nómada.

La taza que me acompañaba todos los días en el trabajo. Fuente: Cinthia de Crecí Viajando.

Parecía que no sólo Charmaine estaba contenta de recibirme en su casa nuevamente. Su hijo, en ese entonces sólo tenía 5 años, cuando le dije que me iba al día siguiente, su reacción se quedó grabada en mi memoria. Mientras agitaba sus brazos y saltaba en el living de un lado para el otro, me decía: “Podés conseguir un trabajo, ahorrar dinero y quedarte para siempre y por siempre”. Ese momento y sus palabras fueron lo que me incentivaron a proponerme sólo una cosa: llegar a Buenos Aires y planificar mi vuelta a Londres!

Volver a la rutina, el momento más difícil

Más de una vez he leído y escuchado que la vuelta es difícil. No tengo dudas de eso! Después de un mes y medio en Europa, volver al lugar que en algún momento llamé mi casa, se convirtió igual de amargo pero menos placentero que un mate

En mi escala en Madrid me di cuenta que no quería volver a Argentina y menos con la imagen que se impregnó en mi cabeza, la de un nene inglés saltando de un lugar a otro pidiendo de que me quede. Rodeada de compatriotas que no hacían más que alardear de lo que habían vivido en su viaje a Europa… luchando para que todas sus compras del Free Shop entren de una vez por todas en los compartimientos de la cabina, me preguntaba: ¿Por qué me causa tanto rechazo esta gente? ¿Por qué no me siento parte? ¿Por qué me siento sapo de otro pozo?

Así me volví a Buenos Aires, sin reconocerme entre la gente que me rodeaba. Literalmente insultando y negando que estaba de nuevo en casa. ¿Realmente era mi casa? ¿Lo seguía siendo? Definitivamente no. Sentí una incomodidad que me impulsó a enfocarme en un mi objetivo: volver a la realidad que en algún momento creí que era una utopía y terminé comprobando que era real. Comprobé que era posible confiar en desconocidos. Era posible salir de casa sin mirar para todos lados con miedo a que te roben. Era posible caminar tranquila por la calle sin importar la hora ni tener miedo a que te hagan daño. Era posible volver a casa sana y salva y no era un milagro de que no haberte cruzado con alguien que decida si vivís o no. Era posible vivir bien!

Regresé un domingo a Buenos Aires, al día siguiente tenía que trabajar. Después de soñar despierta durante un mes y medio, me esperaba volver a la rutina. Mi mente se había quedado en Londres y mi cuerpo estaba en Buenos Aires. Por primera vez, mi mente y cuerpo estaban desconectados. Llegué al trabajo y la frase que se repetía una y otra vez era:“¿Cómo te fue en Europa?”

¿Cómo explicar cómo me fue? ¿Cómo explicar que ya no soy la misma? ¿Cómo explicar que tengo ganas de estar en donde está mi mente y no mi cuerpo? La única manera de expresarlo fue llorando de la frustración que sentía. Si, cada vez que me preguntaban cómo me fue en Europa, me sentía peor. No quería estar ahí y ni lo disimulaba. Mis compañeras creían que estaba exagerando, que sólo habían sido unas vacaciones largas y que no es lo mismo vivir en Europa que vacacionar. Coincido que no es lo mismo pero no me sentía comprendida en lo más mínimo. Había vivido en Londres, había ido a estudiar inglés por un mes y si, también había vacacionado pero algo cambió. Había descubierto que existía un lugar en el mundo en donde podría ser yo sin ser juzgada, podría vivir mejor y tranquila. Así que cada paso que di desde mi vuelta era un paso más cerca de mi vuelta a Europa.

Sentí que sólo había dos aspectos que me ataban a Buenos Aires: mi perra Lucky y mi carrera universitaria. Cambié de trabajo y acepté una oferta de trabajo que me permitiese viajar. Me mudé a un monoambiente en la capital para poder estar tranquila y enfocarme en estudiar. Además, me acompañaba uno de los seres que más amaba/amo en esta vida: Lucky, una perra mestiza con apariencia de un mini-ovejero alemán. Mi amor por Lucky era tal que cuando la gente me preguntaba que extrañaba de Argentina, mi respuesta fue por mucho tiempo única: Lucky y Tango (el pitbull de mi hermano, un bombón de lo más cariñoso). Mucha gente no entendía porque mi respuesta no era: la comida o mi familia y mis amigos. El motivo es simple: no soy familiera y si quiero hablar con algún/a amigo/a simplemente les escribo o llamo. ¿Cómo hago para acariciar a Lucky? ¿Cómo hago para decirle que volveré? La tecnología no avanzó lo suficiente para encontrarle una solución a ese dilema. 

Siempre preferí el amor animal que el humano. Creo que sólo algunas personas pueden comprender la intensidad del amor animal. Es una lástima! Es uno de los amores más genuinos que se puede sentir. 

Si he de partir, que sea con mi título bajo el brazo

Me mudé en noviembre de 2013 a mi nuevo departamento y me enfoqué en terminar mi carrera de Licenciada en Administración en la Universidad de Buenos Aires. Me puse como plazo un año, cueste lo que cueste. Y cómo costó! En mi último cuatrimestre de la facultad me anoté a 3 materias y además hice la tesina. Los planes de estudios en la Facultad de Ciencias Económicas están diseñados para que puedas inscribirte hasta 3 materias cuatrimestrales. Aun así, en promedio, los estudiantes se inscriben en 2 debido a que la mayoría trabaja a tiempo completo. Anotarse a 3 materias y hacer el trabajo final de la carrera mientras trabajas full time es demasiado, tanto para el cuerpo como para la mente. 

Estaba trabajando a tiempo completo así que en promedio mi rutina durante el último año de carrera fue: sacar a Lucky a pasear a las 6:00, 6:30 ir a la facu, cursar de 7:00-9:00, luego ir a mi trabajar hasta las 18:00 e ir a cursar de 19:00-23:00. Con esta rutina no tenía tiempo para avanzar con mi tesina. Un día decidí que la mejor manera de avanzar era tomar un energizante al llegar a casa y empezar a escribir mi tesina mientras tomaba mate durante toda la noche hasta las 6 am y retomar mi rutina. Sacar a Lucky a pasear, ir a la facu, ir al trabajo, volver a casa, sacar a pasear a Lucky nuevamente y dormir. Hice esto por una semana. Me sentía Jim Carrey cuando contesta los e-mails durante toda la noche en Bruce Almighty. El cuerpo no me respondía más! Andaba como zombie en la facu y en el trabajo pero el esfuerzo valió para poder avanzar en mi tesina, aunque me faltaba mucho para terminarla. No podía seguir con ese ritmo, así que pedí mi semana extra de vacaciones. Me dediqué 100% a mi tesina durante ese tiempo y logré avanzar a pasos agigantados. Hoy creo que no podría repetir esa experiencia y tampoco la recomiendo. Aun así, fue la manera que encontré para lograr mi objetivo: graduarme y poder dar el siguiente paso: volver a Londres!

Objetivo: volver a Londres… o irse de Argentina?

Me gradué en diciembre de 2014 y como nunca tuve mi viaje de egresados de 7mo grado ni de 5to año, me auto-regalé un viaje de graduada a la Patagonia. Volví y me quedaba por delante un año para planificar mi vuelta a Londres. A los pocas semanas lo descarté porque las posibilidades de conseguir un visado eran mínimas. Evalué la posibilidad de irme a vivir a la Patagonia con Lucky. Busqué trabajo pero ninguno requería mi perfil. Londres no se daba, la Patagonia tampoco, quedaba la otra posibilidad que me daba vueltas en la cabeza: viajar! 

Recuerdo de mi viaje de graduada a Villa La Angostura. Fuente: Cinthia de Crecí Viajando.

Con la cabeza dándole vueltas a la opción de viajar, me fui a pasar fin de año a San Antonio de Areco con una amiga y su grupo de amigos. En el camino hablamos de su viaje a Europa y sus ganas de quedarse estudiando. Le dije que me esperase a noviembre que para ese entonces de alguna manera me iría de Argentina. Esa charla quedó en nada ya que ella se iba a mediados de año y yo no quería rescindir mi contrato de alquiler antes de que terminase.

Las 3 palabras mágicas: Visa Working Holiday

En febrero de 2015 me encontré con una amiga que volvía de vacaciones por Europa. La excusa fue que me devolvería una Lonely Planet de París que le había prestado. En ese encuentro, mientras hablábamos de su viaje por Europa, me comentó de las visas Working Holiday. Aunque sabía de su existencia, creí que sólo estaban habilitadas para Nueva Zelanda y Australia, ya que conocía a gente que las habían hecho. Cuando me dijo que también se podía viajar a Europa, los ojos se me iluminaron como faroles

En ese momento, Argentina había firmado el acuerdo de la visa Working Holiday con sólo 3 países europeos: Irlanda, Dinamarca y Francia. Es increíble que actualmente tiene acuerdo con 16 países, tanto en Europa como en Oceanía y Asia

Londres volvió a cobrar forma. Pensé en aplicar a la visa Working Holiday de Irlanda y mientras buscaría trabajo en Londres. Creyendo que en caso de conseguir alguna entrevista, sería más fácil viajar desde Irlanda.  

Dinamarca, el plan Z1

Averigüé sobre la visa Working Holiday de Irlanda y me di cuenta de que se habilitarían nuevamente en febrero de 2016, lo cual lo consideré poco conveniente. Quería irme en noviembre de 2015, una vez que terminase mi contrato de alquiler. Esperar hasta febrero se me hacía eterno. No lo es ni lo era pero en ese momento me pareció mucho tiempo. Ni siquiera consideré hacer la visa Working Holiday de Francia ya que no había tenido una buena experiencia con los franceses cuando visité París. Para la visa Working Holiday de Dinamarca se podía aplicar en cualquier momento del año, así que fue la elegida

Como dice el dicho: “Los planes hay que escribirlos en lápiz”.  Porque nunca sabes que puede pasar. La vida es un constante cambio y por lo tanto los planes también. 

Como mencioné antes, mi plan original era volver a Londres. Lo cambié por mudarme a la Patagonia. Luego, se cruzó la idea de hacer la visa Working Holiday de Irlanda para reactivar mi sueño de vivir en Londres. Finalmente opté, por puro descarte, Dinamarca. De ahí en más, Dinamarca pasó a ser mi plan Z1, como si fuese sacado de una plantilla de Excel. Atrás quedaba la bella Londres y le daba lugar a un país del cual sólo recordaba que su capital era Copenhague y que quedaba cerca de Noruega. Dinamarca cumplía con lo que buscaba: era fácil aplicar a un visado, podía irme cuando quisiera y estaba en Europa (por si la idea de vivir en Londres resurgía).

Ya tenía el destino y empecé a averiguar y leer sobre Dinamarca. Durante meses estuve leyendo blogs y grupos de Facebook. Ya había viajado sola un par de veces pero nunca por mucho tiempo. Tal vez por miedo a hacer un viaje largo sola, le comenté mi idea a un par de mis amigas. Todas me respondieron con el mismo entusiasmo: “Si, es buena idea pero no puedo por… (inserte cualquier motivo)”. Pero una de ellas iría a Europa durante 3 meses y le empecé a vender Dinamarca como el país más feliz del mundo. Bueno… eso era lo que había leído las últimas semanas y así se lo promocioné para que se sume a mi viaje. Su respuesta fue simple y no muy esperanzadora: “Bueno, me voy a fijar”. Pasó una semana y me dijo que había sacado turno para la visa Working Holiday de Dinamarca. Ya no había vuelta atrás! Le había propuesto ir juntas, sin creer que me diría que sí. Sólo faltaba que yo también dé el paso! La emoción recorría cada rincón de mi cuerpo! 

En agosto de 2015 saqué mi turno para aplicar a la visa. A diferencia de ahora, había que solicitar turno por e-mail a la embajada de Noruega que actuaba como intermediaria. Sí, así como lo lees! Muy diferente al procedimiento actual. Recuerdo que Laura, la chica que tenía que darme el turno se había enfermado esa semana, que no hizo más que aumentar mi ansiedad. Obtuve mi turno para el 13 de agosto. Fui a la embajada de Noruega en Buenos Aires y mientras esperaba a presentar mi documentación, me quedé fascinada con los posters y folletos de las Auroras Boreales que te invitaban a visitar Noruega. Ignoraba la existencia de las Auroras Boreales y desde ese momento me prometí ir a verlas antes de volverme a Argentina y lo hice! Pero de esa experiencia hablaré en otro momento, aunque dudo poner expresar en palabras todo lo que sentí al verlas. Fue una experiencia única!

Trabajar a cambio de alojamiento y comida

Una vez que apliqué a la visa, dí el próximo paso: buscar un voluntariado en Dinamarca a través de Workaway para poder ahorrarme el alojamiento y la comida durante mis primeras semanas. Workaway es una de las tantas plataformas que hay para trabajar pocas horas a cambio de alojamiento y comida (aunque algunas veces también ofrecen pocket money).

En ese momento, sólo había alrededor de 20 anfitriones en Dinamarca. Contacté con todos ellos y me quedaron las siguientes opciones: una señora que quería que la ayuden con sus caballos en Esbjerg, un hombre de Roskilde para que necesitaba renovar su casa, una pareja que necesitaban a alguien para su granja cerca de Odense y una escuela cerca de Faaborg

Se le ha otorgado un permiso de residencia en Dinamarca

El 14 de octubre, a los 2 meses de haber aplicado a la visa, recibí el tan esperado e-mail! Me habían dado la visa Working Holiday de Dinamarca! Cuando ví el mail que contenía mi visa en forma de pdf estaba terminando una capacitación en mi trabajo. Estaba tan emocionada que se lo conté directamente al capacitador. Así que el primer notificado era un completo extraño! Creo que si no hubiese tenido a alguien cerca se lo hubiese contado a la pared con la misma emoción! 

Me fui al baño, llamé a mi mamá y a mis amigas llorando de la felicidad! Me iba a Dinamarca por un año! No podía creerlo! La felicidad invadía cada rincón de mi ser!

Después de un rato largo, me sequé las lágrimas, me lavé la cara, hice el esfuerzo de calmarme y volví a mi escritorio. No le dije a nadie en el trabajo que en menos de un mes me iría. Simplemente me limité a pedir mi semana extra de vacaciones para semana siguiente.

Ese tiempo lo utilicé para organizar mi viaje. Compré mi pasaje a través de OIM que en su momento era la manera más barata de viajar si tenías una visa de trabajo o estudio. Actualmente te piden un contrato de trabajo para acceder a sus beneficios.

Mi monoambiente era muy minimalista: una cama, una mesita de luz que había agarrado de la calle el día que me mudé, el aire acondicionado de mi hermano, mi heladera y el esquinero de mi mamá. Aun así, empecé a separar mis cosas. Decidí que guardaría, que regalaría, que vendería, que donaría, que tiraría. Empecé a soltar! 

Mis pertenencias antes de tener un nuevo destino. Fuente: Cinthia de Crecí Viajando.

Tomé por sorpresa a varios. No todos sabían mis planes. Por lo general, no cuento algo importante antes que se concrete. Es una cuestión de cábala y también a miedo de que no se dé. Tenía 3 semanas para organizarme y despedirme de mi gente. 

Volví de mi “semana de vacaciones” al trabajo y lo primero que hice fue hablar con el director de mi área para decirle que renunciaba y mis planes en Dinamarca. Afortunadamente, tenía muy buena onda con él.  Me deseó lo mejor y hablamos un montón sobre la vida en Europa ya que él había vivido en España por un tiempo e irónicamente hace un par de meses que volvió a mudar ahí. Me quedaba sólo una semana de trabajo y también para entregar el departamento que alquilaba. El 31 de octubre fue mi último día de trabajo y también en mi monoambiente. Me fui a lo de mi mamá por unos días antes de irme a Dinamarca.

Llegó el momento de volar!

El 8 de noviembre llegó el momento de decirle adiós a todo lo que conocía y entregarme a lo desconocido pero en ese instante no lo sentí así. Me invadía el dolor de dejar a Lucky en la casa de mi mamá. Algo en mí me decía que estaba cometiendo un error. Me fui al aeropuerto de Ezeiza llorando a moco tendido, tanto que llegué con la cara hinchada y roja al check-in. 

Traté de recomponerme cuando la chica de Turkish Airlines me preguntó por cuánto tiempo viajaba. Un año le respondí. Me pidió mi pasaje de regreso a Argentina y le mostré mi visa Working Holiday de Dinamarca y le comenté que no podía comprar un pasaje con más de 9 meses de anticipación y me dejó pasar. 

Mi vuelo tenía escala en Estambul y había un motivo por el cual había elegido Turkish Airlines para llegar a Dinamarca. En su momento, si tenías escala por más de 10 horas, podías optar por tener un city tour por Estambul y/o hospedarte en un hotel elegido por la aerolínea. Al llegar de noche, sólo tenía la opción de hotel, que fue lo que ansiaba! Después de viajar en avión por más de 16 horas, lo único que necesitaba era bañarme! 

Tardaron alrededor de una hora en asignarme un hotel. En 10 minutos llegué al Hilton de Estambul. Hasta ahora, fue la única vez en mi vida que estuve en un hotel de 5 estrellas! Confieso que no esperaba empezar mi nueva vida con tanto glamour! De la emoción, creo que apenas dormí esa noche y además a las 5 am me pasaron a buscar para llevarme al aeropuerto de Estambul. Que dicho sea de paso, ha sido el aeropuerto en donde más gente he visto en toda mi vida. Parecía que salían por debajo de las baldosas!

Finalmente, el 9 de noviembre, tomé mi vuelo a Copenhague, Dinamarca y comenzó este viaje que aún no tiene fin…






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Ganar dinero extra siendo Mystery Shopper

Una de las formas de conseguir dinero extra sin mucho esfuerzo es siendo Mystery Shopper. Esto fue lo que hice cuando llegué a Dinamarca durante el 2015 y luego en 2016. Es una manera sencilla de obtener ingresos ya sea que estés en un país con una Visa Working Holiday y quieras complementar tu salario o mientras estás buscando trabajo. En este artículo voy a explicar de qué se trata y cómo funciona.

¿Qué significa Mystery Shopper?

Empecemos por la definición de Mystery Shopper. La traducción literal es comprador misterioso aunque en la práctica sería comprador encubierto, es decir que nadie puede saber que pretendés ser un cliente que evaluará la calidad de servicio, entre otros aspectos en el lugar donde desempeñes tu rol.

Una vez que apliques como Mystery Shopper, te van a asignar una tarea para realizar en un hotel, en un avión, en un restaurante, en un local de ropa y la lista es interminable! Es decir, en cualquier lugar donde se ofrezca un servicio o producto, es posible que te desempeñes como Mystery Shopper.

¿Es considerado un trabajo?

No, no es un trabajo o mejor dicho, difícilmente obtendrás un contrato laboral por desempeñarte como Mystery Shopper. Por lo general son tareas que se asignan a personas que cumplan con ciertas cualidades para poder realizar la evaluación de calidad de servicios. Entonces, puede que cumplas o no con los requisitos. Para que quede más claro este punto, más adelante comentaré sobre mi experiencia desempeñándome como Mystery Shopper

Aunque no sea un trabajo, se puede considerar como una manera de conseguir ingresos extras. Tus ingresos dependerán de cuántas tareas realices y cuánto paguen por cada una de ellas, ya que el importe va variando en cada caso. Por este motivo, no se puede considerar como un trabajo, ya que es ocasional. Además, se cobra por tarea realizada y el tiempo de demora de las mismas difiere según la empresa en la cual te hayas inscripto como Mystery Shopper.

¿Dónde puedo desempeñarme como Mystery Shopper?

Podés ser Mystery Shopper en cualquier parte del mundo! Son muchas las empresas que recurren al servicio de los Mystery Shoppers para evaluar la calidad de servicio. Por lo tanto, sin importar dónde te encuentres, es probable que exista alguna empresa que necesite de tus servicios como Mystery Shopper. Más adelante, compartiré en las que me inscribí.

¿Cuánto cobro por performance?

Como comenté antes, el importe varía en cada caso. Aun así, cuando veas avisos en donde se requieran de los servicios de un Mystery Shopper, se detalla el importe que se pagará a la persona que realice la tarea. También es probable que debas realizar una compra, pero la misma es reintegrada junto al pago por tu desempeño

En mi caso, he cobrado entre €40 y €150. Aún así, hay algunas tareas que se pagan menos. El importe mínimo que he visto fue de €2. Más adelante explicaré en detalle qué tareas he realizado y cuánto cobré en cada una. 

¿Cuándo cobro por mi performance?

Siempre depende de la empresa a la cual te hayas inscripto como Mystery Shopper. En mi caso, fue entre 8 y 10 semanas luego de ser completada la tarea, aunque también me ha pasado que se han retrasado con el pago. Este es otro motivo por el cual es mejor considerarlo un ingreso extra, ya que no es fijo el dia de pago y también va variando el importe.

¿Cómo se realiza el pago de mi performance?

El pago puede ser a través de PayPal o por transferencia bancaria

En mi caso, al momento de realizar mi primera tarea como Mystery Shopper aún no tenía abierta mi cuenta bancaria en Dinamarca. Aún así, como comenté antes, el pago se hace entre 8-10 semanas después de completar la tarea, por lo tanto, al momento de cobrar, ya tenía cuenta bancaria. El pago se realizó en euros, y como en Dinamarca la moneda local es la corona danesa (DKK), el banco hizo la conversión de la transferencia. Además, me descontó 20 DKK, alrededor de €3 de comisión, por ser una transferencia fuera de SEPA (Single Euro Payment Area en inglés, es decir, área única de pago en euros). Por lo tanto, consultá en la empresa para la cual te has inscripto como Mystery Shopper, desde dónde y en qué moneda se realizará el pago y también con tu banco para saber de antemano si cobran algún tipo de comisión por transferencias fuera del país donde está radicada tu cuenta bancaria. De esta manera, te evitas sorpresas.

¿Debo pagar impuestos por lo cobrado?

Esto puede variar según las leyes impositivas de cada país.

En mi caso, no tuve que pagar impuestos por este ingreso aunque el banco me consultó de dónde provenía el dinero. Expliqué que era el cobro que había obtenido como Mystery Shopper. Aclarada la situación, no me cobraron ningún tipo de impuesto. Aún así, la consulta se debió a que el banco debe informar a la Agencia Fiscal Nacional danesa, en este caso al Skat, sobre los movimientos de la cuenta bancaria de cada contribuyente

Empresas que requieren Mystery Shoppers 

Como comenté anteriormente, alrededor del mundo se requieren Mystery Shoppers, por lo tanto, hay varias empresas que se encargan de prestar este servicio. Aun así, nombro las 2 empresas que conozco y en las cuales me he inscripto como Mystery Shopper. Ambas operan en todo el mundo!

  • AQ Services, todas mis tareas las hice para esta empresa.
  • Scheduling Worldwide, me inscribí pero nunca llegué a realizar ninguna performance para esta empresa.

Inscribirse como Mystery Shopper

Tené en cuenta que en cada empresa que te inscribas como Mystery Shopper debes crear un perfil y completarlo con tus datos personales. Es muy probable que te pidan indicar tu edad; altura; color de ojos; tipo, color y longitud de su pelo, entre otros datos. Esto se debe a que algunas veces se necesitan ciertas características de las personas que se desempeñarán como Mystery Shopper para determinadas tareas. 

Una vez que completes tu perfil, podrás ver las tareas disponibles según tu ubicación. También podes inscribirte al newsletter para que te notifiquen por mail cuando se soliciten Mystery Shoppers. En cada tarea verás los requisitos que debes cumplir, entre ellos el idioma en el cual debes realizar la tarea (generalmente en inglés, si te encontrás en Europa), dónde y cuándo debe realizarse, cuánto dinero se ofrece por una performance completada satisfactoriamente, entre otros detalles.

Al aplicar a la tarea de tu interés, es muy probable que debas realizar una prueba online. En caso de aprobarla con el puntaje requerido, se te asignará la tarea a la cual has aplicado. Tendrás a tu disposición el reporte que debes completar luego de realizar tu performance como Mystery Shopper. Si tenes dudas, siempre tendrás una persona asignada para consultarle.

Antes de realizar la performance, estudiá en qué debes enfocarte. Una vez concluida la tarea, debes completar el formulario, se evalúa y, una vez aprobada, se realizará el pago.

Mi experiencia como Mystery Shopper

En total, me desempeñé como Mystery Shopper en 3 ocasiones, las cuales voy a compartir para que tengas una mejor idea de que tipo de las tareas pueden llegar a solicitarte.

Peinado gratis en una peluquería en Dinamarca

Mi primer experiencia para la empresa AQ Services fue en una peluquería en Charlottenlund, Dinamarca. Apliqué a esta tarea porque me pareció divertido y sencillo de hacer. 

Como comenté antes, en algunas tareas se deben cumplir con algunas características. En este caso, quién realizaba la performance, debía ser una mujer mayor a 23 años con pelo largo. Al cumplir con estas características, podía realizar la tarea. Realicé una prueba online y una vez aprobada, me asignaron la tarea con el correspondiente reporte a completar en mi perfil como Mystery Shopper en la página web de la empresa. 

Mi performance consistió en evaluar el servicio de la peluquera que me atendió. Debía reservar un turno para un brushing, evaluar qué productos me recomendaba y si me describía que me estaba haciendo en el pelo. Sencillo, no? 

Debo confesar que la pasé muy bien y me fui de la peluquería contenta con el resultado. Lastima que no tenía nada especial para hacer ese dia como para tener semejante peinado. Por lo general, ni siquiera me peino, sólo me desenredo el pelo luego de bañarme, si hay mucho viento y después de nadar. Así que, para mi rutina, ese peinado de la peluquería, era algo muy inusual. 

Volviendo a la tarea, luego de la visita, debía completar el formulario. Quién estaba asignada para evaluar mi performance, lo revisó y le colocó un puntaje a mi reporte. Una vez aprobado, debía esperar entre 8-10 semanas para que me realicen el pago.

Por esta tarea obtuve el reintegro del pasaje en transporte público hasta la peluquería (es ese momento estaba de visita en Copenhague) y el gasto que realicé por el servicio de la peluquería (me asignaron un presupuesto de hasta €80) más €40 por mi performance. Así que no sólo tuve un peinado gratis, sino que también me pagaron por haber ido a la peluquería! Está genial, no?

Reporte del Costo de vida en Copenhague 

Alrededor de 2 meses después de mi primera tarea como Mystery Shopper, apliqué para calcular el costo de vida en Copenhague, una tarea que requería mucho tiempo ya que debía averiguar precios de varios productos y servicios y completar un formulario bastante extenso. Este tipo de tarea entiendo que no es habitual, ya que como expliqué antes, ser Mystery Shopper tiene como objetivo evaluar la calidad de servicio. Aun así, este tipo de tarea me interesaba ya que recién me mudaba a Copenhague y me sirvió para tener una mejor idea del costo de vida de la ciudad donde viviría por varios meses y luego visitaría durante unos cuantos años. 

Unos cuantos meses después me asignaron actualizar los precios del mismo reporte que había hecho sobre el costo de vida de Copenhague, pero solo una sección, y negocié cobrar €40 por esta tarea

En caso de que tengas interés sobre el costo de vida de Dinamarca, podés leer el artículo Costo de vida, en base a mi experiencia viviendo en este país.


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Lo que me dejó estos 4 años de nómada

Siempre me costó describir el estilo de vida que adopté los últimos 4 años aunque creo que la mejor definición es que soy nómada. También se me dificulta poder compartir todo lo que me pasó, porque fueron muchas cosas, especialmente en lapsos de tiempo muy cortos. Aunque estoy acostumbrada de toda la vida a experimentar cambios radicales en muy poco tiempo. Aun así me encantaría compartir lo mejor posible la metamorfosis que tuve durante todo este tiempo aunque también estoy en proceso de modificar otras cosas. Así que acá va mi mejor intento. 

Las sorpresas que tuve 

Apenas comencé mi viaje, siendo soltera toda mi vida, conocí el amor. Este ha sido la mayor de mis sorpresas y a quién estoy enormemente agradecida ya que fue mi mayor apoyo en gran parte de esta nueva modalidad de vida.

Una vez me dijeron que las almas viajeras tiene un ángel de la guarda. Cada vez estoy más convencida de eso. Hubo situaciones es las que estuve muy complicada y de la nada, apareció alguien para salvarme.

Toda una vida creyendo que los ingleses eran de lo más educados y me encontré con que no son tan así y tampoco tan bien vistos en Europa.

Aún me sorprende cómo una frontera puede generar enemistades. Aún más que haya mas regionalismo que patriotismo en algunos países.

Aún me sorprende que en un solo país se hable distintos idiomas. También que de los europeos que conocí, en promedio hablan 4 idiomas fluidamente.

Cada vez que conozco personas de distintas partes del mundo me doy cuenta que somos más parecidos que distintos sin importar de dónde hayamos crecido. Suena muy cliché pero es cierto.

Ver nevar creo que es una de las cosas que más me alegran el día. Han pasado años desde que vi nevar por primera vez, y aún sigo sorprendida de cómo reacciono cada vez que veo nevar o nieve. Parezco una nena a la que le dieron el mejor regalo de cumpleaños.

Fui voluntaria por 3 meses en un colegio cerca de Faaborg, Dinamarca. Este es una postal de la nevada que hubo a los pocos días de haber llegado. Fuente: Cinthia de Creci Viajando.

Acostumbrada a ir a bares en donde podía pedir pizza o algo para compartir con amigas/os, me sorprendí que en varios lugares de Europa no ofrecen un menú de comida, como mucho pochoclos (palomitas de maíz) o papas fritas de paquete. Y esto me lleva a que entendí la diferencia entre chips y fries. Creo que por eso mucha gente se emborracha con mayor rapidez.

Me sorprendí de lo diminutos que son los baños en algunos departamentos de Copenhague. Especialmente en el primer departamento que alquilé con una amiga, en dónde nos bañábamos prácticamente arriba del inodoro. Aun no sé cómo me acostumbre a vivir así por un par de meses.

Lo que aprendí

Aprendí a tener una mayor sensibilidad cultural aunque a veces me cuesta entender ciertos comportamientos.

Aprendí que no puedo vivir con mujeres de mediana edad. Lo he intentado un par de veces y no puedo, son demasiado para mí. Excepto con una señora inglesa que fue mi anfitriona en un voluntariado que hice en Francia, un amor de mujer! Tal vez me cautivó con su sexy acento. Sí, amo el acento inglés, creo que es el más sexy sobre la faz de la Tierra! 

Aprendí a confiar en desconocidos. 

Aprendí a ser más fiel a mi misma.

Aprendí a ser más caradura.

Aprendí que en esta vida una debe hacer lo que quiere y no lo que los demás esperan de mi, sea mi familia o amistades. Porque más allá que quienes nos rodean quieran lo mejor para una, no siempre la respuesta esta en sus propuestas, sino en dónde nos sentimos mejor. La solución la tenemos en nuestro interior y nadie mejor que una misma sabe dónde se siente feliz y qué nos hace bien.

Aprendí a salir a la calle aunque haga frío o esté nublado, todo para amigarme con este tipo de climas. Ni bien llegué a Dinamarca me recomendaron a salir al menos 10 minutos todos los días para acostumbrarme al invierno nórdico y es lo que trato de hacer cada temporada.

Aprendí sobre mi propia cultura estando fuera de mi país. Sí, a pesar de mis rasgos, a veces siento que soy lo menos representante de mi país. 

Aprendí sobre el Tango estando lejos de Argentina. Me encontré con extranjeros apasionados por este tipo de danza, que me enseñaron y hablaron tanto de él que terminé viendo películas e interiorizando en el tema, aunque no tanto como para bailarlo, ya que eso sería dar un paso muy grande.

Aprendí cómo cebar mate. Nunca me consideré matera, de hecho sólo tomaba mate cuando estudiaba en la facultad o con amigas. Siempre lavado y dulce, un pecado según los defensores del mate. Durante estos años, todas las personas que me encontré tomaban el mate amargo y caliente, el mate tradicional, nada de hierbas aromatizadas ni cáscaras de naranja como he hecho en algún momento. Así que me acostumbré a tomarlo así y he comprado yerba simplemente para poder compartir unos mates con amigos. Adopté la cultura del mate estando fuera de mi país, tomar unos mates me hace sentir más cerca de Argentina. Como si fuera poco, hoy no puedo tolerar un mate dulce y lavado.

Aprendí a tomarle cariño a Francia Había visitado París en el 2012, después de tener una mala experiencia con los locales me prometí volver si sabía francés o con alguien que supiera. No hice ni una cosa ni la otra, volví sabiendo decir solo “Bonjour” y terminé aprendiendo francés a la fuerza. Tuve la fortuna de encontrarme con una familia que no hizo más que mimarme en casi toda mi estadía en Francia. Así derivé mis prejuicios sobre los franceses, aunque aun los tengo con respecto a los parisinos. Algún día lo probaré… o eso espero! Hoy hablar de Francia me traslada a Bellevaux y recuerdo lo consentida que fui. 

Aprendí que las personas cambian según su contexto y sus experiencias. Cuando volví a Argentina luego de casi un año afuera, una de mis amigas me dijo que estaba cambiada. Ni siquiera me había dado cuenta de eso. A partir de ahí soy más consciente de eso y cómo voy cambiando con el paso del tiempo. 

Aprendí a andar a mis tiempos y no al paso de los demás.

Aprendí a escribir en lápiz mis planes porque cambian todo el tiempo.

Aprendí a abrazar la idea de perderme en una nueva ciudad.

Aprendí que las cuadras en Europa son irregulares y que aún no es posible para mí tomar atajos.

Aprendí a salir de mi zona de confort tantas veces… que mis límites cada vez se extienden más.

Aprendí nuevos idiomas y creé mi propia ensalada lingüística. He llegado a mezclar inglés, francés e italiano para hacerme entender. Saber más de dos idiomas es un arma de doble fijo. A veces es una ventaja porque podes relacionarlos entre sí aunque otras veces no hace más que confundirte. También me han tratado de tonta cuando no hablo con fluidez una lengua.

Aprendí a apreciar la sidra y el vino rojo. Si bien no me gusta la cerveza, estando en Europa me abrí a la idea de que tal vez exista una cerveza que me guste, y de hecho la encontré y me la bebí como agua. Mi cerveza preferida es la de arándanos (muchos dirán que eso no es cerveza pero en la carta decía que sí, así que lero lero!) y la encontré en un bar de Riga, Letonia. 

Aprendí a soltar cosas y más tarde personas. Confieso que lo primero es mucho más fácil que lo segundo. 

Antes de emprender este viaje que aún termina. Regalé, vendí y tiré muchas de mis pertenencias. Aunque para ser honesta, nunca he sido una persona que invierta en cosas materiales. La imagen es de 2 días antes de entrar el monoambiente en el que vivía en Buenos Aires. Fuente: Cinthia de Crecí Viajando.

Aprendí a acercarme y alejarme de las personas según la energía que emanan.

Aprendí a quererme y exigir que me respeten. Me llevó años porque he tolerado que me griten cuando empecé a viajar.  Hoy no me quedo callada ante una situación de humillación.

Aprendí que cuando dejo las cosas fluir, aparecen mejores oportunidades. A veces tantas y tan buenas que no sé qué camino tomar.

Aprendí a trazar mi camino según las opciones que se me aparecen a cada paso y divertirme a armar el rompecabezas mentalmente. A veces creo que mi cabeza es un árbol de decisiones. Pensar que pasé noches resolviendo árboles de decisiones en Teoría de la Decisión para la facultad y fallé unas cuantas veces porque siempre olvidaba tener algo en cuenta. Esto aún me sigue pasando… maldita y entrometida variante no controlable

Aprendí a viajar lento, quedarme más tiempo donde me siento más cómoda y moverme cuando no la estoy pasando bien.

Aprendí a andar en medias por la casa como parte de mi rutina. Porque en gran parte de Europa la gente se descalza cuando llega a una casa.

Esta es la entrada del primer departamento que alquilé en Copenhague, Dinamarca. Fue durante las fiestas de Fin de Año de 2015. Fuente: Cinthia de Crecí Viajando.

Aprendí que no siempre podes hacerte tiempo para encontrarte con tu gente. Antes creía firmemente que si querés ver a alguien te hacías el tiempo para hacerlo. Con el tiempo me di cuenta que algunas veces es difícil coordinar agendas que son poco compatibles. 

Aprendí a respetar a las amas de casa. En Brescia tuve la oportunidad de quedarme en la casa de la hermana de una amiga que es ama de casa. Conviví con ella y su familia un par de días y desde el primer momento me di cuenta lo tedioso que es encargarse de los quehaceres de una casa y estar presente para lo que necesite tu familia. Esto cambio mi prejuicio de que las amas de casas “no hacen nada durante todo el día”.

Aprendí a ubicar en el mapa países que desconocía y los descubrí mientras viajaba. También aprendí de sus historias a través de la gente local.

Aprendí que sin buena salud no se puede disfrutar a pleno la vida. He llegado a tener tanto estrés mientras fui homeless que me enfermé durante una semana y mágicamente me curé en el momento que conseguí techo.

Aprendí a tomar las experiencias de otros como algo que puede a llegar a pasarme y no esperando a que suceda.

Aprendí a abrazar más, a decir “te quiero” o “te extraño” por miedo a ver por última vez a esa persona. Ser nómada no es fácil y esto es parte del lado B, no sabes si volverás a cruzarte con gente que fue parte de tu camino por un tiempo. No importa si estuviste con ellas sólo por un día, una semana o meses. Tampoco si fue en el medio de un viaje o en la ciudad o el pueblo que adoptaste por un tiempo. Nunca sabes cuándo será la última vez. Abracen y digan las cosas que sienten. Se lo sacan de adentro y además ayudan a otra persona a sentirse apreciada. Es un win-win.

Aprendí a rearmarme tan rápido que me siento orgullosa de mí misma. Aunque a veces creo que no soy capaz de salir ilesa de algunas situaciones.

Aprendí a aceptar que hay personas que aparecen y desaparecen de mi vida porque creo que siempre hay un motivo.

Aprendí que no es lo mismo estar sola que sentirse sola. Sentí y pasé por ambas.

Aprendí a ser más flexiblea nuevos contextos, lo físico se los debo porque creo que en cualquier momento la espalda me va a dejar en cama por un tiempo largo. En breve pediré turno para hacerme un chequeo.

Aprendí a encariñarme con las plantas y las flores. Yo, que en toda mi vida nunca simpaticé con estos seres. Esto fue porque hace unos meses compré una albahaca con el objetivo de preparar pesto. Cuánto más pasaba el tiempo y la veía crecer, no podía arrancarle las hojas porque sentía que sufría. Sí, puede ser que esté loca y con ésta les despejo las dudas: la llamé Tenazas (si alguna vez vieron los Simpsons, sabrán el motivo) y recién cuando se enfermó, la transformé en pesto. Después llegó Tenacitas y tuvo el mismo destino. 

Tenazas es la albahaca de la derecha. Jamás había sentido tanto amor por una planta, hasta le hablaba. Locura por este ser! Fuente: Cinthia de Crecí Viajando.

Aprendí a aceptar mi pasado y de dónde vengo sin vergüenza.

Aprendí a darlo todo hasta que no poder más.

Aprendí que es mucho mejor coleccionar experiencias que cosas. Me enriquece más y también viajó más liviana. Así que gano doblemente. 

Aprendí a decir basta.

Una imagen vale más que mil palabras. Fuente: Cinthia de Crecí Viajando.

Aprendí a parar cuando ya no tengo más energía y no sobre-exigirme. Aunque confieso que no fue fácil.

Aprendí a apreciar hasta los mínimos rayos del sol, tan vital en los países nórdicos. Al principio me daba lo mismo la falta de luz hasta que volví a Argentina en un día de tormenta y, parecerá mentira, pero en ese momento me di cuenta que hasta los días nublados en Buenos Aires son más claros que en Dinamarca

Mi primer fin de semana en Hamburgo, Alemania. Era enero de 2018 y la gente tomaba sol de una manera muy tipica de los países nórdicos. Fuente: Cinthia de Crecí Viajando.

Aprendí a estar preparada para la burocracia, que a veces me hace sentir como en casa y no en el buen sentido. 

Aprendí a convivir con personas de otras partes del mundo y ver la vida desde otra perspectiva.

Aprendí a no dar todo por sabido o sentado.

Aprendí a convivir con otros climas, muy distintos a los que estaba acostumbrada.

Recuerdo de la nevada en Sarajevo, Bosnia y Herzegovina. Fuente: Cinthia de Creci Viajando.

Aprendí a ser más paciente aunque todavía me cuesta. Lo mismo con la ansiedad.

Aprendí que el dinero va y viene, así que si debe irse que al menos sea por algo que lo valga.

Aprendí a dejar libre a las arañas cada vez que puedo y evitar matar insectos, porque entendí que cada ser tiene una función en esta vida.

Aprendí a explotar mis virtudes e identificar mejor mis defectos.

Aprendí a aceptar las elecciones de vida de mis amigas y ellas las mías. Creo que es una de las mejores demostraciones de amor por otra persona. Aceptar las elecciones de un ser querido y acompañar sin cuestionar

Aprendí a aceptar regalos de desconocidos porque una vez me dijeron que hay que aceptar todo lo que se da con buenas intenciones. Así es como tengo en mi porta-documentos una estampilla de San Luca que me dio un pintor en Bologna cuando le dije que me encantaría llevarme una de sus pinturas pero tenía miedo de arruinarla en la mochila. En el mismo viaje, esta vez en Pompei, un vendedor me regaló un colgante lleno de cuernitos rojos que me recordó a mi niñez. Aún lo tengo en mi cartuchera. Así, tengo un montón de pequeños regalos.

Aprendí qué ser puntual en varios lugares de Europa significa llegar 10 minutos antes y no un punto. 

Lo que descubrí 

Descubrí que nadie elige dónde nacer, por eso deberíamos ser más empáticos con otras culturas. 

Descubrí, después de muchos años, una profesora de Danzas Árabes que me deja “hacerme la Shakira” al bailar. Eso no significa que lo haga con éxito porque por lo general estoy pendiente de lo que hace la profe y cuando me veo al espejo veo que no me estarían saliendo los movimientos. Algún día me van a salir a la perfección. Persevera y triunfarás!

Descubrí que si quisiera, puedo viajar completamente gratis

Descubrí que tenía habilidades y virtudes que desconocía.

Descubrí que el machismo es casi inexistente en otras partes del mundo. Sentiría que retrocedería 100 casilleros si volviese a vivir en una sociedad machista.

Descubrí la canción “Me vieron cruzar” de Calle 13 gracias a Viajeros Crónicos y no puedo sentirme más identificada con ese tema. Creo que cualquier alma viajera va a compartir este sentimiento si la escucha.

Descubrí el cargador solar portátil que se convirtió en mi compañero de viaje inseparable. Cada tanto me preguntan que llevo colgado en la mochila y me encanta explicar qué es.

Descubrí que hay más gente dispuesta a ayudar desinteresada e inesperadamente que gente que quiera hacer daño. Les aseguro que este mundo es más noble de lo que parece.

Descubrí que es más probable que la gente que viaja te habrá las puertas de su casa como si te conociese de toda la vida.

Descubrí que hay una gran diferencia entre viajar y vivir en un lugar. Cuando llegué a Londres, creí que la utopía existía. Es contradictorio por definición, lo sé, pero así lo creí por años hasta que con el tiempo entendí que no era posible. Aun así descubrí que tener un estándar de vida alto teniendo un trabajo no calificado es posible.

Descubrí que viajar cansa y mucho. Creo que es porque cuando llego a un nuevo lugar quiero conocer cada rincón y tengo hambre de mundo. A veces más grande de lo que mi cuerpo puede soportar.

Nuevos hábitos

Empecé meditación y yoga. Algo que vengo postergando hace años aunque no soy constante.

Cambié el shampoo líquido por el sólido

Desde 2018 uso shampoo sólido pero el de la imagen lo compré en Suecia y me duró 5 meses. Fuente: Cinthia de Creci Viajando.

Cambié el desodorante a bolilla por la piedra de alumbre

uso piedra de alumbre desde 2017. Fuente: Cinthia de Creci Viajando.

Cambié los cepillos de plástico por uno eléctrico. Tengo uno de bambú pero lo uso para otros fines.

Cambié los jeans por las leggings, y no las cambio por nada. Creo que empecé a hacerlo porque subo y bajo de peso con cierta frecuencia. También ocupan menos lugar en la mochila. Otro punto a favor.

Cambié los tacos por las zapatillas, y qué agradecida estoy de haberlo hecho! Aunque cuando alterno por los tacos creo que camino chueca.

Adopté en mi rutina nuevos condimentos y comidas que descubrí en mis viajes. 

Adopté el Ajvar, proveniente de los Balcanes, en mis desayunos.

Nuevos desafíos

Trabajé en el campo de madrugada. Aprecié cada amanecer aunque también padecí los dolores de espalda como consecuencia de este tipo de trabajo.

Postal de mis días trabajando en el campo. Fuente: @creciviajando.

Dormí como sardina con más de una persona en una cama de una plaza que para colmo parecía de papel. De más está decir que no dormí prácticamente nada y mi espalda lo padeció.

Anduve en bici bajo la lluvia, con el viento en contra, bajo y sobre la nieve. Hasta he bicicleteado con temperaturas que llegaron a los -21º C y no me congelé en el intento. Como consecuencia, me caí un montón de veces, tanto que aún tengo moretones en las rodillas. Gracias Foodora!  

Los cambios que hice y tuve al viajar

Adelgacé, engordé y volví a adelgazar tantas veces que ya me da lo mismo. Tal vez y sólo tal vez, me preocupe en un par de años cuando vea las consecuencias pero mientras tanto, let it be!

De toda la ropa que traje conmigo, apenas conservo unas pocas prendas y pañuelos. Aunque confieso que si pudiera, sería capaz de vestirme solo con pañuelos.

Postal de la cantidad de pañuelos que tenía cuando vivía con una amiga en un departamento en Copenhague, Dinamarca. Fuentre: Cinthia de Creci Viajando.

Cambié una valija de 23 kilos por una mochila de 40 litros. Aunque tuve una transición hacia una valija carry on de 10 kilos.

Cambié Buenos Aires, una ciudad de casi 3 millones de habitantes, por pueblos de apenas 200 habitantes o hasta ciudades que no llegan a los 7000 habitantes. A veces me aburrí y otras veces agradecí encontrar paz en un lugar sin tránsito.

Antes escuchar bocinazos o el ruido del tránsito era sinónimo de sentirme en casa. Hoy no puedo tolerar la contaminación auditiva.

Cambié un celular Samsung por un Iphone y no veo la hora de cambiarlo por cualquier otra marca. No quisiera volver a tener un Iphone. 

Cambié la tarjeta de crédito por la de débito y qué bendición! Ya no sufro el estrés de no llegar con el dinero a pagar el resumen de la tarjeta de crédito. Ahora pago con lo que tengo y listo. Bueno… confieso que a veces pido prestado pero lo devuelvo al corto plazo y todos felices. 

Cambié mi forma de pensar sobre tantas cosas porque conocí otros puntos de vistas válidos y los adopté como propios.

Me animé a aceptar nuevos sabores, de decir “ no me gusta” (sin haber probado antes) a “jamás lo probé” y darle una oportunidad.

No me gusta la comida picante aunque empecé a cocinar con pimienta pero hasta ahí me animo. 

Antes sólo extrañaba a mis perros, Lucky y Tango (dos culitos hermosos!). Pero con el tiempo empecé a extrañar a mis amigas y a varias de las personas que conocí en estos últimos años. Hay gente que me la llevaría conmigo a todos lados para no extrañarlas.

Me encantaría estar con mis amigas cuando les pasan cosas lindas y festejar con ellas. También cuando pasan por un momento feo y poder abrazarlas aunque solo tengo que conformarme con mandarles un mensaje o un audio (qué cuanto más largo mejor, tengo el record de 11:25 minutos, sorry Eli!) porque además de la distancia nos separan las diferencias horarias. No es fácil estar lejos cuando me encantaría estar cerca y en muchos lados al mismo tiempo.

Los miedos que vencí

Perdí el miedo a convivir con desconocidas/os

Perdí miedo a los hombres. Una de las cosas que me animé en Dinamarca fue convivir con un hombre desconocido para justamente perder este miedo. Desde entonces siempre les digo a mis amigas que se animen a tener esta experiencia para que vean por sus propios ojos que no todos los hombres son machistas ni buscan hacerte sentir incómoda.

Perdí el miedo a caminar sola o a bicicletear en plena madrugada. He llegado a caminar al costado de la ruta en plena noche en dónde sólo podía iluminarme algún auto al pasar cerca o al caminar cerca de una casa ( la distancia mínima entre cada una era de unos 200 mts). Imprudente? Puede ser, pero creo que no lo haría en mi país, en Dinamarca me sentía totalmente segura. Aunque confieso que mi único miedo es que me suceda algo con la probabilidad que me descubrirán con la luz del día siguiente

Sólo a veces…

A veces creo que tengo problemas del primer mundo, hasta bromeo con eso, cuando antes tenía del tercer mundo y ahí si que no era gracioso. Parece que los problemas son una constante en la vida pero hay que aprender a resolverlos lo mejor posible y a pedir ayuda cuando es necesario. 

A veces no tengo la menor idea del día que es, salvo en los períodos laborales.

A veces me siento invencible, otras creo que una leve brisa puede tirarme al suelo.

A veces quisiera estar acá y allá, partirme en mil pedazos y estar con todas las personas que quiero. Creo que esto ya lo dije pero es como me siento.

A veces quisiera irme a un lugar dónde predominen los animales y la naturaleza.

A veces quiero estar sola, otras veces necesito estar rodeada de mi gente

A veces vivo situaciones incómodas porque no tengo la menor idea de cómo saludar a un desconocido por primera vez.

A veces me han preguntado y hasta han dado por hecho que estoy escapando de mis problemas. Lamento decirle a esas personas que nadie puede escapar de sus problemas. Vayas a donde vayas tus problemas irán con vos y está bueno que sea así porque te ayudan a ver todo desde otra perspectiva y te ayuda a solucionarlos de una manera que no hubieses imaginado.

De todas mis posesiones, tengo más regalos que cosas propias. 

Abrazo la idea de moverme diariamente en bicicleta aunque extraño mis rollers y me los traería, si no fuese por el pequeño y gran detalle de que son pesados y ocupan mucho lugar… ah, y no entran en la mochila. Dejarlos colgando fuera de la mochila no sería una opción, son muy incómodos.

Postal de mi rutina en Copenhague, Dinamarca. Ir a trabajar en bici. Fuente: @creciviajando.

Si pudiera volvería una y mil veces a abrazar y dormir con Lucky. Tantas veces extraño su calor que es en los únicos momentos que me planteo si hice bien en irme de casa y dejarla con mi familia. ¿Será que el amor animal es así de grande y puro que te marca de por vida?

Lo que aún me queda por modificar

Parecerá que me creo la Madre Teresa de Calcuta pero aún me cuesta poner mis intereses por delante del de los demás pero lo estoy intentando.

Todavía estoy tratando de sacarme la costumbre de comprar en locales de ropa baratos y optar por los locales de segunda mano

Aun no he hecho auto-stop sola (si acompañada y sólo una vez, en El Chaltén porque podía perder el bus para volver a El Calafate) aunque tengo muchas ganas de hacerlo, sólo necesito animarme. 

Cada vez que veo mis defectos en otra persona, me doy cuenta cómo pueden llegar a verme los demás, siento rechazo por esa persona y principalmente por ese aspecto en mí. No busco la perfección sino ser una mejor persona.

Emociones a flor de piel

Más de una vez he querido que algunos momentos sean eternos, otros que terminen lo antes posible.

Una de las mayores alegrías que puedo tener es la aprobación de una visa Working Holiday porque durante todo el proceso, aunque por lo general me parece fácil y simple, empiezo a dudar hasta de mi nombre. 

Desde que empecé este estilo de vida, saltando de país en país, todo se volvió intenso. Mis relaciones, mis sentimientos… que provoca que llore a mares, ya sea de felicidad o de dolor. Siento que se me explota el corazón de felicidad cuando sucede algo que vengo deseando hace tiempo. La alegría es tan inmensa que no hay nada que pueda sacarme la felicidad que tengo en esos momentos.

Estoy agradecida de…

Haber dejado de ser señalada como la “anti-hombres”. Porque en Argentina fui etiquetada así más de una vez. En los países en los que viví los últimos años, jamás sentí que ser feminista sea una mala palabra. Creo que sólo una sociedad madura puede ver a todas las personas como iguales sin importar su sexo.

Alejarme de personas sin buscarlo y naturalmente, y acercarme a aquellas con quienes me siento más identificada.

Tener finalmente un estándar de vida en el cual tengo mis necesidades básicas cubiertas

Poder elegir. Porque conocí personas qué su única opción era huir.

¿Por qué aún elijo ser nómada?

Recuerdo de mi último día en San Vito Lo Copa, Italia. Fuente: Cinthia de Creci Viajando.

Es por eso que, más allá de que haya pasado momentos difíciles y muchas veces me haya sentido derrotada y al borde de las lágrimas, todo lo que aprendí hizo que valga la pena. 

Porque desde que viajo, me siento más viva que nunca y estoy más enamorada del mundo. Muchas veces me arrepiento de no haber empezado antes para coleccionar más recuerdos, que son los que me vivirán conmigo hasta el último de mis días en este mundo

Hey, puede ser que en algún momento me cansé o cambie de parecer, ese momento aún no llegó. Sinceramente sé que una vida no me va a alcanzar para recorrer todo el mundo o los lugares que quiero conocer pero estoy haciendo el intento.

Si llegaste hasta acá, te lo agradezco y también espero que puedas animarte a darle una oportunidad, aunque sea por un rato, a esta experiencia de vida. Porque va a enriquecerte más de lo que creés.




Espero que este artículo te haya servido de inspiración y darte una idea todo lo que ganas viajando!

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